Estamos ante un panorama cambiante, todo avanza muy deprisa y las ideologías afectan de forma que la población resiente sus efectos y con ello, todo lo que se ha conseguido. Si en épocas pasadas, con guerras, enfermedades y sin medios nacían más niños, ¿estamos acaso peor ahora que entonces para que no nazcan niños en nuestro país?
Nuestra pirámide poblacional
Según el estudio elaborado por el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) de Washington publicado en la revista “The Lancet”, España es actualmente el cuarto país más longevo del mundo, con una esperanza de vida de 83 años. En caso de que se mantenga la tendencia actual, está previsto que ocupe el primer puesto en el año 2040, superando a Japón, Suiza y Singapur. Además de los grandes avances médicos y un sistema de salud pública que lo garantiza, de la alimentación mediterránea, de la forma de vivir en nuestro país, hay que tener en cuenta que ser los más longevos conlleva otros problemas difíciles de solucionar, ya que nuestra pirámide poblacional está totalmente invertida, somos más longevos y cada vez hay menos niños.
Alejandro Macarrón, fundador y director de la fundación Renacimiento demográfico, lleva años alertando de esta realidad que conlleva un sistema económico insostenible. Según datos del INE, la cifra de nacimientos en España para el pasado 2018 ha sido la más baja desde el año 1941. «La referencia de 1941 sólo se debe a que es el primer año de la serie histórica del INE. En realidad, muy posiblemente no ha habido tan pocos nacimientos en España desde el siglo XVIII. Y de madres españolas, tal vez haya que remontarse al S.XVII«.
«Al ritmo del primer semestre, y por datos de la Seguridad Social de los nueve primeros meses del año, en 2018 nacerán unos 370.000 niños en España, más o menos, de los que solo 270.000 a 280.000 serían hijos de madres nacidas en España. Hasta principios del siglo XIX, la tasa de nacimientos por mil habitantes se estimaba en unos 40. El censo de población de Floridablanca (hecho en 1785-1787) dio como resultado unos 10,3 millones de habitantes en España. Con la tasa de 40 nacimientos por 1.000, saldrían poco más de 400.000 nacimientos al año a la sazón«.
En el primer semestre de 2018, en el conjunto del país la cifra de alumbramientos estuvo por debajo por debajo de los 180.000.
En la actualidad, con cifras de población que se multiplican, los datos de nacimientos parecen estar reducidos a la mitad. Explica además que «El primer año con registros relativamente fiables de nacimientos es 1858, y ese año nacieron unos 546.000 niños, en una España con 15,5 millones de habitantes«. Lo que supondría menos de la mitad del número de nacimientos en una población sensiblemente menor.
El futuro de las pensiones
En la página web del Senado pueden verse las cifras oficiales de afiliados a la Seguridad Social y de pensiones de jubilación en vigor. Estos datos expresan la realidad de un país envejecido, a la vez que plantean un problema de despoblación y empleo concentrado en pequeños municipios, que alerta sobre que casi 2.000 municipios españoles tienen más jubilados que trabajadores., administrado a través de una caja única estatal de la Seguridad Social, intenta mantener la solidaridad entre las diferentes partes del territorio a pesar de sus diferencias.
La media de aportaciones al sistema de cotización de la SS es de 2,2 personas por cada pensionista. A nivel regional hay muchas diferencias, ya que solo cuatro comunidades (Madrid, Canarias, Baleares y Murcia, según un reciente informe del BBVA) aportan al sistema más que las pensiones redistribuidas. Y en algunos casos como Galicia, el ratio de trabajadores por pensionista no alcanza la relación ‘uno a uno’ en el 57% de las localidades y en Asturias, en el 45%.
Aunque en Andalucía o Murcia, a menudo se dobla el dato, las pensiones de jubilación media son las menos cuantiosas, de forma contraria a lo que ocurre en las comunidades del norte, País Vasco incluido, cuyo análisis nos lleva a pensar en el tipo de actividad que se desarrolla en estas provincias.
Analizando nuestro futuro Estado de Bienestar
Tal como explica en la Introducción el Informe de ClosingGap sobre el «Coste de Oportunidad de la brecha de género en las pensiones», la pensión de jubilación es un factor determinante del bienestar de las personas. Aunque nuestro sistema español de pensiones está basado en el método financiero de reparto, el hecho de que cada vez menos personas contribuyan con sus cotizaciones al pago de más pensiones de ese año, provocará un endeudamiento cada vez mayor del Estado, si quiere mantener ese bienestar que hemos alcanzado, y que sin duda contribuye, en cierta medida, ese aumento de la longevidad. En relación al servicio sanitario que ofrece nuestra Seguridad Social, esta disminución de entrada en el fisco, también tendrá su efecto negativo.
El Informe presentado hace unos días por el Circulo de empresarios de Madrid revela el problema que se constata del elevado déficit público del Estado Español, y que condiciona consecuentemente, la sostenibilidad del Estado de Bienestar.
El panorama no es muy esperanzador, según su informe, “En 2018 no se registraron nuevos avances de consolidación fiscal en la Administración Central y en la Seguridad Social debido principalmente al incremento del gasto público aprobado por el Gobierno a través de sucesivos Reales Decretos Ley, la ausencia de reformas estructurales, el retroceso de la productividad y la preocupante evolución financiera del sistema de pensiones”.
“El envejecimiento de la población, explicado por el aumento de la esperanza de vida y la reducida tasa de fecundidad muy alejada de la de reemplazo generacional, tendrá efectos directos sobre el crecimiento económico, los avances en competitividad y la sostenibilidad financiera de la Seguridad Social, dado el progresivo incremento del gasto social en pensiones y en sanidad. Adicionalmente, preocupa el futuro de las pensiones ante el inicio de la jubilación de los baby boomers a partir de 2025 y el efecto de su indexación al IPC que, en ausencia de reformas, podría situar la deuda pública de España en el 132,2 % del PIB en 2048 (AIReF)«.
Puntualiza que “la falta de estabilidad y la fragmentación regulatoria de nuestro país no garantizan el principio de igualdad de los ciudadanos y deterioran la seguridad jurídica, lo que frena la competitividad y el crecimiento de las empresas españolas”.
Conclusiones
Está claro que necesitamos políticas que impulsen la natalidad y, por tanto, la conciliación, fomentar el teletrabajo o la flexibilidad horaria. Herramientas muy valiosas que no existían hace años y facilidades que son posibles actualmente gracias a los avances de las nuevas tecnolonogías.
Por mucho que avancemos, si no hay una dirección clara y unos objetivos, este mundo en constante cambio nunca significará verdadero progreso.
Lo vemos en políticas como el aumento del número de abortos, no solo a nivel mundial, España ocupa también en esto uno de los primeros puestos con 258 abortos al día, un aborto cada cinco minutos y medio. Y con jornadas laborales maratonianas basadas además en el presentismo laboral, ya que a pesar de estar ya incorporado el teletrabajo, todavía no está extendida si aceptación.
Si no hay más población, y las políticas del futuro Gobierno no lo remedian, los datos indican que nos dirigimos a un estrangulamiento de nuestro sistema de bienestar. Y la eutanasia no debe ser el arreglo a esto.
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