En el Senado español, un espacio cargado de historia y decisiones trascendentales, tuvo lugar un encuentro que aspira a marcar un antes y un después en la defensa de valores esenciales para nuestra sociedad. La VI Cumbre Transatlántica, organizada por la Political Network for Values (PNfV), reunió a más de 300 líderes políticos, sociales y cívicos de 45 países bajo el lema “Por la libertad y la cultura de la vida”.
Lo que podría haberse quedado en un evento más del calendario político, trascendió como un manifiesto global que busca devolver la centralidad de la vida y la familia al corazón de nuestras políticas y culturas. Desde Woman Essentia, queremos ofrecerte una mirada más reflexiva y personal de lo que se vivió en estas jornadas, un recordatorio de por qué estos temas nos tocan a todas y, sobre todo, por qué son importantes para el futuro.
Uno de los momentos más destacados de la cumbre fue la presentación del Compromiso de Madrid, un plan de acción que propone una década de esfuerzo conjunto para preservar la vida, proteger a la familia y promover la libertad. Este texto, leído por jóvenes líderes, establece cinco pilares que nos interpelan como mujeres, madres y ciudadanas:
- Defender la dignidad de cada ser humano desde la concepción hasta la muerte natural.
- Fomentar un entorno favorable para la familia, garantizando el derecho universal a casarse, formar una familia y educar a los hijos en libertad.
- Celebrar una cultura de vida, que valore a la familia como núcleo esencial de la sociedad.
- Promover políticas alineadas con el Consenso de Ginebra, en defensa de la salud de las mujeres y la vida naciente.
- Reivindicar los derechos humanos universales, respetando su significado original y alejándolos de reinterpretaciones que desvirtúan su esencia.
Este compromiso no es solo un gesto político; es una respuesta firme y urgente ante una sociedad que, muchas veces, parece dar la espalda a lo esencial. Como expresó Margarita de la Pisa, eurodiputada presente en este acto: “La desprotección de la familia y la vida es el principal problema que afecta a nuestra sociedad. La banalización de la persona y de sus relaciones nos lleva a una visión instrumental que agrede la dignidad humana”.
Las palabras de Margarita resuenan porque, como mujeres, sabemos que la familia no es solo un lugar de afecto, sino también el núcleo donde se construyen los valores que guían nuestras vidas. Sin embargo, en los últimos años, hemos visto cómo la familia enfrenta desafíos crecientes: desarraigo, confusión de roles y, en muchos casos, una falta de apoyo institucional.
Los participantes de la cumbre no solo hablaron de problemas, sino que ofrecieron una visión esperanzadora y concreta. Figuras de países tan diversos como Brasil, Uganda, Polonia y Estados Unidos compartieron experiencias y soluciones para fortalecer este pilar social. Porque más allá de las diferencias culturales, la familia sigue siendo ese terreno común donde todos encontramos identidad y pertenencia.
Uno de los hitos de esta cumbre fue la elección de un nuevo presidente para la PNfV, el croata Stephen Bartulica, quien asumió el cargo con palabras que invitan a la acción: “Es la cultura la que definirá el destino de nuestras naciones. No podemos ceder ni un centímetro en este terreno”.
Bartulica, con una trayectoria que combina política, filosofía y defensa de los valores esenciales, sucede a José Antonio Kast, cuyo liderazgo ha dejado huellas profundas en esta red global. En tiempos donde los valores parecen ser continuamente cuestionados, la PNfV no solo apuesta por la continuidad, sino por una renovación que busca impactar no solo en las leyes, sino en los corazones y las mentes.
Que esta cumbre se haya celebrado en Madrid no es casualidad. La ciudad, con su historia de lucha y renovación, se convierte en un símbolo de vida y libertad. Desde aquí, el mensaje trasciende fronteras: es posible trabajar unidos para construir una sociedad más humana y respetuosa.
La presencia de delegaciones de más de 40 países subraya la naturaleza global de este movimiento. Entre los asistentes destacaron líderes como Andy Harris, congresista estadounidense; Lucy Akello, parlamentaria ugandesa; y parlamentarios europeos como Nicolas Bay y Margarita de la Pisa. Cada uno, desde su contexto, aportó reflexiones y experiencias que enriquecieron el debate.
Desde Woman Essentia, nos quedamos con un mensaje claro: en medio de las turbulencias de nuestro tiempo, la defensa de la vida y la familia no es solo una causa política, sino una misión profundamente humana. Como mujeres, tenemos un papel único en esta tarea. Somos quienes, desde nuestras familias, educamos en el amor, construimos comunidad y transmitimos los valores que sostendrán a las futuras generaciones.
No se trata de idealizar la maternidad o la vida familiar, sino de reconocer su valor intrínseco y su impacto en la sociedad. Como expresó Bartulica: “Debemos conquistar los corazones y las mentes de las próximas generaciones”.
La VI Cumbre Transatlántica nos deja con una promesa: estamos en un momento de cambio, una oportunidad para trabajar juntas por una sociedad que valore la vida y fortalezca la familia. El Compromiso de Madrid es un recordatorio de que la dignidad humana no se negocia, y que cada acción, por pequeña que parezca, puede contribuir a un cambio real.
Madrid ha hablado, y ahora nos toca a todas ser protagonistas de esta nueva primavera para la cultura de la vida.
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