Antes los datos de hoy, con 209.465 casos de coronavirus diagnosticados por PCR (nunca sabremos el número real porque no se hicieron test, ni siquiera los que lo pueden estar contagiando ahora al ser asintomáticos) y 23.521 muertos en España, la OMS avisa de que la pandemia no ha terminado. A pesar de que en nuestro país, ayer domingo y primer día de salida con niños, pareciera que sí.
Mientras las fotos de este fin de semana de salida parecían haber alejado la realidad que seguimos viviendo, nos gustaría recordar que las cifras no son meros datos de lo pudiera estar ocurriendo en otro país, sino que son personas, con nombre y apellidos, con familias que los lloran, y que no todos eran personas mayores que ya habían vivido, como algunos pensarán. Todos tenían derecho a seguir viviendo. Después de tantos años de pago de la seguridad social, tenían el derecho de haber sido atendidos, y los ciudadanos teníamos el derecho de que los gobernantes nos protegieran. Esa era su obligación.
El informe de la FEDEA sobre la propagación del coronavirus por provincias elaborado en función de como se ha expandido de este virus, plantea diferentes supuestos tales como si se hubieran tomado medidas antes del 8-M (habiendo avisado la OMS ya en febrero de los riesgos que se nos acercaban) o la situación, muy ficticia de que no se hubiera hecho después tampoco, escenario muy improbable en vista de la realidad. Según la conclusión del informe, «si las medidas de control asociadas a la declaración de alarma se hubiesen puesto en marcha con sólo una semana de antelación. El número de casos confirmados hubiera pasado a 47 mil, menos de la mitad los confirmados a fecha de 4 de abril. Señalar finalmente que tal disminución hubiera evitado probablemente el colapso de muchos hospitales en nuestro país». Y como consecuencia, del número de muertes.
Actualmente ya hay asociaciones que están poniendo en marcha los mecanismos legales para que tengan responsabilidades aquellos que tomaron las decisiones y tienen en sus manos la nada cuestión baladí de las vidas de personas. Dirigir, gestionar y gobernar un país no es un juego, no consiste en echarse los trapos sucios unos a otros, ni querer imponer ideologías particulares que la mayoría de la población no ha votado. Ejercer la política no debería ser el juego en que se ha convertido, y los ciudadanos tenemos derecho a tener al frente del país a personas responsables, por lo menos, que sepan afrontar las consecuencias de sus actos, con la misma dignidad (por lo menos) que han muertos muchos por esos mismos actos. Porque toda acción en la vida, tiene consecuencias.
Quizás esto sirva para retomar la importancia del nivel de los políticos, su responsabilidad social, y que la vida que ellos determinan y juegan en una sala, la viven otras personas, mientras que la suya se convierte en un cúmulo de privilegios.
Reproducimos aquí pinceladas de la semblanza de Vicente Ferrero, hechas por su hija, para que sirva de recordatorio de quienes son, y que no se nos olvide que, aunque la vida sigue, la mala gestión tiene sus consecuencias.
Comenzaré presentándome:
Mi nombre es Patricia Ferrero, y soy hija del recientemente fallecido Vicente Ferrero.
Es un momento duro, durísimo, de lejos el mas duro que nos ha tocado vivir a mi familia y a mí.
Mi padre era una persona maravillosa, de las que no se encuentran. Tenía ese “algo” que convierte a los buenos en excepcionales y esa luz que diferencia los inteligentes de los brillantes. Era capaz de decir siempre la palabra perfecta en el momento indicado y de cubrir cada conversación con un manto de sabiduría para nada pretenciosa.Era prudente y respetuoso como nadie, con un sentido del trabajo y del esfuerzo incomparables y generoso hasta decir basta.
Nunca vi a nadie disfrutar tanto de las pequeñas cosas de la vida, y eso le hacía aún mas grande. Era feliz, inmensamente feliz, con las cosas más cotidianas: su familia, su trabajo, sus comidas con amigos y sus caminatas, no necesitaba más.
He tenido ocasión de leer la publicación de ASISA en la que se ensalza la figura de mi padre, y me han trasladado también un sin fin de condolencias cargadas de palabras preciosas que dejan ver lo querido y valorado que era.
Sé que mi padre os querría agradecer a vosotros, a todo el equipo de ASISA todas estas muestras de cariño y todos estos años vividos junto a él; porque sé que él disfrutaba muchísimo en su trabajo y eso sólo era posible porque no estaba rodeado de compañeros, sino de amigos, de grandes amigos. No hacía falta más que escuchar cómo hablaba de vosotros, de esa gran familia que habíais formado dentro de asisa, para darse cuenta del aprecio que os tenía.
Desgraciadamente él ya no puede daros las gracias así que quería hacerlo yo en su nombre; gracias por acompañarle con tanto cariño todo este tiempo, por el apoyo que le habéis dado, por la preocupación que habéis demostrado este maldito último mes y por las palabras cargadas de admiración hacia él que nos habéis trasladado en estos momentos tan difíciles.
De la misma manera, quisiera dar las gracias especialmente:
Al Dr. Juanjo Oñoro, porque me consta que te has dejado la piel por tratar de sacar adelante a mi padre y porque con tus explicaciones y tu empatía has intentado que lleváramos este tortuoso mes de la mejor manera posible
A Pepi, porque has caminado media vida junto a mi padre y nunca le has soltado la mano, porque le has cuidado como si fuera parte de tu familia y porque por méritos propios hace ya tiempo que formas parte de la nuestra
A Paco Iborra, porque sé de sobra el cariño y la admiración que mi padre te procesaba. Porque bastaba oirle hablar de ti para darse cuenta de lo que significabas para él, porque este último mes nos has acompañado ayudándonos a superar los duros altibajos por los que hemos ido pasando y porque las conversaciones contigo me han dado la paz que no encontraba en muchos momentos de angustia
Y a ti, Fernando Imbernón, porque es increíble como te has portado con nosotros. Porque mi padre te quería y te valoraba muchísimo y ahora entiendo el por qué. Porque has estado todo este mes al pie del cañón, porque has hecho tuyas nuestras subidas y nuestras bajadas y porque no ha habido cosa que no te haya pedido ( y no te he pedido poco ) que no te hayas desvivido por hacer. Porque hemos sentido tu cariño y tu apoyo todos y cada uno de los días de esta larga tortura y porque sin ti este mes se me hubiera hecho mucho más cuesta arriba. Mi padre estaría orgulloso de ti, como lo estamos nosotros.Quiero terminar con unas palabras que me dijo mi padre en una ocasión:
“Patri, tú todavía eres joven y aún no lo sabes, pero a mi el tiempo me ha enseñado que la vida te puede cambiar en un segundo… luego habrá otra vida, pero ya no es igual, no es de la misma manera”
Qué sabias palabras papá y qué tristeza haber tenido que comprobar de esta manera que como siempre, tenías razón.
Pero allá donde estés y desde donde estoy segura nos sigues viendo, puedes estar orgulloso de tu paso por la vida y de la huella que has dejado, porque no se pueden hacer las cosas mejor papá y la tristeza y el vacío que has dejado en todos los que te rodeaban es la mejor prueba de ello.HASTA SIEMPRE PAPÁ
DESCANSE EN PAZ
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