El 3 de diciembre se celebra el Día Mundial de las Personas con discapacidad, la minoría más mayoritaria.
Según información de la Base de Datos Estatal de Personas con Discapacidad, recogida que a 1 de enero de 2017, existen en España 2.972.901 de personas con discapacidad administrativamente reconocida. De los cuales 1.477.764 eran hombres, 1.495.106 eran mujeres, además de 31 personas con sexo no registrado.
El Informe Olivenza de 2017, aporta el último dato disponible al respecto: indica que en España hay 1.774.800 personas con discapacidad, con edades comprendidas entre los 16 y los 64 años, lo que representa un 5,9 % de la población.
Toma de conciencia
Esta realidad social obliga a tomar mayor conciencia a todos los niveles. Institucionales y empresariales. Nos lleva a pensar en la Responsabilidad Social Corporativa, como instrumento para verificar el compromiso ético y social de la empresa.
Así, organizar eventos con criterios de comunicación accesible es necesario en un mundo empresarial cada día más comprometido con la RSC.
La accesibilidad en los eventos se convierte, de esta forma, en un factor esencial, básico y fundamental a la hora de organizarlos, pero a la vez se ha convertido en un reto para todos aquellos que se dedican a ello.
La concienciación por parte de los organizadores de eventos de la necesidad de la accesibilidad universal, crear eventos “para todos”, que todos puedan disfrutar, se hace necesario en un mundo global e integrador.
Este factor tan básico permite que nuestros eventos sean mejores para todos, garantizando cubrir las necesidades de todos aquellas personas con diversidad funcional y acercándolos a nuestra marca.
De hecho, 5 de mayo de 2018, la Comisión para las Políticas Integrales de Discapacidad del Senado español aprobó que instaba a los medios a ser accesibles a las personas con diversidad funcional. Como podemos ver, también los poderes públicos se preocupan por la accesibilidad de la comunicación. Es necesario que la información, también la publicitaria y la corporativa, sea universal y accesible para todos.
Características físicas en eventos accesibles
Espacios adaptados: características físicas del lugar, rampas, espacios amplios para las sillas de ruedas, pavimentos y suelos adecuados, que eviten resbalones o tropiezos, iluminación y climatización adecuadas, condiciones de sonido adecuadas a personas con discapacidades auditivas o evitar sonidos externos que perturben…
Unido a esto tenemos que formar adecuadamente a los trabajadores del evento para que sepan atender las necesidades especiales de cada asistente, y más concretamente las de personas con diversidad funcional, etc.
También debemos procurar favorecer el acceso inmediato, con parking cercano, itinerarios peatonales, itinerarios directos, por ejemplo.
Una página web accesible, con características esenciales como:
- Vídeos subtitulados, o en lengua de signos, y con audio descripciones. Imágenes con descripciones adjunta en forma de audio, para quien no puede verlas, que expliquen lo que representan las imágenes
- Contraste adecuado entre fondo y escritura, para poder ver mejor. Utilizando los colores y las tipografías adecuadas.
- Pestañas y enlaces visibles
- Formularios adaptados, para personas con diversidad funcional.
- Inclusión de guías de accesibilidad al evento, descargables y en forma de audio.
Gestión inclusiva
La manera de procurar eventos inclusivos es garantizar una gestión inclusiva, llevada a cabo por profesionales que:
- Aseguren la movilidad de los asistentes con diversidad funcional y puedan comprobar y garantizar la accesibilidad.
- Que los espacios elegidos estén adaptados
- Que haya intérpretes, en el caso de sordos y sordociegos, y una adecuada narración, en el caso de los ciegos.
La comunicación accesible
Algo tan importante como la accesibilidad física es el acceso a la comunicación. La primera nos permite muy bien poder llegar al evento, pero no sirve de nada estar si no puedes aprovechar lo que se te ofrece en el mismo.
Por ello, no se trata de que nuestro evento sea físicamente accesible, sino que además, el mensaje sea accesible, entendible y reconocible; de lo contrario no lograremos el objetivo de llegar a todo el público de la misma forma. Se trata de evitar la discriminación comunicativa, comunicando de forma integradora.
Cómo comunicar de forma inclusiva
- Favorecer la accesibilidad cognitiva. Por ejemplo, mejorando la iluminación y adecuándola a las características visuales de todo nuestro público.Por ejemplo, si tenemos ciegos, sordos o sordociegos, que puedan aprovechar la presencia del intérprete, en el caso de unos, el resto visual, en el caso de otros.
No debemos olvidar que cada persona con diversidad funcional es completamente diferente de otra y hay que facilitar el acceso a todos a la información proporcionada.
Intentando que la luz no incida directamente sobre los ojos, pero procurando también no dejar zonas del escenario en penumbra, que impidan la visión de algunas personas.
O favoreciendo la audición a personas que tienen algún tipo de hipoacusia, procurando que la instalación se realice con un bajo nivel sonoro pero con numerosos altavoces distribuidos por toda la sala.
Emitiendo señales luminosas antes de comenzar las intervenciones, que favorezcan el aviso….
La megafonía deberá estar acondicionada con bucles magnéticos y amplificadores de campo magnético que posibiliten una mejor audición a personas con discapacidad auditiva y debidamente señalizadas
- Evitar el exceso de información visual o auditiva, esto puede distraer del mensaje a determinadas personas o provocar confusión o aburrimiento.
- Establecer comunicación socialmente adaptada: con narración adecuada para ciegos, interpretación, subtítulos o incluso expresiones adecuadas, comprendiendo diversas realidades.
- Establecer un mensaje dirigido y orientado que pueda ser accesible y alcanzar a todo nuestro público, teniendo en cuenta las peculiaridades de cada uno. Tener una diversidad funcional implica una visión diferente de la realidad, rica en algunos matices, pero que necesita apoyo en otros, esto se debe tener en cuenta cuando elaboramos dinámicas, o en el discurso de nuestros eventos.
Las buenas prácticas son adecuadas siempre y ayudan a construir un mundo mejor y más inclusivo. Siempre es bueno ponerse en la piel del otro e intentar identificar cuáles son sus necesidades y cuales son sus dificultades, pero no solo eso: también entenderemos y aprenderemos cosas maravillosas que de otra forma no habríamos podido entender.
En definitiva, las personas con diversidad funcional nos ayudan a comprender nuestras propias barreras mentales y a crecer como personas, incluirlas en nuestro entorno nos enriquecerá.
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