“Papá” (Baobab, 2021) es el nuevo libro del escritor y antropólogo Ritxar Bacete (Vitoria-Gasteiz, 1973). El autor del libro es además trabajador social y uno de los mayores especialistas en género, políticas de igualdad y paternidad positiva de nuestro país. En los últimos años Bacete ha impulsado o colaborado en proyectos para la promoción de los hombres en la igualdad. La obra “Papá” descubre 25 figuras paternas, representadas por las ilustraciones de Jordi Solano, reflejadas en las historias de hombres reales, populares y de la ficción, entre ellos el hombre de Atapuerca, Amenofisis IV (Akenatón) o Abraham. “Papá” no es el único trabajo escrito de Ritxar Bacete. Le preceden: “El poder de los chicos Retos, preguntas y respuestas para los niños de hoy” (Destino, 2019), y el ensayo “Nuevos hombres buenos. La masculinidad en la era del feminismo” (Península, 2017).
Hace pocas semanas “Papá”, coincidiendo fechas próximas al Día del Padre, logró posicionarse entre los 37 libros más vendidos en nuestro país (el más vendido sobre paternidad), y alcanzó el tercer puesto en la categoría de libros infantiles.
Patriarcado y machismo vs paternidad
WE.-Hablamos mucho de patriarcado o machismo, sobre todo en el último siglo. He podido escucharle decir que la paternidad es una de las grandes olvidadas de la historia. ¿Cuál considera usted que podría erigirse como un gran rasgo olvidado de la misma?
Ritxar Bacete: El patriarcado sería el origen del machismo: una sociedad en la que la máxima autoridad la ejercen los hombres, y la figura del padre es el referente fundamental; aquel que tenía la capacidad históricamente de decidir sobre la vida de sus hijas e hijos y de sus parejas. Y, sin embargo, es curioso porque esa idea patriarcal cuyo origen etimológico es precisamente la idea del padre todopoderoso y autoritario, no ha ido acompañada de los estudios de la paternidad.
Se ha cogido una imagen estereotipada para definir una forma de entender la paternidad que ha sido dominante en algunos momentos de la historia, pero no siempre. En la Edad Media o en la época griega un padre podía decidir llevar a su criatura recién nacida al vertedero porque consideraba que era suya. También el hombre podía decidir si su hija iba a un convento o se casaba. La mujer, por otro lado, tenía prácticamente en exclusividad el carácter de “vasija” donde el hombre depositaba su semilla. En los hombres se albergaba el absolutismo familiar.
Pese a que el patriarcado y el machismo están tan presentes, no se ha investigado sobre la paternidad. Hay muy pocos ensayos rigurosos que hablen de los distintos tipos de paternidad: la disidente, la tierna o la pacífica. Son las grandes olvidadas. Son esas las que he tratado de rescatar en mi libro y que me han sorprendido muchísimo. Unos de los grandes rasgos olvidados son precisamente la ternura y los cuidados asociados a la paternidad.
“Papá”: un libro universal
WE.-“Papá” es un libro histórico. Conocemos a muchos de los 25 protagonistas del libro por verlos en televisión o leer sobre ellos. ¿Este libro se dirige sobre todo a los niños o también a los adultos: padres, madres, abuelos, abuelas…? ¿Qué diría usted que van a descubrir en su libro que desconozcan?
R. Bacete: “Papá” es un libro histórico-antropológico que ha tratado de profundizar en los distintos modelos o referentes de paternidad que hemos tenidos a lo largo de la historia, y que están en el presente también. Hay muchos hombres en la actualidad, que siguen creyendo que ser terribles es una forma de hacer valer su rol como padres. De los 25 personajes que he elegido la mayoría son conocidos o famosos, pero muchos no en su faceta de padres o por haber representado un tipo de paternidad distinta, alternativa o disidente. No quería hacer una visión edulcorada de la paternidad, sino poner en valor aquellos que han sido unos padres maravillosos, pero sin dejar de lado otra realidad. Lo considero un libro universal: para niños, niñas, adultos y adultas.
Hay mujeres y hombres que tras leer “Papá” han llegado a reconocer a su padre y abuelo. Algunas mujeres se lo han regalado a sus parejas y padres. El libro ha permitido hacer un viaje intergeneracional. Quería que fuese un libro sanador, propicio para el debate, para el diálogo, que ponga en valor y rescate la figura del padre. Quienes lo lean van a descubrir que “Papá” se aleja del modelo patriarcal, desapegado de los cuidados. Descubrirán personajes fascinantes y maravillosos de los que tenemos mucho que aprender, aunque sus vidas trascurrieron hace millones de años.
Realismo y diversión en las historias
WE.-Existe una mezcla de dureza y diversión en su libro. ¿Cómo ha logrado Ritxar Bacete que esta mezcla enganche tanto al lector?
R. Bacete: En «Papá» puede percibirse una mezcla de realismo y diversión porque es la propia vida. Imaginémonos que cocinamos un plato y le ponemos solo agua, solo azúcar o solo sal. Sería insípido o excesivo. Por suerte la vida está compuesta de todos los ingredientes: luminosos, tediosos, duros, divertidos… Yo he tratado de aglutinar todo esto en cada una de las historias. Creo que eso engancha al lector ya que estás esperando qué va a ocurrir o con qué nos va a sorprender Ritxar en la siguiente historia.
Normalmente tenemos esa obsesión binaria en la que los textos o la posición que tenemos en el mundo es buena o mala, blanca o negra. Y en ocasiones se puede mezclar y combinar porque las personas se ven identificadas en sus propias vidas. A cuántos nos ocurre que eres un padre maravilloso y por la mañana cuando no llegas al colegio te conviertes en otra cosa. Eso debemos contarlo.
Los diferentes tipos de padres
WE.-Habla de padres buenos y no tan buenos que se descubren en las atrayentes ilustraciones de Jordi Solano, ¿con cuál de ellos se identifica usted?
R. Bacete: En «Papá» he destacado historias donde prima la ternura, por ejemplo, con San José de Nazaret. Es un ejemplo radical de ternura, compromiso y compasión. O Abraham, otro padre histórico, algo paradójico porque que era estéril. Ha sido un personaje que quería mucho a su hijo Isaac. Sin embargo, por amor a Dios estuvo dispuesto a sacrificarlo. Podemos cuestionarnos entonces si Abraham es bueno o malo. ¿Qué pensaría su hijo al verle con el cuchillo en la mano?
Todos somos a veces buenos y todos tenemos una parte oscura. La bondad es una praxis y se plantea desde una perspectiva aristotélica de las virtudes humanas. Al final es un destino, es una forma de marcar un horizonte ético y estético para nuestra vida. Con la paternidad ocurre eso. A veces no somos tan atentos con nuestras parejas o ponemos el grito en el cielo. Amenofisis IV (Akenatón), me parece fascinante; hace más de 3000 años fue capaz de conectar con la parte cuidadora de la vida y representó un modelo de masculinidad avanzado para aquella época. Me identifico con todos los padres del libro, aunque algunos personajes me han hecho vibrar más.
Imagen de imperfección y compromiso
WE.-Habla de su padre en el libro. ¿Se ve él reflejado en lo que usted cuenta? ¿Qué ha heredado Ritxar Bacete de él en su faceta de padre?
R. Bacete: En el libro hago un juego. Empiezo hablando de Manuel, un padre del Paleolítico -quien cuidaba a su hija-, de hace 450 mil años, hasta mi padre que también se llama Manuel. El “Manuel” del Paleolítico es un padre imaginario a través de un hallazgo de Atapuerca, de los restos de una niña de unos nueve años que se encontró en la Sima de los Huesos en Atapuerca, en Burgos. Ahí está la convicción de que los seres humanos hemos sobrevivido como especie porque en todos los momentos de la historia hemos participado de los cuidados.
En los dos últimos siglos se puede decir que se ha distorsionado la percepción de la evolución. Los hombres hemos tenido un papel más desapegado, donde se reforzó de una forma terrible el papel del hombre como proveedor de recursos, autoridad, que estaba todo el día fuera de casa, y cuando regresaba causaba temor por si llegaba cabreado o cansado. Todos tenemos un referente de padre por presencia o ausencia. Y he querido terminar desnudándome un poco contando la historia de mi padre. Quería trasladar esa imagen de imperfección, amor y compromiso. Porque mi padre ha sido el padre que ha podido ser: se quedó huérfano con apenas un año y con cinco hermanos más, en la cruda época de la posguerra. Pese a todo veo la presencia sin impostura de mi padre con mi pareja e hijos.
Conexión hijos-padre
WE.-¿Qué opina de que se hable tanto del vínculo y el apego de hijo/a-madre, pero no se meta al padre en esa ecuación o se hable de la conexión hijos-padre?
R. Bacete: Esto tiene que ver con una construcción patriarcal de la realidad. En los estudios de la psicología en las últimas décadas con mucha intensidad a través de la neurociencia, se expone el impacto que tienen la presencia de otros seres humanos en el desarrollo psicobiológico de otras criaturas. Somos una especie interdependiente, altricial, donde la vulnerabilidad es radical. Los seres humanos durante toda nuestra vida dependemos de otros seres humanos para sobrevivir y para sentirnos parte del grupo y que tenga sentido nuestra vida.
Hasta ahora la definición del papel del padre era el que sostenía económicamente a la familia. En un momento histórico, capitalista, a finales del siglo XVIII, principios del siglo XIX, la industrialización arrancó al padre del símbolo y rol de presencia y vínculo con las criaturas. El siglo XIX y XX fueron complicados. Desde la perspectiva psicológica, eran las madres las que generaban el vínculo y apego. En los años 70 los padres no disfrutaban de días libres al tener un hijo y llevaban una caja de puros al trabajo. Por el contrario, la mujer se quedaba sola en casa.
Es muy importante que haya una segunda figura de vínculo y apego seguro para que el niño desarrolle óptimamente sus capacidades. Es necesario que hagan lo que les hace felices, que tengan relaciones profundas, conectadas, que desarrollen las inteligencias múltiples y la frustración de la vida. No hablamos necesariamente de relaciones heterosexuales, pero suele ocurrir en un alto porcentaje que es el varón la segunda figura de apego. Él puede generar ese vínculo y hacer mucho bien construyendo identidades poderosas. Hay una evidencia empírica de afirma que niñas de hombres que han estado presentes, que han generado ese vínculo y han sido más igualitarios, cuando son mayores desarrollan profesiones contrahegemónicas. Las niñas son más libres y tienen menos probabilidades de sufrir violencia machista. En el caso de los niños, es probable que transiten de manera libre por su parte expresiva (que puedan elegir si jugar al fútbol o pintar y muestren más sus sentimientos), tengan relaciones más igualitarias y con menos probabilidades de ejercer violencia contra sus parejas.
Los padres deberían hablar con profundidad y sin tabúes de sus hijos
WE.-Las mujeres y madres somos muy de hablar y preguntar a otras madres: “¿duerme tu hijo bien?”, “¿come bien?” “¿cuándo comenzó a andar?” … A su modo de ver, ¿saben los hombres compartir inquietudes y aspectos de sus hijos de su crianza y educación con otros hombres sin tabúes, desde la profundidad y la claridad?
R. Bacete: Decía Simone de Beauvoir que una mujer no nace, se hace. La idea de preocupación de las madres por el cuidado y las conversaciones sobre el hijo de si come o duerme bien, es lo que la sociedad previamente ha definido como deseabilidad. Esto constituye la esencia impuesta en un momento dado sobre lo que significa una buena mujer y madre. Otra cosa es que la preocupación por los cuidados es humana. Cuando los hombres no compartimos elementos trascendentales, del día a día de lo que ocurre a nuestros hijos es porque no hemos adquirido esos códigos a través del proceso de socialización.
Los que somos varones ahora preguntémonos cuantos jugábamos con muñecas cuando éramos pequeños. El juego es una forma de entrenamiento para la vida. Todavía vivimos en una sociedad profundamente desigual en la producción de los cuidados. Se calcula que los hombres españoles dedicamos cerca de 3,8 horas menos al día al cuidado de las demás personas de nuestra casa. No está en la agenda del hombre. Los hombres hemos sido construidos por la sociedad: desapegados, menos activos en las tutorías del cole o atentos al calendario de vacunación de los hijos. No es una esencia masculina, es una construcción social. Se ha idealizado el papel de las madres como eternas cuidadoras. Tendríamos que hablar sin tabúes y con profundidad y claridad como lo hacen las mujeres.
La ayuda del padre en el empoderamiento de sus hijas
WE.-Hay padres que ayudan a que sus hijas se empoderen. Usted tiene hijas. ¿En qué las ayuda usted en ese sentido, en un momento en el que la mujer sigue necesitando ver cooperación, responsabilidad e igualdad?
R. Bacete: Cada vez más datos que ponen en valor como un hombre más igualitario tiene efectos beneficiosos en las hijas. Tengo dos hijas y un hijo. Mi hija mayor quiere ser: jefa del país, alcaldesa…, desea algún puesto de trabajo donde se organice y se tenga poder. Quiere crear un partido político porque no le gustan los que hay. Existen figuras poderosas de feminidad y hay una eclosión de libros ilustrados, referentes en la historia o política. Sin ir más lejos, nuestras parejas, quienes están en el ámbito laboral, tienen ambiciones y logran compaginar varias facetas.
A mí me preocupa qué no se hace con los chicos y dónde están sus referentes. Queda camino por recorrer. A mí me resulta más fácil acompañar a mis hijas. Un niño que se vista de rosa o que haga la actividad que más le guste puede resultar fruto de mofa; por otro lado, con mi hija mayor suscita admiración.
Personajes increíbles de los que aprender
WE.-Charles Ingalls, Gru, Darth Vader, John Lennon, Dédalo, Kafka, Confucio…, dentro de «Papá» ¿con cuál de las historias que relata se quedaría?
R. Bacete: Me quedaría con Amenofisis IV (Akenatón), un personaje fantástico que me ha enganchado. Puso por encima de otras cuestiones el valor de la familia y de las hijas. Representa la imagen que elegimos para el libro, la primera prueba material de la relación de amor y cuidado de un padre con su hija. Nefertiti, faraona y su mujer, sí pasó a la historia. Esto sucedió gracias a la idea de sociedad igualitaria con poder compartido. Tutankamón, el hijo de ambos, deshizo los avances humanistas de su padre; no fue ni un padre igualitario ni tierno.
Otra historia eterna es la de Dédalo e Ícaro. Su historia se aplica a la de otros padres, donde el gran reto tiene lugar al dotar de alas a los hijos para que vuelen. Peo esto implica ciertos riesgos. El caso de Ícaro terminó con su muerte por desobediencia a su padre. La verdad es que todos los relatos tienen algo especial para mí.
La pandemia y la implicación de los hombres en el hogar
WE.-¿Qué considera que la pandemia ha traído a la paternidad respecto a los hijos, su educación y el trabajo en casa? ¿Ha beneficiado esta situación en algo a los padres?
R. Bacete: La pandemia ha impactado de una forma importante en el significado de la paternidad. Una de las fantasías del feminismo hace años pudiera haber sido el que metiesen a millones de hombres en casa y les hiciesen trabajar desde ahí al mismo tiempo que poner lavadoras, hacer la comida, acompañar a los niños con los deberes y jugar con ellos. Esta situación nos ha llevado a comprender el significado, la potencia y la dureza de los cuidados. No obstante, los datos nos dicen que ha impactado más a las mujeres.
Hemos podido observar la salida de las mujeres del ámbito productivo y el mercado laboral. Puede hablarse de datos que aseguran que desde la pandemia las mujeres en Europa han dedicado 5,5 horas más a los trabajos que tienen relación con los cuidados. Los hombres emplean 3,5 horas más. A los padres creo que nos ha podido beneficiar en que hemos aprendido a comprender el significado del valor y la profundidad de las atenciones.
La expresión de los sentimientos en el hombre
WE.-¿Valora usted la existencia del estereotipo de hombre de las cavernas, rudo y que no besa a su padre o le explica sus sentimientos? ¿Qué debe un padre mostrar a su hijo para potenciar esa unión y lograr que también él se desnude emocionalmente?
R. Bacete: El estereotipo del hombre de las cavernas está en desuso y declive. Hoy en día a hombres españoles o europeos -en nuestro caso un 96% de los hombres-, afirmamos que estamos a favor de la igualdad. Respecto al hombre rudo que no expresa sus emociones, es agresivo y autoritario, hay prácticas que todavía prevalecen. En todos nosotros hay sesgos profundos e inconscientes de rudeza o incapacidad emocional que tienen que ver con el proceso de aprendizaje y socialización que hemos tenido. La crisis de masculinidad de la que hablo supone que hemos sido socializados de una forma profundamente patriarcal de entender las relaciones.
Nací en el año 1973 y todavía vivíamos en una dictadura. A nivel legislativo con lo que supone, una mujer no podía abrir una cuenta bancaria y necesitaba el permiso de su marido para sacarse el pasaporte y viajar. Ese sí constituía un modelo de masculinidad y paternidad de las cavernas asociada a una forma patriarcal e inequitativa de entender la masculinidad lo que significa la paternidad. Con la llegada de la democracia llegó un movimiento de empoderamiento fantástico a celebrar por parte de las mujeres. Sin embargo, no se ha producido el empoderamiento de los hombres en expresión de los sentimientos o atenciones familiares tanto como nos cuidan las mujeres. Potenciar la unión en padres e hijos y que como adultos nos mostremos vulnerables, es el mejor modo para que nuestros hijos, chicos fundamentalmente, sean más libres y expresivos.
Un libro con mucho corazón
WE.-Habla de “Papá” como un libro homenaje, ¿a quién se lo dedica?
R. Bacete: Se lo he dedicado a Paloma Gutiérrez, mi pareja, la madre de mis hijos. Yo no sería papá sin ella; no solo por su capacidad de procrear, sino por todo lo que me ha enseñado. También es un agradecimiento a todas las mujeres de la historia: a nuestras madres, hermanas, abuelas y parejas. Se lo dedico además a un buen hombre, un buen padre, Joseba Ruiz, que tenía tres criaturas y falleció hace tres años. Hay que reconocer a los hombres buenos también.
WE.-Si Ritxar Bacete tuviese que escribir una carta de despedida a su padre y otra a su madre, ¿cuál sería una idea esencial a expresar que se le viene a la mente? Si a continuación pudiese leer una carta que le han escrito sus hijos, ¿qué frase le llenaría de satisfacción?
R. Bacete: A mis padres les diría: “Os quiero. Os amo. Gracias por todo”. Soy más consciente ahora que soy padre del esfuerzo que supone la paternidad: de la dedicación, implicación, preocupación, ocupación y negociación, y de cómo impacta en la vida de la pareja.
Por parte de mis hijos, me ilusionarían las mismas frases: “Gracias” o “Te quiero”.
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