Teniendo catorce años, las amigas de mi madre no dejaban de repetirme la inevitable pregunta que hacen adultos a pubertes:
– ¿Qué quieres ser de mayor?
Un día ya cansada de evitar la respuesta, contesté:
– “Pero si ya casi eres una mujer”, me respondieron. A lo que les repliqué:
– “Quiero ser Madre, Esposa, Confidente, Amante, Cocinera, y sobre todo llegar a ser todo lo que me proponga”
Cuando una mujer se propone metas mas allá del ámbito familiar, se la considera feminista. Se espera que sea incluso aún mejor que cualquier hombre, que sea competitiva e incluso agresiva en la persecución de cargos, reconocimientos o títulos.
Mi experiencia personal me ha enseñado que para llegar a ser profesional en el mundo lo más importante es ser mujer, femenina dicen algunos, pues tampoco. Simplemente ser tú.
En el mundo de la abogacía en Alemania, y muchos otros países, hay un código o etiqueta no escrito:
- Los trajes han de ser de color oscuro, sobrios, con un máximo permitido de «raya diplomática.»
- Quien se propone llegar a socia/o de un despacho de abogados, debe olvidar su vida privada y, por supuesto, la vida familiar.
- Y quien aspire a alcanzar cargos deberá olvidar la amistad.
Pero si una mujer no puede lucir su estilo en el vestir, ni disfrutar de sus hijos, ni de sus amigas, su trabajo se convierte en losa, y nunca podrá crear ni ser productiva en la medida máxima de sus capacidades. Es decir, se convertirá en una persona sin motivación.
Luego están los consejos de lo que tiene o no tiene que hacer una mujer en el mundo profesional. Cómo debe o no debe comportarse. Cómo presentarse o simplemente dar la mano.
Cuando doy la mano a una persona como jefa de mi despacho de abogados, puedo asegurar que ésta podrá sentir el buen entrenamiento de mi bíceps. Como madre no doy la mano, sino caricias. Como amiga doy besos. En todo momento soy la misma, pero en mis diferentes facetas.
La mujer ha logrado grandes hazañas, pues sus logros han sido tras luchas de cientos de años.
El hombre, que de tonto no tiene nada, se está dando cuenta que ya hay mujeres con grandes éxitos profesionales y por ende ingresos económicos. Esto no significa que las mujeres ganen más dinero ni tampoco que la brecha salarial se haya resuelto, sino que las estructuras familiares están evolucionando.
Estamos llegando al «efecto Clooney», donde “Ella es la inteligente de la pareja”. Así describe el actor a su esposa.
No todas las mujeres parten del mismo km en la carrera de la vida. Algunas como Amal Alamuddin partió con ventaja desde el km que le ofreció nacer en una familia de alto nivel económico. Quienes partimos del km 0 tardamos algo más en llegar.
Lo importante es llegar, y no dejar de ser tu misma.
Catalina Garay y Chamizo, LL.M.
Abogada, Presidenta DAV-Spanien, Vicepresidenta Comisión Derecho Económico Internacional, Colegio Abogados Berlín, Arbitro, Corte de Arbitraje ICASV y Socia fundadora Gülpen & Garay.