Hungría, conocida por su rica historia, cultura vibrante y paisajes impresionantes, situada en el corazón de Europa, resulta que se ha posicionado como un líder indiscutible en el desarrollo de políticas de apoyo familiar, con más de treinta medidas en vigor.
Este impulso pro-natalidad, que se alinea con valores familiares tradicionales, se ha convertido en un modelo para otras naciones como Polonia, Letonia, Lituania, e incluso para países en Estados Unidos y Asia, pero ha generado un diálogo crítico con la Unión Europea, donde el debate sobre políticas de población es intenso.
La presidenta de Hungría, Katalin Novák, con su iniciativa «Humanity Tuesdays», ha recibido el reconocimiento del empresario Elon Musk, resaltando la importancia de estas políticas.
Un estudio del 2021 realizado por el Instituto Mária Kopp de Demografía y Familias (KINCS) reveló que por ejemplo, las familias numerosas adoptan prácticas más ecológicas, reforzando la visión húngara de la familia como un agente clave en la lucha contra el cambio climático.
El «Proyecto Europa», una colaboración entre KINCS y la Fundación de la Escuela Política de Századvég, mostró que el 89% de los europeos consideran a la familia como un valor fundamental, siendo este sentimiento particularmente fuerte en Hungría.
En las encuestas que realizaron se demostró que alrededor del 70 por ciento de los ciudadanos europeos y el 91 por ciento de los húngaros están de acuerdo en que el gobierno debería centrarse en los recursos internos al apoyo familiar en lugar de a la inmigración.
Por ese motivo, el gobierno húngaro ha incrementado significativamente los recursos para las familias, una política bien recibida a nivel local pero que sigue bajo la lupa de Bruselas.
Hungría sigue avanzando en políticas que permiten a las mujeres combinar la maternidad con sus carreras.
Hungría sigue avanzando en políticas que permiten a las mujeres combinar la maternidad con sus carreras. Según KINCS, una proporción significativa de la población cree que la maternidad y la carrera son compatibles, facilitando por parte de los empleadores entornos laborales amigables para las familias.
Desde 2010, la tasa de empleo de madres ha aumentado notablemente, marcando un hito en Europa. Estas políticas han mejorado la calidad de vida de muchas familias húngaras. Los cuatro países de Visegrád (República Checa, Polonia, Hungría, Eslovaquia) y otros estados de Europa Central y Oriental también se comprometen a reforzar el apoyo a las familias.
Mientras Hungría sigue adelante con sus políticas de apoyo familiar y ayuda a las madres, intenta mantener un equilibrio con la Unión Europea, que observa con escepticismo estos enfoques pro-natalidad que divergen del progresismo predominante en las actuales políticas europeas.
Es esencial considerar la actual postura de la Comisión Europea, dirigida por Ursula von der Leyen, hacia Hungría. Esta rigidez en la entrega de fondos europeos, condicionada a cambios en las políticas húngaras sobre inmigración y la obligación de acatar la ideología de género, plantea preguntas cruciales sobre el equilibrio entre la autoridad de Bruselas y el respeto a la soberanía y diversidad de opiniones dentro de la Unión Europea.
¿Es este enfoque realmente beneficioso, o socava principios fundamentales?
La situación en Hungría ilustra una preocupante polarización en la UE, donde los países con convicciones conservadoras se enfrentan a un aislamiento creciente. Pero es reconfortante ver cómo sectores conservadores en varios países miembros, incluyendo España, respaldan las políticas húngaras.
Esta solidaridad refleja una resistencia a ceder ante agendas que quizás no representen los valores y tradiciones nacionales, ni siquiera en la defensa de la religión cristiana, que enfrenta crecientes desafíos tanto dentro como fuera de la Unión.
Hungría, apoyada por ciudadanos que prefieren políticas de inmigración más restrictivas y proteger a los niños de la propaganda LGTBI, permanece firme en sus convicciones. Este respaldo popular sugiere un fuerte deseo de preservar valores y tradiciones clave para la identidad húngara, a pesar de las presiones externas.
Hungría podría representar un cambio refrescante y necesario para una Europa que parece alejarse cada vez más de sus tradiciones y valores familiares.
Con la próxima presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea por Hungría en julio de 2024, surge una oportunidad crucial para demostrar su liderazgo en un contexto europeo. A pesar de los posibles esfuerzos de Bruselas por debilitar la posición húngara antes de este período, Hungría podría representar un cambio refrescante y necesario para una Europa que parece alejarse cada vez más de sus tradiciones y valores familiares.
En los meses venideros, será vital observar cómo Hungría aborda estos desafíos y si logra sostener los pilares esenciales para la continuidad y estabilidad de nuestra identidad compartida, ya sea en España, Hungría o, en última instancia, en Europa.
Este período no solo definirá el futuro de Hungría en la Unión Europea, sino también el de Europa en su conjunto, destacando la importancia de respetar la diversidad de pensamiento y la soberanía nacional en pro de un futuro mejor para nuestras familias y sociedades.
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