La crisis del COVID-19 pone de manifiesto la importancia y la necesidad de la investigación científica en nuestro país, nos quejamos de que no ha habido prevención y ahora más que nunca surgen voces reclamando la falta de inversión del Estado en la investigación. A pesar de esta situación, los principales centros de investigación biomédica en nuestro país, permanecen cerrados desde hace ya más de un mes.
El fin del confinamiento gradual y programado, para evitar potenciales contagios, requiere saber quién está infectado y quién no, especialmente entre la población asintomática (la gran mayoría), pues los asintomáticos pueden ser portadores del virus, y contagiarlo a otras personas sin saberlo., en una forma de contagio exponencial como ya sabemos. Este fue el gran problema de su propagación.
En los centros españoles de investigación biomédica existen docenas de máquinas de PCR, además del personal experto que saben, y está muy acostumbrado a hacer este tipo de tests, colaborando de forma determinante y así poder diferenciar qué personas asintomáticas son o no son portadoras del Covid19. Esto es un desprecio a una comunidad que podría aportar mucho en la vuelta a la esperada «normalidad», dentro de la situación especial que vivimos.
El Ministerio de Sanidad ha designado ya a 13 laboratorios como referencia para realizar estas pruebas, pero su capacidad operativa es limitada y hasta el momento no han tenido ningún impacto en cuanto a la vuelta a la actividad investigadora de nuestra comunidad científica. Esto es muy poco en relación a la situación extrema y urgente que estamos viviendo.
“¿Por qué pueden trabajar ya los obreros en la construcción, así como muchas actividades no estrictamente esenciales, pero investigadores científicos no pueden volver a los laboratorios? ¿Es que acaso la investigación biomédica no es una actividad esencial?”
Ante esta situación, la Doctora Mónica López Barahona, Presidenta de la Fundación Jérôme Lejeune en España plantea unas cuestiones clave para la reflexión social y política: “¿Por qué pueden trabajar ya los obreros en la construcción, así como muchas actividades no estrictamente esenciales, pero investigadores científicos no pueden volver a los laboratorios? ¿Es que acaso la investigación biomédica no es una actividad esencial?”
Asimismo, López Barahona señala: “Aún no se ha transmitido a la comunidad científica ningún plan para que los investigadores puedan volver a sus centros de investigación de forma segura pero efectiva. Es como si se despreciara su experiencia y su capacidad e interés de poder contribuir no solo a la solución de esta pandemia sino a seguir investigando en muchas otras enfermedades que a buen seguro seguirán con nosotros una vez de acabe la pandemia como son las enfermedades neurológicas o el cáncer, por mencionar solo algunas de ellas”.
Es esencial que los científicos puedan retomar su actividad investigadora para no agravar más la situación de comunidad la científica, tan maltratada durante la última década.
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