El teatro es el entrenamiento ideal para los abogados, es un lugar para aprender a expresarse con claridad, ejercitar la escucha y la velocidad de respuesta.
Quienes han decidido trabajar como abogados reconocen que deben utilizar de manera impecable la voz y el lenguaje gestual. El contenido de sus argumentos y la forma de expresarlos son vitales para ganar o perder un juico.
Juan Martín Gravina es Director/Docente de teatro en CURSO DE TEATRO PARA ABOGADOS en MODO COWORKIN.
Pero sobre todo es actor: Ha participado en series televisivas como “Vive Cantando”, «Cuéntame cómo pasó”, “Aquí No Hay Quien Viva”
“Los Serrano”, “Hospital Central”, “Escenas de Matrimonio” y “Odiosas”.
En cine trabajó en películas como “Diamantes Negros”, de Miguel Alcantud, ganadora del premio del público en el Festival de Málaga 2013. “La Fotógrafa”, “Cruzados”, “Vagón Fumador” (Ganadora del premio Mejor ópera prima en el Festival de Huelva; y “El Vuelo del Tren”.
En 2015 estrenó “La Final” de Valerio Boserman, (Ganadora del Premio al mejor Largometraje en el Festival de Cine de Tarazona 2015). En 2016, dos películas: “Tini, El Gran Cambio de Violeta” dirigida por Juan Pablo Buscarini y “Julie” de Alba González de Molina.
Es actor de teatro desde hace 20 años. En la actualidad, encarna al Che en la obra “Cuestiones con Ernesto Che Guevara” dirigido por Carlos de Matteis. Un puesta en escena que cumplió un año en este mes de marzo y con la sala llena función tras función.
Precisamente, por esta amplia trayectoria Juan Martín Gravina puede afirmar que una coma colocada en un lugar incorrecto cambiará el ritmo de la frase y por tanto el significado del mensaje. ” Además debemos proyectar la voz: sin gritar ni olvidar que nos tienen que oír desde todos los rincones de la sala, alto y claro. Y nuestros gestos, la forma en que nos movemos, el modo de escuchar, hasta los silencios, dicen tanto como las palabras. Manteniendo la claridad en la oratoria, poniendo énfasis en lo importante”.
Juan, ¿cuál es el primer paso para romper el hielo entre la preparación teórica de los estudiantes en Derecho y la aplicación práctica en tus clases?
JMG.-“Creo que lo fundamental es generar confianza en el alumno, que se anime a romper con sus prejuicios. Cuando yo era el alumno y mi profesor me pedía que me tirara al suelo para dar vida a una escena, yo no lo dudaba. Ni un segundo de duda porque estaba convencido de que su decisión era lo más apropiado para mi aprendizaje. Su consigna hacía crecer la escena».
El 95% de nuestra comunicación es no verbal. Por lo tanto cada uno de nuestros gestos, todas nuestras posturas marcan un mensaje. ¿Cómo dirigir este lenguaje gestual hacia el objetivo que pretendemos?
JMG.-“Yo suelo hacer muchos ejercicios en los que digo una misma frase pero de diferentes maneras. El mensaje es completamente distinto porque cuando nosotros hablamos cuentan los tonos, los ritmos, los pequeños gestos, todo es vital. Y para los abogados es prioritario comunicar con las tonalidades del discurso y los ritmos que sirven de apoyo para resaltar las partes más importantes de su discurso”
Un pestañeo o un gesto casi imperceptible de boca pueden dar mucha más información de lo que pretendemos. Por eso es importante observar y controlar nuestra capacidad de escucha hacia nuestro interlocutor. De esa manera podemos captar muchos detalles e información que de otro modo pasarían a un segundo plano. Es una de las pautas que aplicas en tus clases de teatro para abogados ¿verdad?
JMG.-“Cierto, hacemos muchos ejercicios de improvisación. Cambiamos continuamente las circunstancias, lo que demanda una actitud de alerta, de observación y adaptación al medio que serán vitales para aplicar después en el desempeño de la abogacía. Los abogados tienen que generar su alegato “en imagen” de tal manera que cuando llegue el momento de su exposición verbal tenga la capacidad de que sus receptores capten de inmediato la imagen que desean transmitir. En este objetivo se suma la necesidad de emplear una dicción perfecta. Muchos estudiantes quieren mejorar su dicción, porque reconocen que los miembros de la sala no tienen que esforzarse por entenderles. Desean que su interlocución sea elegante y clara en forma y contenido”.
Interesante reflexión Juan: si yo imagino lo que expongo tendré menos dificultades para que llegue mi mensaje sin alteraciones de interpretación al receptor. Pero, ¿cómo controlamos nuestros nervios cuando hablamos en público?
JMG.-“Es una cuestión de entrenamiento como todo. Al final se controlan e incluso se llega a disfrutar con ellos. Cuanto más hablemos en público, menos miedo escénico tendremos, menos nervios y más capacidad de control. Es una sensación que compartieron conmigo los actores veteranos y que yo ahora transmito a los más jóvenes”.
«La perfección no existe, pero buscar la perfección es acercarse a ella.»
Generar empatía. ¿Un don?
JMG.-“Hay personas que generan empatía de manera innata. Pero es cierto que ejecutamos actividades que consisten en observar el cuerpo de nuestro interlocutor, descubrir cómo se expresa. Por tanto, es importante que dejemos de escuchar su mensaje verbal para mirar y “leer” lo que realmente sus movimientos nos quieren transmitir; ahí está la clave de lo que realmente desea expresar, de cómo sinceramente se siente porque el cuerpo no miente. Siempre me gusta recordar que mi primer empleo en España fue de comercial a puerta fría. Acababa de trasladarme desde Argentina y en ese trabajo pude aplicar mis conocimientos como actor y mi capacidad de réplica ya que mi tono de voz y movimientos tenían que adaptarse a las pautas de comunicación que emitían las personas que me abrían su casa. Un trabajo que implica generar empatía en todo momento: el tono y volumen de voz, los gestos amables y nada invasivos. Y la sonrisa, que tiene un efecto espejo si está bien usada”.
Entiendo que todos estos elementos de expresión deben evaluarse en conjunto. ¿Y qué podemos decir de la persuasión?
JMG.-“Así es, todos estos detalles que estamos analizando forman parte de un conjunto plenamente interconectado. En cuanto a la persuasión, es vital que la persona a la que me dirijo entienda que lo que estoy contando es cierto, es importante para ella y por esa razón debe confiar en mí. En clase solemos hacer un ejercicio de persuasión, que es bastante difícil, con el que alguno de los alumnos debe convencer al resto de los estudiantes a que suban al escenario con él. Para ello, tiene que emplear argumentos veraces. La persuasión debe ir ligada – siempre- a la verdad. En caso contrario hablaríamos de chantaje”.
Juan – después de tantos años activo en el mundo de la interpretación y en campos tan dispares como la publicidad, teatro, televisión y cine- te pido que nos regales un titular que aúne tu experiencia, lo que te queda por aprender y lo que todavía quieres mostrar a tus alumnos.
JMG.-“Yo creo que hasta ahora he recorrido un buen camino. Hay una frase que a mí me gustaba cuando era pequeño: la perfección no existe, pero buscar la perfección es acercarse a ella. Con esto quiero decir que cuanto más nos esforcemos en mejorar en nuestra profesión, estaremos más cerca de lograrlo”
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