Fotógrafo, por definición, es el que hace fotografías. Al menos eso es lo que solía decirme Fernando González, el editor gráfico de SUR, periodista, fotógrafo y profesor de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, quien nos dejó ayer por la mañana…. maestro y amigo.
Él se fue con Dios, con ese Dios al que le dijo: “¿sabes una cosa?, te quiero”.
Fernando (Fefe), como lo conocía todo el mundo, era una persona como las que ya no quedan, un hombre bueno, amigo de sus amigos, un gran hijo y un padre maravilloso. Su muerte nos dejó helados. De repente volvieron recuerdos a mi cabeza. Todos buenos.
Fotógrafo es el que por definición hace fotografías. Yo tuve la suerte de que me metiese el fotoperiodismo en vena. Tuve la suerte de que me enseñara a ver después de mirar, y a amar la fotografía como él la entendía, como fotógrafo de prensa que echó los dientes en el malagueño Diario Sur.
Recuerdo que me decía que cuando fuese a los toros para hacer fotos, midiese la luz en las tablas.
Me ilustraba explicándome cómo debía ser la foto correcta para un periódico, ya fuera de una corrida de toros, de un partido de fútbol, de una entrevista o de un concierto.
Me enseñó a buscar la fotografía en una entrevista. Me enseñó a introducir en un encuadre el elemento humano. “Si hay que contar que está lloviendo, tiene que salir en la foto una persona con paraguas”, me decía. Si iba a un museo a fotografiar, debía salir una persona mirando un cuadro. Siempre el elemento humano.
Las dos dimensiones de una fotografía, aprendí a verlas como tres. Cómo la fotografía de un personaje debe incluir las manos. Las manos que siempre refuerzan lo que éste está diciendo. Y así podría llenar folios. Se ha ido un referente para mí. Una persona de la que aprendí muchas cosas sobre la parte humana de la fotografía.
Como fotógrafo, Fernando González era una persona tremendamente elegante. No se me olvidará su recordatorio sobre que hay que usar más el teleobjetivo, y me daba este ejemplo: “si tienes que hacer una foto del Rey, no te acerques con el angular, mantente a distancia con el teleobjetivo.”
También me decía que ahora, con los móviles, gracias a su inmediatez, se puede tener la portada de un periódico sin prepararlo. Estas anécdotas, unido a su humildad y su forma sencilla de ser, hicieron que desde ayer se le recuerde como el más grande fotoperiodista que ha dado Málaga.
Gracias Fernando por esas clases magistrales. Gracias Fernando por enseñarme a respetar y amar la fotografía. Gracias Fernando porque me enseñaste a ver, después de mirar. A ver muchas veces lo que otras personas no ven. Gracias Fernando por haberme dado esa lección de optimismo, de amabilidad y de buen hacer.
Ayer cuando nos dejaste, me di cuenta de que soy muy pequeño. Que tengo que madurar mucho como persona y como fotógrafo. Has sido un ejemplo para mí y has dejado el listón demasiado alto.
Espero que desde el Cielo le des el visto bueno a mis fotos, que lleguen pronto a su destino y que nunca deje de aprender. Me enseñaste que para ser fotógrafo, primero hay que saber respetar a las personas.
Un abrazo grande.
¡Desde el Cielo tendrás unas panorámicas preciosas!
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