Es la violencia silenciosa, encuadrada dentro del acoso moral o psicológico que se basa en el dominio y la separación.
Nuestra intención es definir el maltrato que aparentemente no es evidente a través de nuestros sentidos. Y, para lograrlo, decidimos entrevistar a Amparo Huélamo Gaspar. Es Graduada superior en Criminología por la Universidad de Valencia y Perito Judicial en Criminalística. Presidenta de ACYACO- Asociación de Criminólogos y Afines de la Comunidad Valenciana- . Reconoce que actualmente estamos utilizando el término criminalidad con tanta soltura que se minusvalora. Nos recuerda que si hablamos de un crimen, hablamos de un asesinato.
“La violencia de género no tiene género, jamás. Porque va dirigida a la persona “
¿Por qué un maltrato psicológico es muy difícil de probar?: “Porque es una violencia indirecta, no deja marcas visibles. Esta es la gran diferencia con respecto al maltrato físico. Ante la ausencia de señales corporales, se requieren los informes psiquiátricos que acrediten esa situación y su posterior aceptación por parte de los tribunales. Es muy difícil, muy muy difícil de demostrar. En la gran mayoría de las ocasiones, una mujer cuando es maltratada psicológicamente no pone una denuncia porque no se la escucha.”
El maltratador psicológico es un narcisista. El regodeo y la satisfacción del narcisista es paralizar, bloquear, asediar, acorralar a la víctima colocándola en una posición de confusión e incertidumbre que puede acabar con su vida. Comienza a tomar tranquilizantes, antidepresivos e incluso se niega a alimentarse.
Aquí radica el triunfo del agresor, ha conseguido lo que pretendía: siente que la víctima es NADIE y no hay nada que pueda incriminarlo porque no hay sangre ni cadáver. Esta es la gran diferencia con respecto al maltrato físico.
Además, es raro que un narcisista llegue a la violencia corporal, aunque no imposible. “Suele limitarse a machacar psicológicamente y es tremendamente complicado demostrarlo ante un tribunal. Incluso en el caso de que hubiera testigos, la última palabra la tiene el juez. Pero hay que luchar para que la sociedad se mentalice en que este tipo de maltrato es mucho peor que el físico, porque deja heridas en el alma”, nos explica Amparo Huélamo. “También hay muchos hombres que son víctimas de violencia psicológica, pero callan por vergüenza. Esta violencia no surge de un día para otro, este tipo de maltratadores ejercen desde muy jóvenes y no pararán. No están locos, son psicópatas, narcisistas. Carecen de empatía y disfrutan totalmente del mal ajeno. Jamás se recuperarán”.
«Estamos utilizando el término criminalidad con tanta soltura que se minusvalora»
Finalizo este artículo, recuperando, a petición de nuestra entrevistada, un maravilloso párrafo del escritor Eduardo Galeano: «Hay criminales que proclaman tan campantes ‘la maté porque era mía’, así no más, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer. Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los super machos tiene la valentía de confesar ‘la maté por miedo’, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo.»