Hoy es el día en que celebramos la Virgen del Carmen. Es el día en que los marineros y pescadores salen a acompañar a su protectora y muchas mujeres celebran su onomástica, es una de las advocaciones más celebradas por muchas mujeres, un nombre con fuerza, como la mujer a la que rinden homenaje y recuerdan. Es la patrona del mar y de la Armada, una fe que se consolida en la confianza de su protección. España está llena de “Cármenes”, de Iglesias y capillas dedicadas a su maternal figura, sin duda la vinculación entre la Virgen del Carmen y la Orden de los carmelitas a cuyo frente estuvieron Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz tuvo gran importancia. Pero tal devoción traspasó nuestras fronteras y se extendió por Europa, especialmente en Italia y en América Latina, donde la Virgen del Carmen es patrona de Chile y de Colombia, Alcaldesa Perpetua de Lima, Patrona del Ejército de Venezuela, y cuya devoción está muy extendida en países como Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, México, Panamá o Puerto Rico.
Pero poca gente sabe que el Carmen, en su origen, nada tiene que ver con el mar sino con el monte Carmelo situado en Tierra Santa, aunque esté cerca del mar Mediterráneo, dominando lo que hoy es la ciudad israelí de Haifa. Pero además es un lugar de gran importancia en las Escrituras, tanto por ser uno de aquellos en los que Dios se manifiesta como donde numerosos profetas, como Elías y Eliseo, dieron culto al Señor, y en cuyas cuevas también se retiraban personas para vivir una vida eremítica. Esta forma de vida fue continuada en los primeros siglos del cristianismo por hombres cristianos que tenían como modelo de Jesucristo y que de alguna forma tuvieron al mismo Elías como patrón. Fue a mediados del siglo XI cuando devotos y defensores de Tierra Santa procedentes de Europa se instalaron en el monte Carmelo y escogieron como patrona a la Virgen María, donde construyeron la primera iglesia bajo el título de Santa María del Monte Carmelo y es allí desde donde empezaría a expandirse la advocación de la Virgen del Carmen.
Poca gente sabe que el Carmen, en su origen, nada tiene que ver con el mar sino con el monte Carmelo situado en Tierra Santa.
Stella Maris es el nombre del santuario y monasterio carmelita situado sobre el monte Carmelo. Está construido sobre la gruta donde parecer ser habitó el profeta Elías según la tradición judía y cristiana. El término latino Stella Maris (Estrella del mar) es uno de los más antiguos títulos con el que los cristianos han invocado a la Virgen María y se refiere a la veneración mariana que se estableció sobre este monte. El culto de Elías fue asociado enseguida por los carmelitas al de María. La tradición relaciona a María con la nube blanca divisada desde la cumbre del Carmelo cuando el profeta Elías suplicaba a Dios que pusiese fin a una larga sequía. Mientras Elías oraba a Dios por la lluvia, mandaba a su criado una y otra vez que subiera a la cumbre del monte. A la séptima vez le dijo el criado: ‘Se divisa una nubecilla, pequeña como la palma de la mano de un hombre, la cual sube del mar… Y en brevísimo tiempo el cielo se cubrió de nubes con viento, y cayó una gran lluvia’ (1 Re 18, 44). En esa nubecilla, semejante ‘a la palma de un hombre’ y cargada de lluvia, se reconoció la figura de la Virgen. Porque María por ser la Madre de Dios, es como la nube que da al Salvador, la Luz que guía en el mar de nuestra existencia. María se convierte así en la “Stella maris”, la estrella que guía el rumbo de la existencia por las difíciles aguas del mar de la vida. Como los marineros de antaño, que leían la posición de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano, así la Virgen como estrella del mar guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
La Virgen del Carmen es patrona de los marineros y en España también lo es de la Armada, además de serlo de numerosas localidades costeras, que celebran por todo lo alto cada 16 de julio esta festividad mariana.
“La vinculación de la Virgen con los hombres de la mar es muy antigua. De tiempos muy tempranos data el himno titulado Ave Maris stella (Salve Estrella del mar) dedicado a la Virgen y hallado en un manuscrito de San Gall en tiempos tan tempranos como el s. IX. Si antigua es la vinculación de la Virgen a la mar, no menos lo es la concreta vocación oceánica de la Virgen del Carmen. Al gran santo carmelita San Simón Stock, precisamente aquél al que se le apareció la Virgen del Carmen para entregarle el escapulario, se le atribuye la siguiente plegaria mariana: ‘Flor del Carmelo, viña florida, esplendor del cielo, Virgen fecunda, singular. ¡Oh Madre tierna, intacta de hombre, a todos tus hijos proteja tu nombre, Estrella del Mar!” Luis Antequera
Hay más tradiciones que justifican la relación de la Virgen como Estrella del Mar como la que asegura que, estando los religiosos carmelitas en el siglo XIII en el Carmelo tuvieron que huir del monte para protegerse de la invasión de los musulmanes, donde masacraron a los que no huyeron. Antes de partir, cuando estaban cantando el Salve Regina, la Virgen María se les apareció y les prometió ser su Estrella del Mar.
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