Parece que iba a llegar la calma después de la gran tormenta electoral al finalizar las elecciones europeas del pasado 9 de junio, pero esto no ha hecho nada más que empezar.
Si consumes medios de comunicación convencionales estarás observando cómo en estas semanas el bombardeo mediático contra los conservadores en toda Europa va en aumento. Los principales medios de comunicación han recibido la orden de mando de criminalizar a cualquier político que lleve la etiqueta de conservador y se salga fuera de sus queridos objetivos de desarrollo sostenible, vamos, de la Agenda 2030.
Pero las grandes victorias de los conservadores europeos no pueden ser ocultadas, al igual que tampoco pueden ocultar las humillantes derrotas del sector globalista. Un ejemplo es que hace dos semanas el presidente de Francia, Emmanuel Macron, convocó inesperadamente elecciones legislativas en Francia.
La sorpresa se produjo después de que su partido fuera derrotado por el partido de Marine Le Pen, del cual hablaremos más adelante. Macron, tras los desastrosos resultados electorales en las elecciones europeas, disolvió la cámara baja del Parlamento francés y dijo que la primera ronda de elecciones legislativas se celebraría el 30 de junio.
La segunda derrota de Macron vino esta pasada semana durante la celebración de la Cumbre del G-7, cuando la presidente del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, se enfrentó a él cara a cara en Italia y consiguió eliminar el derecho al aborto de la declaración del G-7. Meloni afirmó que «es profundamente incorrecto hacer campaña electoral utilizando un foro precioso como el G7». Macron está furioso, ya que está en precampaña electoral y quería meter el aborto en la declaración por el cambio constitucional que realizó en Francia al respecto, pero la jugada no le salió bien.
Y así, una vez más tiene que salir la supuesta «extrema derecha» a defender el derecho a la vida.
¿Existe entonces una amenaza de una supuesta extrema derecha?
Claro que no, el término «extrema derecha» en Europa se ha aplicado de manera tan vaga que en la práctica es inútil para detectar casos genuinos de extremismo y se utiliza cada vez más a menudo para difamar a personas razonables. Simplemente si quieres un empleo estable, respetas a tus padres y exiges el derecho a educar a tus hijos … ¡Eres de extrema derecha! «Si no quieres vivir compartiendo un apartamento de 30 m², amas a tu país, intentas vivir tu fe cristiana de forma coherente, te parece ridículo el feminismo woke o quieres pasear seguro por las calles de tu ciudad… ¡eres de extrema derecha!». Hoy todo lo que se enfrenta al globalismo de la Agenda 2030 es considerado extrema derecha.
El término «extrema derecha» en Europa se ha aplicado de manera tan vaga que en la práctica es inútil para detectar casos genuinos de extremismo y se utiliza cada vez más a menudo para difamar a personas razonables.
¿Cómo ha quedado la defensa de la familia en Europa tras estas elecciones europeas?
En España y en gran parte de Europa, los resultados electorales han beneficiado a la defensa de la familia en su conjunto. Esto ha sido gracias a que figuras como la del Jefe de la Delegación de VOX en el Parlamento Europeo, Jorge Buxadé, que en continuas ocasiones ha señalado cómo los globalistas quieren destruir el núcleo familiar: «Es un obstáculo para el control social, un obstáculo para aquellos que quieren decidir sobre nosotros. Ya que la mayor protección para una persona es una familia, un padre que te cuida, que te quiere, una madre, unos hermanos, unos abuelos».
Buxadé ha estado enfocado toda esta pasada legislatura en asuntos no directamente ligados a la Comisión de Mujer y Familia en el Parlamento europeo, en su lugar fue su compañera Margarita de la Pisa, de la cual hemos hablado en más de una ocasión. Pero Buxadé ha llevado comisiones que han tenido una relación muy directa con la defensa de la familia y una importancia muy relevante. Como el Comité de Libertades Civiles, en el cual se han debatido asuntos como el de la inmigración ilegal masiva que afecta directamente a nuestra demografía. Por ello Buxadé defiende que: «El derecho que hay que proclamar es el de no emigrar, que esas personas no se vean obligadas a romper sus círculos familiares en sus países de origen y tengan que venir a un país desconocido, donde el choque cultural y religioso es más que evidente».
El eurodiputado insistió en que los medios globalistas odian a la familia y se dedican a escribir tonterías en sus altavoces mediáticos, como por ejemplo: «Los padres desperdician unas 4.000 horas de su vida durante la crianza de sus hijos. Según un estudio, un papá o una mamá malgastan unas 219 horas por cada año que dura la etapa de educación de los hijos».
«Yo no he desperdiciado ni un minuto con mis hijos. Ni mi mujer. Ni ningún padre o madre. Al contrario, ¡tantas horas desperdiciadas en ocasiones no estando con los peques!» afirmó Buxadé.
¡Eres de extrema derecha! «Si no quieres vivir compartiendo un apartamento de 30 m², amas a tu país, intentas vivir tu fe cristiana de forma coherente, te parece ridículo el feminismo woke o quieres pasear seguro por las calles de tu ciudad…
Otros líderes afines a Buxadé, también han celebrado los resultados en las urnas como nuestros vecinos de Portugal del partido CHEGA. En su paquete electoral llevaba 21 propuestas para mejorar el papel de la familia en la sociedad. Entre ellas:
- Incrementar los beneficios fiscales para familias numerosas, monoparentales o con hijos discapacitados.
- Eximir del IVA los productos alimenticios e higiénicos para bebés.
- Apoyar a las familias numerosas en préstamos para vivienda.
- Fortalecer la protección de las mujeres embarazadas en la atención de salud entre otros.
Propuestas muy similares a las que ya ejecuta el gobierno de Hungría, presidido por Viktor Orbán, que también salió con más fuerza tras las elecciones europeas, todas estas medidas y más ya forman parte del extenso paquete que busca apoyar a las familias y estimular el crecimiento demográfico.
¿Qué ocurrirá en las próximas semanas?
Como hemos mencionado anteriormente, Francia se encuentra en un momento muy delicado, ya que en 15 días habrá elecciones generales. Los servicios de inteligencia de Francia contemplaban 150 «acciones» el pasado sábado por toda Francia contra Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen, tras su victoria en las elecciones europeas y su favoritismo para lograr ser el más votado en las legislativas previstas para el 30 de junio y el 7 de julio. Le Pen también incluye medidas pro familia en su programa electoral como: Crear un préstamo del 0% para familias jóvenes francesas transformado en una subvención para parejas que tendrán un tercer hijo. Construir 100.000 nuevas viviendas para estudiantes en cinco años. Donaciones exentas de los padres pero también de los abuelos a sus hijos y nietos hasta 100.000 € por hijo cada diez años, entre otras.
Estas elecciones serán decisivas a la hora de formar los futuros grandes grupos políticos en Europa. Mientras se han iniciado algunos movimientos en Europa y los líderes del partido de derecha Identidad y Democracia (ID) de Marine Le Pen han comenzado a negociar el futuro de su bloque en el Parlamento Europeo, incluida la posibilidad de incorporar nuevos miembros e incluso crear un superbloque soberanista fusionándose con el Partido Conservador y Reformista Europeo de Giorgia Meloni ( Grupo ECR). La reunión a puerta cerrada tuvo lugar en una habitación de un hotel de Bruselas el miércoles 12 de junio y todavía hay que ser precavido para hablar sobre posibles pactos o bloques.
Todo lo que se enfrenta al globalismo de la Agenda 2030 es considerado extrema derecha.
Esto solo acaba de empezar, pero la idea de proteger a las familias europeas sigue muy viva dentro de estos partidos conservadores. Eso nos da esperanzas a aquellas personas que sufrimos viendo el adoctrinamiento en las aulas o como la ideología WOKE se cuela en cada aspecto de nuestra vida y queremos decir basta. Por ese motivo nuestro voto en la urna ha sido un soldado de batalla enviado a Europa, para defender la vida y la soberanía de nuestras naciones, algo que era extremadamente necesario.
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