La injusticia brota con más facilidad de lo que pensamos. Duro será el trabajo de los jueces, nadie lo cuestiona. El problema surge cuando los jueces se ciñen a la letra escrita y pierden de vista la… llamémosle justicia ontológica o como tal, la Ontología jurídica como rama de la Filosofía del Derecho. Eso parece al conocer más datos sobre el caso del joven malagueño, Borja.
Una cosa la estricta sentencia que recaba los hechos y otra la lectura del «corazón social».
#YoSoyBorja
Ver cómo el inocente sale por arte de sentencia culpable, no deja de ser un sorprendente. Imaginamos que la intencionalidad será algo a tener en cuenta por los jueces, ¿o no? ¿Alguien puede pensar qué intención cabría en un joven que dejado llevar por su nobleza, más que por su impulso, se lió a golpes con un delincuente tras ver cómo robaba y dejaba tirada en el suelo a una mujer?
El subconsciente nos traiciona y nos retrotrae al gran Ignacio Echeverría, tristemente fallecido, nuestro héroe nacional del patinete, condecorado a título póstumo por la Reina Isabel II en gratitud a su heroicidad. De haber sobrevivido y suponiendo que fruto de un golpe con el patinete un terrorista cae muerto, ¿cómo lo habría juzgado la Justicia británica? ¿Le habría enviado a la cárcel?
No es que la Justicia británica sea de nuestra devoción sobre todo tras unas fatídicas e injustificables sentencias, como aquella que sentenció a muerte al bebé Alfie Evans. Pero no albergamos dudas de que los británicos con ese extraño sentido de los «valores más nobles y tradicionales» habrían premiado de algún modo a nuestro héroe Echeverría de no haber hallado la muerte.
¿Por qué no hay unanimidad visible?
Cualquier persona con sentido común y tras conocer los hechos narrados en la sentencia, calla y guarda respeto. Pero al conocer la realidad de Borja, un chico sano, normal, sin antecedentes, educación, familia, comportamiento del joven,el héroe malagueño, se lleva las manos a la cabeza.
Sin embargo, constatamos una vez más que el grito general de «Eso es impresentable, eso no puede ser«,al que aludia la pensadora Adela Cortina, hace unos meses, de nuevo no se cumple en España, recalco, en España, porque en otros lugares seguro que sí. ¿Por qué? Por mentalidad estrecha, por permitir que prevalezca el prejuicio ideológico a la simple razón.
Sucede que surge la iniciativa de recaudar fondos para pagar la fianza del joven. ¡Pero! Ha surgido (esta vez) de un grupo político, aunque también personas a nivel particular lanzaron un grito en defensa de este joven héroe malagueño.
Retomamos las palabras, elocuentes por sí mismas, de Adela Cortina y que ya citábamos en otro artículo donde se comentaba un peculiar capítulo social de España.
«Ahora se habla mucho de la posverdad, de que todo está permitido, pero la gente siempre llega a un punto en que defiende lo mismo, y lo hace incondicionalmente. Las mismas gentes pueden defender el discurso feminista, el animalista, o el que sea, pero todos los grupos de opinión llegan a un punto en que coinciden, por el que no pasan, y en el que dicen: «Eso es impresentable, eso no puede ser«. Mientras eso siga ocurriendo, creo que nuestro mundo es mucho más sólido de lo que piensan algunos. Seguimos necesitando el momento del pensamiento común incondicional. La ética mínima, al existir unos valores comunes, supone que en una sociedad española tan plural, para construir, para avanzar, tenemos que compartir unos mínimos principios de justicia. Y ahí hay que entrar en la distinción entre lo justo y lo bueno, que es muy útil y fecundo para nuestra sociedad. Lo «justo» es algo que se exige, lo «bueno» es algo a lo que se invita». (Adela Cortina, entrevista en la Fundación March, febrero 2019).
Lo que afirma Adela Cortina nos aporta esperanza, sin embargo constatamos una y otra vez nubarrones por la incapacidad de adecuar la razón a la verdad objetiva, en este caso, una sentencia desproporcionada e injusta ante una evidencia de generosidad, nobleza y desinterés por hacer el bien a otra persona. Y además, salvándole la vida. Y con la desgracia de golpear tan fuerte que mató sin querer al delincuente.
¿Qué ejemplaridad fomenta la Justicia?
Muchas veces hemos aplaudido sentencias ejemplarizantes, por lo general, los agentes de la justicia saben que al sentenciar han de cumplir una función: la de ejemplarizar. Sembrar la prudencia y el buen juicio en la sociedad para evitar males mayores.
En este caso, ¿qué mensaje está lanzando la Justicia o el juez concreto a nuestros jóvenes? «Mirad para otro lado, no os metáis en líos, que cada palo aguante su vela».
Confiemos que no solo la recaudación para pagar la fianza de Borja, nuestro héroe malagueño fructifique, sino que la justicia explique realmente cómo se come esta sentencia.
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