Hace ya un año, éstas mujeres científicas españolas estuvieron en la Antártida, dentro del segundo programa de Homeward Bound. Un proyecto internacional cuyo objetivo es fomentar el liderazgo y empoderamiento para mujeres del ámbito científico en el que participaron 80 mujeres.
En el Día Internacional de la mujer y la ciencia, nos cuentan su aventura.
Fabian Dattner, empresaria y emprendedora, y la investigadora científica Jessica Melbourne-Thomas fueron las mujeres que arrancaron esta iniciativa, cansadas de escuchar que debían ser hombres quienes lideraran investigaciones en la Antártida, campo que parecía vetado para la mujer.
El programa plantea la lucha contra el cambio climático apoyando a que más mujeres adopten roles de liderazgo en dicha lucha.
Ana Payo, Alexandra Dubini, Alicia Pérez-Porro y Úxua López, miembros del #ACCIONAteam, fueron las primeras representantes españolas, y en un día como hoy, donde la mujer científica es la protagonista, tienen muchas cosas que contarnos.
Alicia Pérez-Porro es bióloga marina, y realizó su tesis doctoral entre el Centro de Estudios Avanzados de Blanes y Harvard University. Actualmente estudia los efectos del cambio climático en la biodiversidad y los ecosistemas marinos utilizando las esponjas marinas como modelos. Además es una mujer comprometida con la igualdad de género, fundando la Comisión de MECUSA-Women in STEM (Science, Technology, Engineering, Math) en la sociedad ECUSA (Españoles científicos en EEUU) donde dirige la promoción y visibilización del rol de la mujer en la ciencia.
Woman Essentia.- Te mueves entre España y EEUU, donde creaste la Comisión MECUSA-Women in STEM en la sociedad ECUSA (Españoles científicos en USA). ¿Por qué crees que hacía falta crearla?
Alicia Pérez-Porro.- El tema de la mujer en las carreras STEM es tan amplio y abarca tantos sectores –desarrollo profesional, visibilidad, educación, entre muchos otros–, que era necesario tener una comisión y un equipo trabajando exclusivamente en ello. Antes de que existiese MECUSA, ECUSA ya había organizado algún evento relacionado con el rol de la mujer en la ciencia. Sin embargo, potenciar y abogar por el papel de la mujer en la ciencia requiere mucho más que organizar eventos sobre el tema. Es importante concienciar y educar, creando debate, compartiendo experiencias, aportando un espacio para ello. También es importante trabajar con el ejemplo, es decir, garantizar que ECUSA sea una asociación que trabaja por la igualdad de género en la ciencia activamente. ¿Cómo? Por ejemplo, tenemos una guía para organizadores de eventos de uso interno con propuestas y consejos para garantizar que en nuestros eventos siempre participen mujeres, tanto como panelistas como asistentes.
El trabajo de MECUSA es doble, nos enfocamos en lo que pasa dentro de ECUSA y en lo que podemos aportar fuera.
Por otro lado, como bien has resaltado, me muevo entre España y EEUU, y parte de la misión de ECUSA (y MECUSA por estar dentro de ella) es llevar a la sociedad española lo que los profesionales de la ciencia, viviendo y trabajando al otro lado del charco, estamos aprendiendo de nuestro país de adopción. Concretamente sobre el tema mujeres en STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) en EEUU nos llevan una ligera ventaja en cuanto a la concienciación. Sin embargo, en España tenemos permiso de maternidad remunerado, cosa que la sociedad estadounidense no tiene.
WE.- El equipo español trabaja en el cambio climático y su impacto sobre la mujer. ¿Es distinto este impacto en hombres y mujeres? ¿por qué? ¿Cuál es el impacto sobre la mujer? ¿Cómo mejorarlo?
AP.- Sí, el impacto del cambio climático tiene un componente de género, especialmente en países en desarrollo, donde el papel de la mujer es más tradicional, cuidando de los hijos, los mayores y la casa. En muchos de estos países las mujeres no tienen acceso a la educación o a una vida más allá de los muros de su hogar y los límites de su aldea. Cuando ocurre una catástrofe relacionada con el cambio climático, como podría ser una inundación debido a lluvias torrenciales, estas mujeres se encuentran con que no saben nadar, o no pueden escapar porque están atrapadas en casa. Si sobreviven, son las que ven su salud más deteriorada y en riesgo, especialmente si están embarazadas o con niños pequeños. Otro ejemplo sería que en muchas sociedades sin agua corriente es la mujer la encargada de ir a buscar agua. Debido a la desertización agravada por el cambio climático, la mujer tiene que caminar mayores distancias para recoger agua para su familia, exponiéndose a más peligros y teniendo menos tiempo para otras tareas.
Para paliar y mejorar los efectos del cambio climático sobre las mujeres es importante darles voz. Ellas son las que más sufren los efectos, pero también son las que pueden marcar la diferencia, entre otras cosas porque son clave en la economía de dichas sociedades. Cualquier iniciativa que promueva el empoderamiento de la mujer es una buena manera de ayudar. Si al lector le interesa saber más sobre el tema, la Agencia por la Mujer de Naciones Unidas es una de las organizaciones que más está haciendo por esta causa.
WE.- Me imagino que el hecho de haber podido formar parte de esta expedición, de trabajar in situ, en la Antártida y colaborar con otras científicas, seleccionadas como vosotras, habrá sido toda una experiencia. ¿Por qué es tan importante investigar allí?
AP.- La Antártida es la última frontera, un continente entero sin civilización y con unas condiciones muy particulares que lo hacen especialmente sensible al cambio climático. El 70 % del agua dulce del planeta se encuentra en forma de hielo en la Antártida, y el Océano Antártico es de los más productivos del mundo y con mayor biodiversidad marina. En la Antártida ves los efectos del cambio climático en tiempo real, hablas con los investigadores de las bases científicas que llevan años trabajando allá y te cuentan que los glaciares están en regresión, que las colonias de pingüinos se están moviendo hacia el sur, que lugares en los que siempre ha habido nieve ahora ya no hay. Yo no diría que investigar los efectos del cambio climático en la Antártida sea más importante que en cualquier otro sitio del planeta, pero definitivamente es relevante saber lo que está pasando en el continente blanco porque, aunque parezca remoto, nos afecta a todos.
Por otro lado, la Antártida tiene una fuerte carga simbólica relacionada con el tema ‘mujer y ciencia’. Si cierras los ojos y piensas en una expedición antártica muy probablemente vas a visualizar hombres. El organizar toda una expedición a la Antártida formada por mujeres es un reto al imaginario colectivo.
WE .- ¿Cuál fue el balance del viaje?
AP.- A nivel personal te puedo decir que yo desembarqué con energía para comerme el mundo. Poder relacionarte con mujeres excepcionales, de todo el mundo, de diferentes ambientes profesionales, y sin presiones sociales o internet, no tiene precio. Creo que todas las conversaciones que tuve en el barco fueron interesantes y en cada una de ellas aprendí algo nuevo. Así que el balance del viaje ha sido y es muy positivo. En él pusimos la semilla para grandes proyectos que vamos a ir desarrollando en los próximos años, proyectos sobre cómo aumentar la visibilidad de la mujer en la ciencia, cómo aumentar la diversidad en carreras STEM, reducir el consumo de plásticos, un mejor manejo del agua, y un larguísimo etc.
WE.- ¿Hubo algún momento excepcionalmente duro?
AP.- Como todo en la vida, no todo siempre funciona a las mil maravillas y siempre te enfrentas a algún momento difícil. Yo creo que el nuestro fue un momento concreto del viaje en que nos vimos en la tesitura de decidir si continuábamos viajando hacia el sur, para llegar a la base de Reino Unido de Rothera, o si dábamos media vuelta y emprendíamos el viaje de regreso hacia el norte. El hielo nos había cortado el paso y para poder seguir navegando con el rumbo previsto teníamos que hacerlo por mar abierto, exponiéndonos a condiciones meteorológicas poco favorables. Entre nosotras había diversidad de opiniones, a algunas nos podía el espíritu de aventura, a otras la ansiedad por lo desconocido y para otras, la sola idea de sufrir los efectos extremos del mareo era más que indeseable. Fue el único momento en el que notamos ciertas tensiones entre nosotras. Pero si algo hemos aprendido en este viaje es a resolver tensiones teniendo en cuenta todos los puntos de vista. Al final el clima nos ayudó, nos regaló un mar en calma y llegamos a Rothera, uno de los lugares más fascinantes que pudimos visitar. Y todas aprendimos de esa experiencia.
WE.- Eras la directora del equipo, además de organizar, me imagino que tendrías más cometidos…
AP.- Como equipo hemos funcionado como un engranaje bien engrasado, lo que ha hecho mi trabajo meramente administrativo durante nuestro viaje. Todas hemos participado de todas las tareas y nos hemos apoyado mutuamente. Ha sido un auténtico placer trabajar con ellas y nos hemos entendido tan bien que vamos a seguir colaborando juntas.
WE.- Schumacher, en “Small is Beautiful” advertía de que el hombre no se sentía parte de la naturaleza, sino más bien como una fuerza externa destinada a dominarla y conquistarla, olvidándose que, en caso de ganar, se encontraría él mismo en el bando perdedor. Las medidas para mitigar el efecto de las actividades humanas en el cambio climático son necesarias y urgentes, según parece, hace falta una clara conciencia política que legisle para apoyar este cambio, pero parece insuficiente, sobre todo si seguimos con el objetivo del crecimiento económico. Creamos y consumimos productos que dañan el medio ambiente, productos no reciclables… pero es necesario algo más contundente, ¿qué crees que hace falta?
AP.- Yo creo que hace falta una concienciación real y que se traduzca en acciones a todos los niveles, no solo el político. Individuos, colectivos, empresas y gobiernos tienen que tomar medidas para mitigar el cambio climático y empezar a entender que sus efectos los estamos notando ya, no es algo que a lo mejor notarán nuestros bisnietos. Todas las acciones son bienvenidas, por pequeñas que parezcan, porque al final todas suman.
El tema del crecimiento económico es peliagudo porque vivimos en unas sociedades fuertemente capitalistas, y nadie quiere renunciar a nada. Pero a lo mejor una manera de cambiar nuestro pensamiento es ser conscientes de la enorme factura que vamos a tener que pagar por el cambio climático. El cambio climático está costando dinero y más dinero costará a medida que sus efectos se vayan amplificando, y creo que es un tema del que no se habla suficiente. Para la mayoría de la población, cuando se menciona ‘efectos del cambio climático’ piensan en la subida del nivel del mar o que los polos se derriten, poca gente piensa en las implicaciones económicas de dichos efectos medioambientales. Más divulgación sobre el dinero que nos está costando el cambio climático sería un buen punto de partida.
Alexandra Dubini es experta en energías renovables. Ha trabajado durante 10 años en el National Renewable Energy Laboratory (EEUU) y ahora trabaja en la Universidad de Córdoba (UCO). Está especializada en el desarrollo de biocombustibles a partir de algas verdes, concretamente en la producción de biodiesel y de hidrógeno. Su campo de investigación también incluye la bio-descontaminación de aguas residuales usando consorcios de bacterias de algas y el aprovechamiento de la biomasa generada como bio-fertilizante. De hecho, es la coordinadora de ERA-NET, un proyecto europeo que incluye investigadores de Francia, Italia, Marruecos y España para desarrollar este sistema. Además compagina su actividad como investigadora con su trabajo para la Oficina de Proyectos Internacionales de la UCO y su labor como evaluadora de proyectos científicos para la Comisión Europea.
WE.- ¿Has trabajado en España y EEUU, ¿cómo fue trabajar en la Antártida?
Alexandra Dubini.- Como investigadora he trabajado en laboratorios donde hay equipos formados por personas de diferentes nacionalidades. En la Antártida hemos coincidido 80 mujeres de 22 países diferentes. En este sentido mi experiencia como investigadora me ha ayudado mucho a trabajar en equipos multinacionales. Sin embargo, en la Antártida no hemos desarrollado trabajos de investigación científica sino de formación en liderazgo, en estrategia y comunicación, lo que es muy diferentes de lo que hecho en Europa o EEUU. En el proyecto HB hemos desarrollado nuevas ideas para proyectos futuros y hemos compartido nuestras habilidades. Para mí el viaje fue un descubrimiento de mí misma, sobre mis capacidades de liderazgo, pero también de mi capacidad de resistencia. El viaje fue muy intenso en términos de agenda y de “sobrevivir” con 80 mujeres 24h en un espacio muy reducido. Ha sido una experiencia única y excepcional.
WE.- Es un hecho que el planeta tiene unos recursos escasos. ¿Crees que es más importante investigar en nuevas energías o en reciclaje de residuos?
AD.- Creo que es muy importante hacer las dos, investigar y financiar nuevas energías y reciclaje residuos. Tenemos que encontrar y desarrollar nuevas formas de energías para reemplazar combustibles fósiles, que son muy contaminantes y además no renovables. Pero tenemos también que reciclar residuos.
Reciclar reduce considerablemente la contaminación de nuestro medio ambiente.
Hay plásticos por ejemplo que pueden perdurar en el ambiente entre 100 y 1000 años. Pero además de reducir la contaminación de una forma directa, el reciclaje también ayuda el economizar el uso de energía.
WE.- Los efectos del calentamiento global ¿son sólo resultado de la acción del hombre? ¿Qué otras variables pueden incidir también… en su caso?
AD.- Algunos fenómenos naturales contribuyen al calentamiento del planeta. Estos fenómenos naturales existen prácticamente desde la creación del planeta Tierra. Desgraciadamente los efectos observados del calentamiento global del siglo XX son fundamentalmente el resultado de la acción del hombre, y no pueden ser explicados a través de fenómenos naturales. La conclusión del Quinto Informe de Síntesis del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) es inequívoca y particularmente severa a este respecto. Si no se controla, el cambio climático aumentará el riesgo de consecuencias graves, generalizadas e irreversibles para los seres humanos y los ecosistemas.
WE.- ¿Cuál fue el momento más apasionante del viaje?
AD.- Uno de los momentos más interesantes fue la visita de la base de investigación de Rothera, una base de la “BAS” (British Antarctic survey), muy grande y moderna con una pista de aterrizaje y diferentes edificios. La base tiene 100 personas durante el verano y 20 durante el invierno. Nos reunimos con la directora de la base, Jess Walkup, y con muchos de los investigadores que trabajan allí. Fue muy interesante charlar sobre la vida en la base y sobre el trabajo que están realizando allí. Fue increíble conocer gente apasionada por su investigación y su entusiasmo por la Antártida.
WE.- ¿Cuál era tu cometido en el viaje?
AD.- No tenía una función particular. Todas estuvimos allí para formar parte de una red de mujeres que queremos que tenga un papel muy importante en algunos años.
WE.- ¿Cuál crees que es la causa de que haya que potenciar el papel de la mujer científica? Porque yo conozco varias… a quienes no se les da visibilidad.
AD.- La mujer sigue estando discriminada en muchos ámbitos, incluido el científico, un campo tradicionalmente dominado por hombres. Cuando pensamos en una persona científica tendemos a pensar en un prototipo masculino, y eso implica siempre un trabajo añadido a las mujeres para obtener reconocimiento. Según una encuesta europea del 2015, el 63 % de los españoles opina que las mujeres no sirven para ser científicas de alto nivel.
Solo el 3 % de los premios Nobel de ciencias han sido otorgados a mujeres desde la creación de los galardones en 1901. En España, solo el 18 % de los premios de ciencia recaen en mujeres científicas. Si hablamos de posiciones estratégicas en laboratorios, universidades y centros de investigación, solo el 20 % están ocupados por mujeres.
Las razones para tan dramáticos porcentajes son muchas y variadas que van desde los estereotipos que las empujan a las mujeres a no decantarse por intereses tecnológicos; a las dificultades de compaginar la maternidad con una carrera tan demandante como la investigadora; pasando por los sesgos que hacen que las mujeres reciban menos financiación para proyectos.
WE.- Sin duda este es un trabajo en equipo, el proyecto trata de que trabajéis juntas casi 1.000
AD.- Fue muy interesante trabajar en equipo durante el programa. En el barco, por ejemplo, formamos muchos grupos de 8-10 personas que trabajaban juntas en un mismo tema porque es más fácil empezar a colaborar con grupo pequeño. Después de lograr establecer una base de trabajo, se añadían otras 10 personas más, y así sucesivamente, hasta que todo el grupo está incluido. He aprendido mucho sobre cómo colaborar bajo este formato.
Ana Payo es oceanógrafa, y su trabajo de investigación se ha centrado en impulsar el desarrollo de estrategias de gestión y mitigación de los efectos del cambio climático sobre la biodiversidad. Es miembro de Big Van Ciencia, la compañía de divulgación científica más importante a nivel nacional, con quienes ha realizado monólogos científicos delante de más de 200.000 personas en los últimos 3 años. Además, es la nueva presentadora de Balears fa Ciencia, un night show de divulgación científica y humor de la cadena IB3 TV.
WE.- El efecto en la biodiversidad del cambio climático parece un hecho, pero no somos conscientes del todo ya que vivimos en ciudades y nos asustamos cuando el cielo está demasiado gris y cortan el tráfico, o cuando la playa está muy sucia o hay chapapote. Pero esto no es un tema de una película. ¿Dónde podemos decir que se notan más estos efectos?
Ana Payo.- Los polos son probablemente las zonas más afectadas porque los cambios más fuertes de temperatura y precipitación están ocurriendo allí. La mayoría de los estudios se llevan a cabo en zonas del Hemisferio Norte o áreas con elevada biodiversidad como la zona del Cabo en Sudáfrica. Sin embargo, los efectos en otras zonas como América del Sur, África o Asia permanecen prácticamente inexplorados.
Los efectos más inmediatos son los cambios de distribución de especies como consecuencia de cambios en la temperatura y humedad. Por ejemplo, un aumento en la temperatura de entorno a un 1º C haría que las especies tuvieran que desplazarse unos 160 km más al norte para encontrar las mismas condiciones de temperatura y humedad. En el Hemisferio Norte las plantas y animales se han desplazado hacia el norte una media de 6.1 km por década y fenómenos estacionales como la reproducción o la migración se han adelantado entre 2 y 5 días en los últimos 50 años. La capacidad de las especies para desplazarse a nuevos territorios determinará su capacidad para responder y adaptarse al cambio climático.
WE.- A veces los titulares son demasiado catastróficos, ¿son irreversibles estos cambios?
AP.- Esta es una de esas preguntas que siempre nos hacen y que si queremos alcanzar una sociedad más sostenible hemos de superar.
El debate no es si los efectos del cambio climático son reversibles o no. Es si nuestro comportamiento lo es.
Tenemos que dejar de centrar el debate en la casuística de si es reversible o no. El cambio climático está aquí, ya sentimos sus efectos. La pregunta es si vamos a hacer algo para que esos efectos sean menores y podamos asumir los costes tanto personales como económicos que eso supondrá. Es momento de mirar al futuro con optimismo. Somos el problema, pero también somos la solución. Cada uno en nuestras casas, en nuestro trabajo, en nuestro día a día tenemos el potencial de implementar pequeños cambios (reducir el consumo energético, consumir energía renovable, reciclar, reutilizar, consumir productos locales, reducir el consumo de carne) que marquen la diferencia.
WE.- ¿Cuál era tu cometido en el viaje o compartíais tareas?
AP.- El programa pretende desarrollar un modelo alternativo en el que no tienes una tarea asignada, sino que tú te involucras en aquello que pueda ser interesante para ti. Nuestro cometido era aprender. Absorber toda la información con la que nos bombardeaban mientras creábamos colaboraciones con otras participantes.
WE.- ¿Tu balance?
AP.- Fue increíble. No tenía unas expectativas muy claras sobre cómo iba a ser la expedición. Para mí las dos cosas más positivas han sido tener la oportunidad de ir a la Antártida y hacerlo con un grupo de científicas tan excepcional. Me traigo de vuelta a casa la sensación de inmensidad de aquellos mares de hielo y la certeza de que hay un montón de científicas dispuestas a trabajar y colaborar para construir alternativas al modelo actual.
Uxúa Lopez es ingeniera en telecomunicaciones, con un máster en Ciberseguridad y más de una década de experiencia en el campo de las energías renovables. A día de hoy y desde 2006, trabaja en ACCIONA, donde comenzó con la puesta en marcha de sistemas de telecomunicaciones de parques eólicos, y en la actualidad, su labor se centra en la ciberseguridad de los sistemas de optimización del Centro de Control de Energías Renovables (CECOER).
WE.- Hoy día la tecnología es la base de las energías renovables, eres la única de todas que trabaja en Acciona. ¿Cual era tu papel en este viaje?
Uxúa López.- Lo cierto es que yo tengo un perfil bastante diferente al del resto de las participantes. Bromeaba diciendo que yo era la TE del STEM (Technology Enegineering) y ellas eran la S (Science). La gran mayoría son científicas que trabajan en academia e investigación mientras que yo soy ingeniera y trabajo en la empresa privada. Desde mi trabajo diario yo he podido aportar una visión más práctica de las iniciativas y las problemáticas a las que se enfrentan las empresas que trabajan contra el cambio climático. Me ha resultado muy interesante ver el trabajo que se lleva a cabo en la investigación básica e intentar imaginar cómo se puede aplicar a nivel empresarial.
WE.- ¿Cómo fue el trabajo en equipo? ¿Sólo había mujeres?
UL.- El trabajo en equipo ha sido muy gratificante. Todas llegamos con muchas ganas de aprender, de preguntar, de compartir lo que sabíamos y nuestras historias. Ha sido un mes en el que nos hemos convertido en esponjas absorbiendo todo lo que teníamos a nuestro alrededor y hemos disfrutado mucho del aprendizaje. Se daban las condiciones para que las dinámicas de trabajo en equipo fueran muy positivas y así fue.
Y sí, en el barco también había hombres: gran parte de la tripulación, uno de los líderes de la parte técnica de la expedición, uno de los formadores, el fotógrafo… Todas las participantes éramos mujeres, pero convivimos en el barco con hombres. Hemos compartido toda la experiencia con ellos y hemos aprendido y disfrutado juntos.
WE.- ¿Algún momento de caos?
UL.-Nada excesivamente caótico. El tiempo en la Antártida te obliga a ser flexible con los planes y nos adaptamos bien. Por ejemplo, hubo un día que tuvimos que cambiar el itinerario porque el mar estaba helado, y decidimos cancelar una parte del viaje y tomar otro rumbo, pero la mañana siguiente había cambiado la meteorología y pudimos llegar al destino previsto.
En cuanto a las actividades, estaba todo muy bien organizado. Los momentos más caóticos llegaban cuando en medio de una clase alguien gritaba ¡ballena! y nos levantábamos todas para salir corriendo a cubierta para ver a esas ballenas increíbles nadando al lado del barco.
WE.- ¿Cuál fue tu balance del viaje?
UL.- Fue un año muy intenso en el que le hemos tenido que dedicar mucho tiempo y energía a Homeward Bound. Desde que decidí participar en el proceso de selección han pasado muchas cosas: las clases, ir conociendo a las participantes, iniciar los proyectos, las charlas, las reuniones videoconferencias multitudinarias… ha habido mucho trabajo por delante del viaje.
Yo tuve la suerte de que Acciona me financiara parte del coste del proyecto desde el principio, pero la mayoría de las participantes han tenido que embarcarse en campañas de crowfunding, charlas, eventos, búsqueda de patrocinadores. Esta parte de Homeward Bound es muy demandante.
Y el broche de oro, el viaje a la Antártida ha sido una experiencia extraordinaria. Conocer y compartir este mes con estas mujeres ha sido algo irrepetible.
Yo estoy muy feliz de haber tenido la oportunidad de participar en este proyecto y creo que es una sensación compartida por todas las participantes.
WE.- Me imagino que todo no ha terminado con el viaje, que todavía tenéis mucho trabajo por delante.
UL.- ¡Esto no ha hecho más que empezar! Somos el segundo grupo de mujeres que participa en el proyecto, ¡y van a ser 10! En 10 años seremos 1.000 mujeres en Homeward Bound, así que ahora mismo estamos dando las primeras puntadas a esta red de mujeres que vamos a tejer.
Estamos colaborando en iniciativas concretas muy enfocadas a mejorar Homeward Bound y en otros más diversas que salieron de los grupos de trabajo que organizamos durante la expedición; iniciativas orientadas a aumentar la presencia del liderazgo femenino en la lucha contra el cambio climático, reducir los sesgos de género en STEMM y materiales y campañas de sensibilización sobre cambio climático.
Enhorabuena a todas por la selección, por el proyecto, vuestro trabajo y el gran ejemplo para otras mujeres. Estamos seguras que en el Día Internacional de la mujer y la ciencia, este ejemplo es un testimonio de que se está consiguiendo la visibilidad del trabajo realizado.
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