Pilar es de esas mujeres con las que sabes que puedes pasar horas y horas hablando. Con ella todo fluye. Me recibe en su casa con un tono afable y desenfadado. Enseguida el ambiente se envuelve de cordialidad. Me acerca al balcón de su despacho: «mira un nido, las palomas vienen aquí y dejan sus huevos» ¿Y qué haces? –le pregunto–, «Pues nada, esperamos a que nazcan, a los niños les encantan las crías, son sus pollitos, los alimentamos y luego a volar».
Le propongo dar un paseo… un paseo por su mundo. Ese mundo conformado por diez hijos, su marido, Santiago; el arte, la historia, la música, los viajes, los proyectos… El calor provoca que optemos por quedarnos en su casa tras contemplar las vistas. Al fondo Los Cigarrales, sin verlo sabemos que el río Tajo sigue su curso, se divisa desde el paseo del Tránsito y, un poco más allá, como si intuyéramos que alguien nos observara tras las rejas de un ventanuco, la Casa del Greco.
La belleza
Woman Essentia.- Vamos a comenzar nuestro paseo por lo que tú realizas habitualmente. Lo tuyo es mostrar lugares, transitar por los siglos, abres las miradas a la contemplación y a la belleza. Belleza… es una palabra que hoy se estila poco, ¿verdad?
Pilar Gordillo.- Venimos de la estética de lo feo, de lo irruptivo, lo rompedor, lo agresivo… Ya con la «Bruja Avería» se acabó la dulzura y la belleza de los dibujos animados, la bondad intrínseca de Heidi… de la estética de los colores, esa curva amable, ese tono cariñoso y bondadoso. Todo eso quedó atrás porque parece que el hombre está enfadado consigo mismo, en erupción interna y no soporta ver fuera algo ordenado, equilibrado, bello. Porque él mismo está en conflicto interior (enfatiza) ese conflicto que no sólo no soluciona, sino que además quiere destruir lo que en el exterior no es como él tiene y vive. Es algo muy dramático.
Nuestra protagonista destaca en muchas cosas, no solo en el arte de la conversación, de hecho ¡Es muy buena conversadora! Curtida en el arte de hablar en público, utiliza de forma natural un vocabulario rico y medido. Se expresa con suavidad, ponderada. Maneja al dedillo diversas temáticas y poseedora del don de la palabra, produce una especie de embrujo en el oyente. También asoma la pasión y determinación a lo largo de nuestro paseo.
WE.- Recientemente te has incorporado a nuestras filas, en tu primer artículo –precioso–, sobre Notre Dame de París te nos descubres como alguien que no solo es conocedora del Arte sino que aportas una reflexión de fondo a todo. En tu perfil leemos «mi misión es dejar huella»
PG.- Hombre… pues esta vida es muy cortita, pasa rápido, realmente intento destilar en el discurso lo esencial que pueda impactar, llamar la atención. Precisamente por eso mismo que hablábamos antes sobre qué es lo importante y qué no lo es.
En mi quehacer a la hora de elegir el personaje, el escenario, el evento, esa visita, ese contenido… busco, claro que sí, dejar huella. Que las personas no se quieran ir de allí. Que no se les olvide. Que haya sido una inmersión total, como una vuelta de 360 grados.
Dejar huella… pero no por mí, sino por lo que yo traigo, es el arte, es el patrimonio, es esa belleza de la que hablamos, dejar huella con todas las letras, dejar huella en el interior para realmente conmover, coger de la solapa y sacudir y enderezar esos ánimos y ¡Tirar para arriba de la gente! ¡Iluminar la mirada! Eso es dejar huella.
¡Greco Vibrante!
Pilar es la fundadora y CEO de Evocarte, una empresa con solera en la organización de eventos corporativos y ocio cultural que sin duda marca la diferencia. Acaba de sacar un espectáculo nuevo que llama mi atención «Greco vibrante». Por eso la llamé, para que nos contara de qué va… «Imagínate escuchar la pintura del Greco con música y poesía».
WE.- Seguimos paseando Pilar, no solo contemplamos, sino que también vibramos, acabas de abrir un espectáculo con un nombre muy sugerente «Greco vibrante», cuéntanos.
PG.- Pues mira el hombre de hoy necesita que le hagamos vibrar, ya no es fácil que se ponga a escuchar a Tomás Luis de Victoria o a Morales, o que se ponga a leer la poesía mística, ya no es fácil. Tender a la cultura, buscarla, buscar ese libro, ese tiempo, buscar ese silencio… Lo que sí que tenemos es esa necesidad de ocio, necesidad de salir de la rutina, esa escapada ¡De escapar del follón! del estrés del día a día. Lo necesitamos todos.
Esta es una estrategia para llegar al hombre de hoy, para llegar al gran público, para darle nuestros tesoros más exquisitos y llegar a nuestra cultura, nuestro arte.
Es una mezcla, un cocktail –yo creo que delicioso– entre la pintura del Greco, más la poesía de San Juan de la Cruz y Santa Teresa, más la música de la época de El Greco que es la del último Renacimiento y el primer Barroco. Y este cocktail se sirve en una noche de sábado en la parroquia de Santo Tomé donde se custodia la que se considera la obra maestra de Doménico: «El entierro del Conde de Orgaz».
(Pilar me lo narra en voz baja, como si estuviéramos a punto de ver abrir el telón del escenario) Se trata de escuchar la pintura a través de la música. La experiencia allí es exclusiva, en el silencio de la noche, sentarse cómodamente, con una explicación más profunda, serena. Una simbiosis deliciosa. Greco Vibrante hay que recomendarlo, algo que no se había hecho hasta ahora, una persona el primer día me decía que su experiencia fue: «¡Sobredosis para los sentidos!»
El eterno arranque del emprendedor
En nuestro paseo imaginario nos topamos con una de tantas cuestas empinadas del casco histórico de Toledo.
WE.- Pilar, tú eres emprendedora, uno no deja de ser emprendedor nunca. Es el «eterno arranque», acabada la burocracia del inicio la vida sigue, cada día empiezo de nuevo, o un reto nuevo o cómo mantengo esto y cómo lo saco a flote. Tras 15 años de trayectoria y sin entrar en que eres madre de diez hijos, ¿qué balance realizas?
PG.- Bueno… pues yo creo que es durísimo (risas) porque cuando uno emprende tiene una ilusión muy grande. Sabe que es muy bueno en algo, en una cosa, por ejemplo en el producto que hace, está convencido, lo quiere compartir. En nuestro caso, queríamos abrir la ciudad cuando los monumentos están cerrados. Pensábamos en el empresario que ha estado todo el día reunido y al final del día no puede darse un paseo visitando lugares porque todo está cerrado.
Desde el principio tuvimos claro poner el foco en las empresas, sobre todo aquellas que valoran mucho la cultura. Algo así como «Empresa te pongo una alfombra roja para que tus clientes o tus empleados queden deslumbrados. Se sepan mimados, apreciados, etc.» Es un trabajo precioso donde elaboramos en conjunto planes de trabajo, como un traje a medida según los objetivos que la propia empresa se marque.
Sigo que me voy por otro lado, lo que te decía, tú estás convencido de tu producto, y entonces empiezas a ver ¡agujeros negros! Constatas las carencias, por ejemplo, en planificación, en finanzas, en metodología, no sabes hacer un plan de empresa anual… No sabes analizar los resultados, ¡Claro que siempre hay agujeros negros!
Hay que estar permanentemente en la formación, en ocasiones te vuelves autodidacta, te has subido al carro y va todo rápido, el hecho de comercializar, de repente piensas que no sabes… de 15 años a esta parte todo ha cambiado drásticamente, el mercado del marketing, la forma de llegar al cliente. Todo eso hace que estés en permanente reciclado y que nunca des con la piedra de toque.
Y cuando llegan los clientes te das cuenta que se dan muchas circunstancias que llamamos Providencia, el gran cliente muchas veces viene por esa gran amiga, o ese contacto o de la forma más inesperada. Eso es fantástico cuando te llegan los grandes clientes así, inesperadamente.
Urge un cambio de mentalidad
Sin saberlo mi curiosidad provoca que aparezca otra Pilar. Esa especie de hada madrina narradora de maravillas queda atrás al pasar a otro asunto. Se me descubre valiente, determinante, y defensora apasionada de su causa. Experimenta en primera persona la impotencia de los muros humanos porque aún predominan mentalidades obsoletas, sin conciencia del «la unión hace la fuerza». Esa unión necesaria entre los gestores públicos del patrimonio cultural, o por particulares, con la empresa privada, motor de desarrollo, creatividad, talento y trabajo.
WE.- ¿Percibes apertura en las ciudades donde trabajas? ¿Hay buena predisposición a poder organizar actividades en cualquier parte?
PG.- (Con fuerza) ¡Este país tiene una mentalidad muy retrasada! Absolutamente, el mundo de los museos públicos que pagamos entre todos, de los monumentos, instituciones, empezando por Madrid y todas las Comunidades que nos podamos imaginar, todas esas instituciones dicen: «No, aquí no se puede hacer nada, primero porque nunca se ha hecho» o «¿Cómo me dice usted abrir fuera de horario? No, aquí esto nunca se ha hecho, yo soy funcionario y nunca se ha hecho». Y te hablo desde la casa de Lope de Vega, o el Museo de Cervantes en Alcalá o la Casa Palacios de los Vargas en Madrid, me da lo mismo…
Algo que oyes a cualquier empresario de éxito, el mismo fundador de Google, dice «para el 59 % de la mente de un ‘gugueliano’ es que no hay imposibles, que el ‘no’ no existe». Somos solucionadores, habla de esa forma de ser: solucionemos los conflictos, solucionemos los problemas, mentalidad de resolver, vale, esto tiene un horario de funcionarios pero vamos a ver cómo podemos resolverlo… ampliamos la contratación o tú me pones un vigilante, o un extra o yo te pongo esto… ¡No es un tema de dinero, es un tema de mentalidad!
(Pilar se va creciendo, no hay enfado… más bien resignación y lucha) Prosigue.
Y luego, hay otra segunda respuesta muy curiosa, que el mundo del socialismo nos está ofreciendo últimamente, los ayuntamientos socialistas: «No, esto es que no se puede alquilar porque esto es de todos», «Es-to es del pue-blo» (levantando los brazos).
La respuesta que me dan es que es del pueblo ¡Que no! ¡Que si tú dices que es del pueblo, en realidad es de nadie, chica! Cerrado a cal y canto. No hombre, no, vamos a ver.
Y el resto de ayuntamientos no aprenden, ¡oye que no, que para ellos! Me da mucha pena porque cuando se puede generar una riqueza y luego ves a los ayuntamientos que lloran porque no obtienen ingresos. ¡Pero vamos a ver! Si los ingresos del turismo se lo reparten en otras concejalías, cuando sabemos que el turismo es el motor económico. Pues oye que no, que para ellos, cuando el turismo es el motor de tantas y tantas actividades… Al final la sensación es que… los bienes del pueblo son cortijos privados.
Y te encuentras con sorpresas, mi experiencia ahora mismo es que quienes realmente se están abriendo más son las personas de Iglesia, han tomado conciencia de que su patrimonio es de todos, mucho más abierta, sin duda. Y también algún que otro particular, de la nobleza, personas que han visto que poner en valor sus bienes es rentable, para ellos y para la cultura, ahí sí que hay una apertura real.
Y esto también lo traslado a los empresarios locales, regionales, no entienden las oportunidades que pierden por no abrirse más. No sé si es por pereza, por mentalidad estrecha, no lo sé la verdad.
Mira, cambiar las mentalidades es un trabajo grande, de años, de marcha atrás, de erradicar la falta de transparencia, etc. y ahí hay heridas en el camino, es difícil.
He aprendido a quererme bien
Vamos culminando nuestro paseo no sin antes ahondar un poco más en otra de las esencias de Pilar Gordillo, su familia. Padres de diez hijos, Pilar y Santiago, ponen en práctica «las tertulias del más allá«, sobre todo con los adolescentes. Esos espacios más personales con cada uno de sus hijos, nos confirma que la única herencia real que unos padres pueden legar a sus hijos es la mejor educación posible.
WE.- Para nuestra revista eres «golosa», madre de familia numerosísima, mujer joven, guapa, profesional y luchadora. Emprendedora, impartes cursos de formación, te llaman de muchos lugares, has sido asesora, por ejemplo, del gran parque temático Puy de Fou que pronto se abrirá en Toledo… ¿Cómo lo haces?
PG.- No me considero nada superwoman, todo lo que cuentas suena apabullante ¡Guau empoderamiento! Mira soy una mujer débil, soy una mujer frágil, soy una mujer limitada y que llora de vez en cuando. Y que no llega a todo lo que tiene que llegar en el trabajo, verdaderamente todo va a una velocidad y constato que al llegar a los cincuenta… ya necesito descansar después de comer, por ejemplo, si no la tarde se resiente.
Claro, el arranque por las mañanas con todos los niños no es rápido, hasta que logro llegar a la oficina… La verdad es que me dejo la piel, me encanta mi trabajo, a veces tengo adicción, etc. Es un combate, es una lucha diaria por priorizar y a veces se hace bien y otras no se hace tan bien. Es realismo puro y duro y hay que saber cortar.
Pero… no me castigo y me quiero bien, me perdono… me perdono (afirma pensativa y sonriente). Siempre te queda el poso de no pasar más tiempo con mis hijos, o el gusto de oír los pájaros, las campanas, o pasear a solas con mi marido.
Lo que es incuestionable es que en momentos de ingratitud o de fracaso empresarial o de reveses, pues los hijos te sostienen, la familia es fundamental, lo que más te alimenta, te sostiene. Los hijos… les miras y lo haces por ellos, merece la pena, «mamá no te preocupes, mamá vamos a apoyarte» y por ellos haces todo. Y entonces, las facturas crecen y los niños que te quieren tanto siguen creciendo… y siguen comiendo… y las facturas se amontonan… Y allí estamos y luego llegan las universidades, y así vamos con todas las complicaciones de hoy en día, hay que luchar por dejar la herencia que es la educación, y ahí estamos.
WE.– ¿Lográis tener momentos «sagrados»?
PG.- Sí… Es sagrado lograr tener el momento sagrado. Bueno al vivir en Toledo sí logramos comer y cenar en familia. En ese sentido sí son los momentos sagrados. Esa tertulia después de comer es absolutamente obligatoria, es decir, nos gusta hablar, ninguno se puede levantar de la silla después de la comida. Como buenos españoles nos gusta hablar (se pone divertida y sentencia sin tapujos), porque es un tesoro, patrimonio de la humanidad que España aporta, en nuestra cultura judeo cristiana y greco latina el sentarnos en la mesa y comer dignamente, comida casera, no basura. A veces los días de más jaleo hay más guirigay.
Luego es verdad que como tenemos un bloque de adolescentes, mi marido y yo buscamos tener momentos con ellos, lo llamamos «las tertulias del más allá», es decir más allá de ir a recoger a este, o más allá del día a día.
Qué duda cabe que familia se hace en el roce, en la jovialidad, aunque cada uno esté en lo suyo, a pesar del cuadrante de cocina que tenemos en casa, cada quien en sus cosas. El estar, el cohabitar, el oírnos, rozarnos, escucharnos la respiración. Es innegable que la familia es nuestro refugio, esa es la grandeza de la familia.
Escuchamos campanas de fondo que nos avisan que nuestra agradable conversación ya debe llegar a su fin. Y entre risas acabamos nuestro agradable y fructífero paseo imaginario. Cuántas cosas hemos dejado en el tintero, bueno, me digo, habrá una próxima ¡Gracias Pilar! Volveremos, seguro.
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