Ignacio Mª Muñoz es uno de esos autores que, después de llevar escribiendo toda la vida, en un momento dado deciden dar a conocer su obra. Es muy habitual que el pudor o una marcada trayectoria laboral hagan que no salgan a la luz, en muchas ocasiones, obras literarias o artísticas, para que el público las disfrute. ¿Pero qué hacen guardadas en un cajón?
Ignacio es abogado, directivo y socio de una consultora especialista en marketing, escribe y colecciona arte contemporáneo. Gran aficionado a la fotografía y autor de las novelas Partido de vuelta y Mañana ya no es fiesta; y de los poemarios Crónica de ausencias y De la luz y del olvido.
Vive en Madrid desde hace más de treinta años, aunque sueña con la luz del sur y poder vivir allí en un futuro próximo.
Quedamos para hablar de su último libro publicado, Mía, aunque no hemos podido evitar hablar de otras cosas más. El libro narra la historia de tres protagonistas mujeres: Leticia, Esperanza y Angustias. Sus historias están separadas por 65 años entre cada una de ellas, en momentos históricos muy diferentes, pero con un mismo punto común que es la violencia de sus parejas sobre ellas. Estos tres relatos que se unen en una novela, que no es una crítica exclusivamente hacia la violencia, sino hacia todo aquello que la provoca o la permite.
Woman Essentia.- Tienes dos novelas más y estás escribiendo otro libro de poemas, tu trayectoria profesional ha ido en otra línea aunque siempre ha estado relacionada de una forma u otra con la palabra; además, tu padre era crítico de arte, con lo cual había cierto ambiente familiar
Ignacio Mª.- Yo he escrito siempre. Durante mucho tiempo había escrito para mí y no había tenido especial interés en publicar. Pero ha sido en los últimos años, al tener quizás un poco más de tiempo a nivel profesional. Me gustó la idea de dar a conocer lo que escribía y me metí en este lío, aunque al final no creas que me gusta tanto… Estoy convencido de que uno escribe más para sí mismo que otra cosa; y hay que pasar el trago de darlo a conocer.
Profesionalmente, empecé como abogado en Bilbao y he estado en banca y consultoría muchos años, ahora en consultoría de marketing y a nivel general, como Consejero en empresas y Startups.
Es un momento interesante porque hay muchos proyectos bonitos y hay gente que necesita apoyo, y los que tenemos cierta trayectoria y experiencia debemos ayudar, es gratificante. Además, estar en una gran estructura a cierta edad, es más aburrido.
WE.- Es un momento en que se está apoyando a las ideas nuevas, además la tecnología posibilita empresas cuya existencia antes era impensable. Hay mucho emprendimiento aunque sin duda no puede salir todo. También la situación actual que vivimos parará nuevas iniciativas y saldrán otras nuevas… Actualmente esta tecnología está posibilitando una red de colaboración en proyectos de ayuda a la emergencia que vivimos que en otros momentos no se podría haber organizado
IM.- Hay muchas ideas, pero falta ahondar y ponerlas en contexto, en la realidad del mercado. Mucha gente tiene desconocimiento del mercado y piensa que su idea es buena en sí misma, pero a lo mejor en contexto no lo es.
WE.- Cuando nos metemos en este mundo vemos cómo han triunfado ideas incluso muy tontas y sin embargo, otras que a priori parecían maravillosas, sin embargo no han tenido el éxito esperado
IM.- Vivimos en una época en la que, como la técnica se ha desarrollado tanto, se ha generado una especie de sentimiento utópico, y desde mi punto de vista frívolo, de que la técnica todo lo puede y de que todo lo que se puede hacer se debe hacer. Leí una vez en un periódico que una persona había desarrollado una App para geolocalizar el haba del roscón de reyes …, es verídico. Pero piensas que si todo esto se puede y se debe hacer… hemos perdido el norte, hace falta contexto.
Se ha generado una especie de sentimiento utópico, y desde mi punto de vista frívolo, de que la técnica todo lo puede y de que todo lo que se puede hacer se debe hacer
WE.- Hace unos días en la redes, a raíz de un comentario de Marc Vidal, sobre que dentro de 15 años no harán falta profesores… se calentaron
IM.- Dentro de diez años quizá no haya ni alumnos. La gente tiene pocas ganas de aprender en general, la gente tiene ganas de saber de algo para sacar provecho inmediato, pero no de aprender en general. Creo que el problema es que estamos enfocando la educación de un modo equivocado, se está haciendo de una manera estrecha y profunda y se está perdiendo la visión general. La gente va a saber mucho de muy poquito y esto no va a servir para nada. La ciencia o la técnica no serán la solución si no están conectadas con otros tipos de saberes. La ciencia y la técnica nos dicen cómo hacer las cosas, pero no siempre explican su porqué; y el ser humano busca la razón última de las cosas, y esta está relacionada con las humanidades, la filosofía, el conocimiento de la sociedad.
WE.- Dicen que la generación que se está incorporando ahora al mercado laboral iba a tener que reciclarse nueve veces, y si encima son expertos solo en un campo, el reciclaje que van a necesitar esas nueves veces va a ser muy fuerte
IM.- Al final solo se va poder reciclar el que tenga una visión muy general de las cosas, que será quien podrá poner en relación todos sus conocimientos; pero alguien que sabe mucho de una parcela muy pequeña, en el momento en que ese conocimiento no es válido, está completamente inerte. No tiene anclajes ni puntos de referencia; y me temo que estamos educando a la gente para eso.
WE.- En relación a tu libro, Mía, hablas de la necesidad de educación. En el tema de la violencia contra la mujer, hay un gran componente educacional, la necesidad de una educación afectiva, que es fundamental siempre
IM.- Sí, para las relaciones en general. Se están perdiendo cosas tan básicas como eso, educar a nuestros hijos en el respeto a los demás como principio. Esto pasa con la lucha contra la desigualdad de sexos (que no de “género”), que en mi opinión se ha desenfocado, y se articula muchas veces en medidas que son puras ocurrencias, pero que no se afronta atacando el núcleo del problema. La igualdad sería algo normal y de lo que no se hablaría si todo el mundo fuera educado en la igualdad.
La lucha contra la desigualdad de sexos (que no de “género”), que en mi opinión se ha desenfocado, y se articula muchas veces en medidas que son puras ocurrencias, pero que no se afronta atacando el núcleo del problema
WE.- Las cifras de víctimas de la violencia llamada de género siguen subiendo. ¿Crees que la política que se está llevando a cabo para su erradicación sirve para algo?
IM.- Me temo que no, muchas de las medidas tomadas son cosméticas. Nos preocupa mucho contar que hacemos algo, pero creo que algunas son absurdas; otras, inconstitucionales; o, simplemente, una barbaridad.
Lo de la idea de que la declaración de la mujer constituya verdad por si misma, que no se pueda cuestionar su declaración, que haya agravamiento de la pena por ser hombre etc. Estas cosas me parecen atroces, no por ser hombre, sino porque creo que es una sociedad disfuncional la que hace ese tipo de cosas. Hay que combatirlo de otra manera, no cargando contra el hombre por ser hombre, ni dar a la mujer, por el hecho de ser mujer, la presunción de verdad… Son medidas bonitas de contar, que tranquilizan en conciencia, pero que no sirven para resolver el fondo del problema. Además, las medidas simplemente policiales son absurdas. Cuando lees casos de violencia, ves que en un gran número de ellos no ha habido denuncia previa. Por tanto, si no hay posibilidad de identificar el riesgo, ¿cómo lo vas a prevenir? Es como poner a cada persona un asesor financiero para que no le engañe su banco. Son medidas cosméticas que nadie se atreve a criticar porque si lo haces estás fuera de juego, eres como de la caverna.
Creo que lo que habría que hacer es educar en unos principios que, claramente, no son los que están triunfando
En cuanto a las mujeres que han sido objeto de violencia, creo que habría que darles autoestima y poder, capacidad de hacer algo. Pero si solo se pone el énfasis en la autoestima, sin darles herramientas y la posibilidad de hacer algo por sí mismas, se corre el peligro de generar narcisismo, pero no eficacia.
Hay que facilitar herramientas para que las mujeres, teniendo en autoestima su vida, sean capaces de poner en marcha medidas que les hagan enfrentarse a esa situación y salir de ella.
WE.- ¿Cuál es la intención de Mía?
IM.- Es muy pretencioso intentar que una novela sirva para algo más allá de que alguien en un momento determinado disfrute de un poco de literatura y, quizá, pueda reflexionar sobre el tema de fondo de la obra, pero sí es cierto que si puede servir para algo, es para transmitir la idea de que cuando se producen estos problemas, la gente no ha sido bien educada. Ha sido educada en un sentimiento pernicioso de propiedad sobre los demás; que puede ser sobre su pareja o sobre los demás en general, amigos, empleados o compañeros, con el propósito de prevalecer sobre ellos. Ponemos mucho énfasis en el rol del poder en las relaciones personales, más que en el de la igualdad.
WE.- Me ha encantado el desarrollo y la narrativa del libro, transformas todo en función de la situación y la personalidad de la protagonista
IM.- El primer caso es el de una persona sin educación, desasistida ante el mundo, y que repite sin más los patrones que le ha transmitido su madre, y que es totalmente acrítica. No pensemos que esto no existe, porque se sigue dando hoy también.
La segunda historia es la de una mujer muy humilde que ha tenido una vida muy dura, que ha salido adelante en circunstancias muy desfavorables, y que al final va cayendo en este problema porque tiene una relación con un hombre que, paradójicamente y en contra de lo que cree, es débil, que está enmadrado y no tiene capacidad para entablar una relación sana. Ella acaba claudicando por aplicar unos principios muy simples, por el qué dirán.
La tercera historia se desarrolla en el momento actual, y corresponde a una chica universitaria que sufre una versión actual del problema de la violencia; pero es la única de las tres empoderada, y es la que toma medidas y resuelve el asunto porque tiene más herramientas que las otras.
Pero, aunque las historias están contadas en distintos contextos históricos, los tres patrones se repiten hoy en día
WE.- Tu faceta de poeta me ha llamado la atención, quizás porque la poesía me parece un género muy difícil y es más personal, además tocas temas muy trascendentes
IM.- Siempre he escrito poesía, de hecho empecé así.
WE.- Entonces, ¿cómo pasas de la poesía a la narrativa?
IM.- Creo que es por mi profesión. He escrito tanto siempre, y siempre sobre temas que no eran de ficción, que ahora me apetecía cambiar de registro. El lenguaje es la herramienta con la que he trabajado toda la vida, así que me planteo la literatura como un camino nuevo para utilizarlo. Esta inquietud surgió hace tres o cuatro años, durante unas vacaciones en Benalmádena. Y hasta hoy.
WE.- Seguimos con tu faceta creativa, porque todas las portadas de tus libros están muy cuidadas, sé que las fotos de la novela son tuyas
IM.- Esto es consecuencia de mi afición por el arte. De vez en cuando pintaba y colecciono fotografías desde hace tiempo. La foto de la contraportada fue una casualidad. Iba paseando por Quito hace un año, y mientras hablaba precisamente con la editora, vi en la pared la convocatoria de la manifestación del día de la mujer, que había sido unos meses antes. Realmente quedaban unos jirones de los carteles y me pareció que encaja perfectamente. Y que complementa muy bien la de la portada.
WE.- Eso es la visión del artista, que ve donde otros no ven; además al elegirlo lo impregnas de tu personalidad, en un mundo donde se trata de prefabricar marcas personales, esto me parece muy importante
IM.- Sí, me gusta participar del aspecto final del libro. La foto del poemario es de una artista amiga, Lisa Cuomo, y la tenía desde hace años. Cuando escribí el libro pensé en la foto y vi que encajaba con la sensación que transmitían los poemas.
Puede que después de esta situación cambien muchas cosas, que hayamos aprendido a valorar nuestra vida con una perspectiva más amplia: menos economicista, menos cortoplacista
WE.- ¿Cómo ves la situación actual? El tema da también para un libro. Además, el confinamiento puede dar lugar a que aumente la violencia, el estrés…
IM.- Es un momento muy peculiar; nunca nos habíamos enfrentado a una crisis global sanitaria, económica, que puede acabar por resultar una profunda crisis social. Si entendemos la palabra crisis en su acepción original, etimológica, hay que abordar lo que se rompe como una ocasión para decidir, para formar “criterio”. Puede que después de esta situación cambien muchas cosas, que hayamos aprendido a valorar nuestra vida con una perspectiva más amplia: menos economicista, menos cortoplacista.
El confinamiento nos puede enseñar a convivir de otra manera; nos va a obligar a afrontar las cosas de modo diferente. Claro que la convivencia forzada y en condiciones a veces precarias puede generar estrés; e incluso provocar situaciones de violencia si no se hace un ejercicio de aceptación y superación. Quizá esto nos enseñe a hacer introspección y a conocernos y aceptarnos mejor. Estoy convencido de que como consecuencia de esta crisis habremos empezado a construir una sociedad mejor.
Desde luego que la situación da para un libro; puede haber una buena novela a partir de esto. Confiemos en que una con final feliz.
WE.- Esperamos que sea todo un éxito y no puedo dejar de preguntar sobre la temática de tu próximo libro, porque todo escritor tiene siempre en mente el siguiente, si no lo ha empezado ya
IM.- Muchas gracias. Lo cierto es que el libro está teniendo mucha aceptación.
Y sí, sigo escribiendo; tanto poesía como narrativa. De hecho, estoy con los preliminares de una novela mosaico sobra la vida de varios personajes cuyo único punto en común es coincidir en el metro a la misma hora de la mañana.
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