El «Estado» es ese ente intangible compuesto por miles de instituciones oficiales y millones de personas, y sintetizado en una persona, el Jefe del Estado, el Rey.
El Estado en España implica lo estatal y lo público –a su vez también lo privado-, porque cualquier entidad privada, educativa, empresarial, de información o entretenimiento, sanitaria, etc. también ejerce una función pública.
Un asunto debatido
Twitter no es tan horrible como a veces parece, se encuentran temas y comentarios interesantes. Hace poco leí sobre un tema relacionado con las subvenciones estatales.
Desde el Estado se conceden subvenciones y ayudas de toda índole a todo tipo de entidades, públicas, privadas y corruptas (algunas desde su origen por sus fines declarados).
Un comentario llamó mi atención. Varios protestaban por las políticas económicas de ayudas del Estado a inmigrantes, y un joven planteaba: “¿En qué reglamentos queda establecido que el país de origen sea un valor añadido para recibir una ayuda?” Se reanudaron la cadena de comentarios sobre este tema.
El joven me hizo pensar y llegar a una conclusión: Donde acaba la justicia comienza la caridad.
Curioso Estado del bienestar
Al Estado no le corresponde practicar la caridad. Estrictamente hablando, la caridad se fundamenta en la donación voluntaria y desinteresada de uno en favor de otro, sea personal con la donación de tu persona, tu tiempo, etc., sea material, con tus bienes y, todo ello desde el amor.
El Estado administra, reparte y ha de hacerlo con equidad, con prioridades y con justicia. El Estado ha de garantizar los mismos derechos por igual a todos… sin embargo, eso a día de hoy no se cumple.
Pobreza, según Natalia Peiro, “En España hay miedo a hablar de pobreza”. La Secretaria General de Cáritas España, afirma que en los últimos años se constata un aumento de hijos pobres de padres pobres, hace décadas, de padres pobres se lograba que los hijos salieran de la pobreza, sin embargo, ahora no es así, la situación ha empeorado.[i]
“En España hay miedo a hablar de pobreza”. Natalia Peiro
Empleados del hogar, hace unos años el Gobierno incentivó bajo pena de multa, la contratación legal de personas trabajadoras en los hogares. Muy bien, medida necesaria, sin duda. Pero estas personas a día de hoy, en la España desarrollada y del bienestar carecen del derecho al subsidio de desempleo. Alguien puede decir “Uy, es que son muchísimos y eso no interesa”. Sin embargo, estas personas aparecen en los datos de cotizantes a la Seguridad Social, pero sólo se les concede el derecho a la sanidad pública.
Natalidad, pirámide poblacional invertida, mueren menos de los que nacen. Un dato al aire, hay parejas que no se casan porque uno de ellos está desempleado, en el momento en que se casa pasa a condición de cónyuge y pierde el derecho al subsidio. Más datos conocidos: Sueldos bajísimos, lenta y tardía emancipación, etc. Por su propio peso se extrae la consecuencia, no nacen niños.
Ancianidad, estamos entre los primeros puestos a nivel mundial de mayor porcentaje de población longeva. La incertidumbre ante la garantía estatal de las pensiones y su mejora, subyace con fuerza en el ambiente social.
Alzheimer y otras enfermedades por demencia, se estima que en España en la actualidad hay 800.000 personas aquejadas por Alzheimer, añadamos otros miles por otras similares. Estas enfermedades generan personas totalmente dependientes, incapaces de valerse por sí mismas. Todas y cada una de ellas necesitan uno o dos cuidadores a medida que progresa la enfermedad.
Dependientes, de todas las edades y extractos sociales. Aquí entran muchísimos grupos sociales, enfermos de cáncer, enfermedades raras, discapacitados, enfermos psiquiátricos, etc.
Necesaria disrupción mental
¿Habría que culpar solamente al Estado? Entiendo que no. Aún no se ha producido un cambio de mentalidad real a nivel social, cada persona, empresa, sindicato, partidos políticos, medios de comunicación. Herederos de la omnipresencia del Estado y del funcionariado estatal desde tiempos del régimen franquista, como sociedad, carecemos de objetivos claros y prioridades concretas.
Si no, no se entiende que absolutamente nadie en 40 años de democracia reclame el DERECHO de los empleados del hogar a recibir el subsidio, como cualquier otro trabajador, por ejemplo.
Dinero hay y mucho. Un Estado que quiera otorgar dignidad a su sociedad, ha de comenzar velando por los más débiles y realmente necesitados. Y luego vendrá el resto por añadidura. Aquí parece ser que vamos al revés, porque dinero hay y mucho, no hay más que leer cifras y datos de sueldos públicos, millones y millones para sindicatos, subvenciones a campañas ideológicas. Vale, sí, que muy bien, pero, ¿Es lo prioritario?
Siguiendo la estela de la red social Twitter, me encuentro con este dato, entre otros muchísimos: “El cáncer deja a muchos enfermos en la pobreza. 30.000 trabajadores perdieron su trabajo en 2017 por esta enfermedad”.
En el último informe del INE sobre conciliación trabajo y familia, población activa o inactiva en empleo publicado en marzo de 2018, aparecen unos datos demoledores:[ii]
Datos de la EPA:
Ocupados a tiempo parcial por número de hijos y tipo de hogar
En España en el año 2016, un 26,6 % de mujeres (de 25 a 54 años) empleadas con 1 hijo trabaja a tiempo parcial frente al 5,7 % de hombres. En el caso de 3 o más hijos los porcentajes son un 26,2 % de mujeres y un 6,4 % de hombres.
Según tipo de hogar, en las mujeres el porcentaje más alto en el año 2016 de ocupadas a tiempo parcial corresponde al hogar de dos adultos con hijos (26,8 %), y en hombres a otros tipos de hogares (10,2 %).
Ocupados a tiempo parcial porque cuidan a personas dependientes
En el año 2017, la principal razón alegada por las mujeres para trabajar a tiempo parcial como consecuencia del cuidado de personas dependientes es el no haber o no poder costear los servicios adecuados para el cuidado de hijos (53,4 %), un (3,3 %) alega el no haber o no poder costear los servicios adecuados para el cuidado de adultos enfermos, discapacitados o mayores, un (2,0 %) alega ambos motivos. El (43,4 %) de los hombres alega la razón de no haber o no poder costear los servicios adecuados para el cuidado de hijos como principal motivo para trabajar a tiempo parcial. Un (8,6 %) de hombres alega no haber o no poder costear los servicios adecuados para el cuidado de adultos enfermos, discapacitados o mayores, un (11,0 %) alega ambos motivos.
Según grupos de edad, en el año 2017 el porcentaje más alto de mujeres y de hombres que trabajan a tiempo parcial porque cuidan a personas dependientes corresponde al grupo de edad de 35 a 44 años, (61,4 %) en las mujeres y (53,7 %) en los hombres.
Hay exceso de ideologías y defecto de liderazgos reales que motiven y orienten a una sociedad en pos de ideales de profunda humanidad, más que de profundo materialismo.
Parados e inactivos porque cuidan a personas dependientes
En el año 2017, el porcentaje más alto de mujeres paradas que han dejado el trabajo para cuidar a personas dependientes corresponde a las que tienen de 35 a 44 años (29,1 %), en los hombres el mayor porcentaje de parados que han dejado el trabajo para cuidar a personas dependientes corresponde al grupo de edad de 45 a 54 años (25,0 %).
En cuanto a las personas inactivas, en el año 2017 el porcentaje más alto de mujeres y hombres que no buscan empleo porque cuidan a personas dependientes corresponde al grupo de edad de 35 a 44 años, 32,5 % en las mujeres y 32,8 % en los hombres.
¿Quiere esto decir que no se debe ayudar económicamente a refugiados? No, para nada, para eso hay acuerdos internacionales y unos compromisos como nación para acoger y ayudar a quienes lo necesitan más que nosotros. Pero para eso, no hace falta que llegue el Estado, también cuenta la iniciativa privada, generosidad particular, desprendimiento comunitario y empresarial. Incentivar la seguridad al trabajador por si le llega el momento de optar por reducir su jornada, ante su necesidad de atender al familiar enfermo, accidentado, o dependiente, y tenga unas garantías mínimas de sustento y retorno laboral. Si no, se irá contribuyendo a una sociedad deshumanizada y deshumanizadora.
Hablamos de un reparto equitativo, prioritario y justo partiendo por los más débiles y desprotegidos y siguiendo por el resto, según prioridades.
Y lo sabemos dinero hay y mucho. Pero se invierte en otras cosas.
Lo que constatamos una y otra vez los españoles es el mal reparto de los bienes por parte del Estado. La “facilidad” con que unos obtienen miles y millones de euros, supuestamente bien justificados para unos fines, pero objetivamente fuera de las prioridades que demanda la sociedad española.
Por supuesto que hay otros colectivos merecedores de incentivos y ayudas, como es la generación de empleo. Si el Estado opta por destinar fondos ingentes a personas y situaciones no prioritarias fomentará la destrucción total de la familia y la cultura del descarte.
¿Hay solución? Sin duda, pero hay exceso de ideologías y defecto de liderazgos reales que motiven y orienten a una sociedad en pos de ideales de profunda humanidad, más que de profundo materialismo. Lo demás, lo sabemos, vendrá por añadidura.
Fuentes:
[i] Entrevista programa Entredos – TreceTV
http://videos.13tv.es/video/?videoId=e-32251
[ii] Instituto Nacional de Estadística, 26 de marzo de 2018 – Conciliación familia y trabajo
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