Hasta el momento se habían olvidado de los niños, los “guerreros silenciosos”, quienes aguantan con una entereza encomiable. No parecía vislumbrarse la luz al final del camino. Finalmente se ha aprobado que puedan salir a pasear.
La sociedad española clama al viento los errores, malas gestiones y grandes dosis de falta de sentido común. Cada día llegan a nuestros hogares cantidades incesantes de información, no sólo por la televisión, por la radio, las redes sociales o los whatsapp de padres desesperados en sus hogares.
Escuchamos a los expertos hablar de herramientas para la gestión del estrés, la ansiedad y el orden mental en adultos y menores. “Es normal que los niños se desesperen y se aburran. No podemos tenerles realizando actividades escolares todo el día. Están desbordados por la situación. Necesitan algo que les motive y alegre el camino. Habrá que ir variando las tareas para que la jornada -y en general el confinamiento-, sea más llevadero”, afirma Lourdes Fernández, psicóloga y orientadora en el Colegio Carmelitas, Ourense.
Actuar con los niños con responsabilidad y sentido común
Pese a que falta mucho por recorrer, llegan buenas noticias a los hogares españoles. Las familias respiran con alivio tras rectificarse la medida de sacar a los niños menores de 14 años para acompañar a los padres a hacer recados a centros cerrados, como supermercados o farmacias. Ahora los niños -como las familias y muchos profesionales de la psicología infantil, pediatras, profesores o pedagogos-, sienten que se les escucha tras tiempo reclamándolo.
“Con esta incipiente medida, todos, como padres, deberíamos hacer uso del sentido común y la responsabilidad en estas próximas salidas. Los niños no deben ser la excusa para salir. Si tenemos un amplio jardín o nuestra casa tiene una finca donde el niño pueda jugar, no podemos compararlo a quien vive en un piso de 50 m2 y sin balcón. Hay que ser realistas y empáticos y evitar masificar las calles”, señala Lúa Branca Díaz Pérez, maestra y pedagoga en un Centro de Infantil y Primaria en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra).
Diferentes profesionales quieren hacer hincapié en que resultará contraproducente hacer ver a los menores que ya no hay riesgos. Eso puede causarles una sensación confusa. “Los humanos hemos evolucionado para prepararnos para un entorno cambiante. Cuando somos adultos, la ausencia de esos estímulos puede suponer un lastre. Para los niños es una traba importante para su correcto desarrollo. Esta reciente medida procura beneficiar a los niños y se centra en liberarles de la monotonía. Los padres deberían tener presente que en el momento de la salida, es recomendable evitar llevar balones u otros juguetes que invitan a socializar con otros niños, actividades que por seguridad no podrán hacer”, apostilla Julio A. Díaz, psicólogo en el gabinete Con Psicología, Ourense.
Modo de actuación de los padres con los menores, antes y tras el paseo
Los niños están dando un ejemplo de valentía, demostrándonos que saben y pueden. “Como maestra y pedagoga nuestros niños viven en un momento de preocupación e incertidumbre. Hay que devolverles la confianza. Están perdiendo el con-tacto directo con sus iguales. Mis compañeros están haciendo uso de recursos propios para dar la mejor atención a los alumnos. Y los padres -aun sufriendo por diversos motivos-, acompañan a sus hijos en su educación. Hay que aplaudirles a todos ellos”, destaca Lúa Branca Díaz.
Según Lourdes Fernández deben seguirse una serie de recomendaciones -a modo de terapia-, con los niños:
- Hay que preparar a los niños antes de salir a la calle. Llevan tiempo sin hacerlo y seguramente estén nerviosos y el cambio les impacte. El tutor debe implicarle en el ritual que él mismo sigue ante las medidas de seguridad. Ser su modelo de actuación.
- El paseo puede ser silencioso. El niño puede observar y buscar diferencias respecto al momento previo a la crisis sanitaria. Y cada día hablar sobre lo que se ve, sobre esa cafetería a la que se iba, el parque…, refiriendo que esos planes se retomarán.
- Ya en casa, el niño deberá poner en común lo que ha visto a modo de actividad: qué ha cambiado, qué personas encuentra según el momento del día… Puede elaborar un cuento, escribir una carta para contárselo a sus abuelos o exponerlo por teléfono a algún familiar.
- Los pequeños se sentirán protagonistas de la nueva aventura. Por la noche, el padre, madre o tutor del niño se interesará en saber qué ha sentido, qué ha valorado más y si le gustó lo que vio y percibió.
Con estos modos de actuar el niño se sentirá más seguro y comprenderá que su modo de comportarse también repercutirá en que la situación mejore para todos.
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