En los últimos años, el feminismo en España y otros países europeos ha transformado profundamente el panorama social, especialmente en las relaciones de pareja. Aunque este movimiento ha luchado por la igualdad de derechos y oportunidades, sus efectos en el ámbito personal y familiar han generado un creciente descontento. Un número cada vez mayor de hombres jóvenes, frustrados por las expectativas y cambios impulsados por el feminismo, han optado por buscar pareja en países donde los roles tradicionales aún prevalecen, como en Europa del Este. Para estos hombres, las mujeres occidentales, influenciadas por el feminismo, han abandonado las cualidades esenciales para construir una familia estable y duradera.
Las mujeres occidentales, influenciadas por el feminismo, han abandonado las cualidades esenciales para construir una familia estable y duradera.
El declive de la feminidad tradicional
En las sociedades desarrolladas como España, muchas mujeres priorizan su carrera profesional y la independencia personal sobre la formación de una familia. Esto ha diluido el concepto de feminidad tradicional, que estaba basado en el respeto mutuo y los roles complementarios dentro de la pareja. El resultado de esta tendencia ha sido un profundo desequilibrio en las relaciones afectivas. La liberación sexual, el retraso en la toma de decisiones familiares, y la creciente secularización han provocado una desconexión emocional entre los géneros, creando un sentimiento de frustración en muchos hombres.
Estos cambios, especialmente en lo que respecta al alejamiento de la fe cristiana, han socavado los valores que alguna vez sostuvieron las familias en Occidente. La ausencia de estos principios ha llevado a que muchos hombres perciban que las mujeres occidentales ya no valoran los atributos necesarios para construir una familia sólida. La independencia femenina, promovida por el feminismo, es vista como un obstáculo para el compromiso, la suavidad y la dedicación esperadas en una relación de pareja. Esta ruptura del equilibrio ha contribuido a un aumento en la desconexión afectiva entre hombres y mujeres.
El costo de las relaciones en la era del feminismo
Según diversas encuestas, un número significativo de hombres considera que el feminismo castiga a quienes desean mantener un rol masculino tradicional. Desde su perspectiva, las mujeres buscan los beneficios de la igualdad sin asumir las responsabilidades que implican los roles complementarios en la relación. Esta percepción ha fomentado un profundo desequilibrio, donde los hombres sienten que las relaciones se han vuelto injustas y descompensadas. En lugar de la cooperación mutua, muchos perciben que las relaciones se han transformado en transacciones donde se busca obtener sin ceder.
En respuesta a esta situación, muchos hombres han optado por buscar relaciones en países donde los valores tradicionales todavía son apreciados, como en Europa del Este. Este fenómeno ha dado lugar a movimientos como MGTOW (Men Going Their Own Way), una comunidad antifeminista que promueve el distanciamiento de los hombres de las relaciones con mujeres. Los miembros de este movimiento consideran que la sociedad ha sido corrompida por el feminismo y que las mujeres son interesadas y abusivas. MGTOW defiende el separatismo masculino y una vida independiente de las relaciones tradicionales.
Es importante contextualizar el impacto de MGTOW en la sociedad global actual. Este movimiento no solo se limita a la reacción contra el feminismo en países occidentales, sino que también está vinculado a fenómenos de globalización y cambio cultural. En un mundo cada vez más conectado, donde las ideas y los valores tradicionales están en constante tensión con las nuevas corrientes de pensamiento, MGTOW representa una resistencia activa de algunos hombres hacia la influencia del feminismo global. Además, este fenómeno se conecta con la creciente búsqueda de modelos de relación más tradicionales en países fuera del mundo occidental, reflejando una tendencia más amplia de rechazo a las normas sociales impuestas por la modernidad y el feminismo.
En un mundo cada vez más conectado, donde las ideas y los valores tradicionales están en constante tensión con las nuevas corrientes de pensamiento, MGTOW representa una resistencia activa de algunos hombres hacia la influencia del feminismo global.
El auge del movimiento «Passport Bro«: Escapando del feminismo
Este descontento no se limita a quienes adoptan una postura de completa desconexión, como en el caso de MGTOW. El creciente movimiento «Passport Bro» ha ganado popularidad entre hombres occidentales que viajan a otros países en busca de parejas femeninas que aún valoran los roles de género tradicionales. Este fenómeno se enmarca en una búsqueda de compatibilidad y de relaciones basadas en valores conservadores, que estos hombres sienten que ya no pueden encontrar en sus países de origen.
Polonia y Hungría se han convertido en los destinos más populares para hombres que desean formar una familia, tanto por su crecimiento económico como por la defensa de una cultura arraigada en los valores tradicionales y cristianos. Ambos países han experimentado un notable progreso económico en las últimas dos décadas, logrando mantener niveles de prosperidad superiores a muchos de sus vecinos. Polonia, en particular, ha sido uno de los motores económicos de la región, registrando un crecimiento sostenido, con bajas tasas de desempleo y un fortalecimiento del sector industrial y de servicios.
Hungría, por su parte, bajo el liderazgo del primer ministro Viktor Orbán, ha sabido combinar un crecimiento económico estable con políticas sociales y familiares orientadas a fortalecer la identidad nacional y el bienestar de las familias. Estos países no solo han priorizado el crecimiento económico, sino también la defensa de su soberanía frente a las imposiciones de Bruselas y el refuerzo de su herencia cultural.
Por otro lado, Ucrania y Rumanía, a pesar de que también se encuentran dentro de esta lista de países, se enfrentan a mayores dificultades para alcanzar los niveles de prosperidad de Polonia y Hungría. El gobierno rumano ofrece ayudas básicas por maternidad y ciertos subsidios para el cuidado infantil, pero no ha implementado un programa tan robusto o ambicioso como el de Hungría. Los problemas económicos crónicos, la emigración masiva y la falta de inversión en infraestructuras sociales han dificultado la creación de un entorno favorable para que las familias jóvenes se asienten y tengan más hijos. En muchos casos, han sido las propias mujeres quienes han tomado la iniciativa de emigrar a otros países del Centro y Sur de Europa.
El movimiento «Passport Bro» ha sido comparado con el antiguo «turismo de matrimonio», en el que hombres de países desarrollados viajaban a países en desarrollo en busca de esposas. Sin embargo, en esta versión contemporánea, el enfoque está en encontrar relaciones que ofrezcan estabilidad, complementariedad y un retorno a los valores familiares. Los hombres que participan en este movimiento buscan mujeres que mantengan una visión tradicional del matrimonio y que valoren los roles definidos dentro de la familia.
Los problemas económicos crónicos, la emigración masiva y la falta de inversión en infraestructuras sociales han dificultado la creación de un entorno favorable para que las familias jóvenes se asienten y tengan más hijos.
¿Dónde quedan las mujeres jóvenes que sí quieren formar una familia?
En este contexto, las mujeres jóvenes que desean formar una familia se encuentran en una posición difícil. Aquellas que, desde temprana edad, sienten que su vocación es formar un hogar y criar hijos, son a menudo criticadas por una sociedad que promueve el individualismo y el feminismo como los caminos más válidos. Estas mujeres son vistas como anticuadas o «locas» por querer formar una familia, y se les advierte que se quedarán solas o limitadas en sus oportunidades. Enfrentan la presión social de perseguir una carrera profesional por encima de sus deseos familiares.
Pero estas mujeres no solo luchan contra las expectativas feministas; también enfrentan la inmadurez de muchos hombres a la hora de tomar decisiones serias. En una sociedad que promueve el retraso en el compromiso, muchos hombres evitan asumir responsabilidades, perpetuando relaciones de noviazgo sin rumbo definido. Esta falta de claridad y compromiso prolonga innecesariamente las relaciones, frustrando a mujeres que buscan estabilidad familiar. Ambos géneros se ven atrapados en una sociedad que prioriza el individualismo sobre el compromiso, lo que agrava las dificultades para quienes desean un modelo de vida más tradicional.
El papel de la ingeniería social
Este escenario no es casual. Las tensiones entre hombres y mujeres, el alejamiento de los valores familiares y el individualismo dominante son indicios de una ingeniería social deliberada. Esta manipulación busca enfrentar a los géneros, desmantelando los principios tradicionales que han mantenido unida a la familia durante generaciones. A medida que se promueve la división entre hombres y mujeres, se erosiona la estructura básica sobre la que se construye la sociedad. Introducir la idea de que las relaciones tradicionales están obsoletas es parte de un plan más amplio para desestabilizar la familia, la cual ha sido el pilar esencial de la vida en comunidad.
El feminismo radical, con su énfasis en la independencia individual a expensas de la unidad familiar, juega un papel clave en este proceso. El objetivo parece ser romper los lazos entre los géneros, creando una sociedad donde el apoyo mutuo entre hombres y mujeres es reemplazado por la desconfianza y el conflicto. Este proceso no solo desintegra la familia, sino que también fomenta un clima de desconfianza que debilita los cimientos de la sociedad.
A medida que se promueve la división entre hombres y mujeres, se erosiona la estructura básica sobre la que se construye la sociedad.
Conclusión: Una búsqueda urgente por los valores tradicionales
El éxodo de hombres hacia países más conservadores refleja no solo una profunda insatisfacción con el feminismo, sino también una búsqueda desesperada por recuperar la estabilidad y complementariedad en las relaciones, aspectos que alguna vez fueron pilares fundamentales en Occidente. Aunque algunos critican esta tendencia como un retroceso, muchos hombres lo ven como una alternativa viable para construir una familia basada en los valores tradicionales que sienten que el feminismo ha desmantelado. La fe cristiana, los roles clásicos y una feminidad que aún se preserva en Europa del Este ofrecen esperanza a aquellos que creen que las relaciones en sus países de origen han perdido su esencia.
Es evidente que la ingeniería social ha jugado un papel crucial en este proceso. Al enfrentar a hombres y mujeres y debilitar los valores tradicionales, se está destruyendo la estructura de la familia, que durante siglos ha sido el núcleo esencial de la sociedad. Sin embargo, aún hay hombres que creen en las cualidades de las mujeres de su propio país, como la ternura y calidez de las españolas, y que optan por buscar dentro de sus fronteras esa conexión especial. Para ellos, existe la esperanza de que, a pesar de los desafíos, las relaciones basadas en valores tradicionales puedan renacer en Occidente.
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