El pasado año Bob Marley habría cumplido 75 años, su canción sobre la redención es una de las mejores canciones, quizás por ello «Redemption Song” fue incluída por la revista Rolling Stone en su ranking de las mejores canciones de la historia.
Las canciones de redención no era nada nuevo en esa época y Bob Marley estaba relacionado con artistas de Estados Unidos y Jamaica que trataban conceptos similares con la religiosidad como eje. La canción es un reflejo de los sentimientos de Marley sobre su propia muerte, la esclavitud, la religión y el destino. Con una letra que recuerda que, aunque pueden morir los héroes y reinar la opresión, hay algo mayor por encima de todos, Bob Marley era consciente y lo proclamó.
Muchos cantantes han elaborado versiones de su canción de libertad, lo que no sabemos es si con la misma intención, pero es un ejemplo de que todos, en mayor o menor medida necesitamos nuestra redención, y estos días pasados, aunque muchos lo tomaran como simples vacaciones, nos lo han recordado.
El camino de la humanidad, salvando las comparaciones, está bastante unido desde hace un tiempo ya, no solo por el sufrimiento y la incertidumbre que nos ha traído la pandemia, sino por la cantidad de imposiciones ideológicas aceleradas a las que nos están sometiendo como sociedad, de una forma más sibilina que la esclavitud que Marley denunciaba. Imposiciones en nombre de falsas libertades.
La sociedad que intentan manipular también necesita ser salvada, como denunciaba Marcus Garvey, inspirador de Marley, quien recogió la idea de “emanciparse de la esclavitud mental” en un discurso que pronunció en Nueva Escocia en 1937.
«La mente es nuestro único gobernante. El hombre que no es capaz de desarrollar y utilizar su pensamiento se ve obligado a ser esclavo de otro hombre que usará su pensamiento (…). Vamos a emanciparnos nosotros mismos de esa esclavitud mental, mientras que otros crean que el cuerpo es libre, nadie más que nosotros puede liberar la mente. El pensar es nuestra regla». Marcus Garvey
Pero pensar, como él reivindicaba, implica plantearse preguntas serias, como las que hace unos días hacía Jesús a María Magdalena cuando, ya resucitado, ella no le reconoce: ¿A quién buscas? ¿por qué lloras?. Pero solo tuvo que decir su nombre y ella le llamó Maestro. Le reconoció.
Estas preguntas nos traen a la mente a un niño perdido o a un adulto desorientado, o a cualquiera de nosotros. ¿Por qué estás triste? ¿qué buscas para ser feliz? ¿en quién te apoyas?
Son preguntas de nuestra vida que surgen en muchos momentos… casi cotidianas.
«Mi mano se fortaleció por la mano del Todopoderoso. Seguimos adelante, triunfantes». Redemption song. Bob Marley
La Pascua que seguimos celebrando, los días que siguen a la Resurrección del Jesús, para los judíos significaban la salida del pueblo hebreo de Egipto, pero para los cristianos son la liberación de otra vida. Pero ninguna liberación fue fácil, no fue coser y cantar, el faraón se lo puso muy complicado a Moisés, y a Jesús… ya sabemos la historia.
La Redención de la humanidad, la salvación, que es lo que significa el titulo de la canción, pero ahora de todos y cada uno de nosotros, no fue cosa fácil.
Pensar, preguntarnos a quién buscamos, es como preguntarnos qué buscamos, cuál es el “camino” a seguir , la “verdad” a seguir…el sentido de nuestra vida. Y cuanto más tardemos en plantearnos esa pregunta seriamente, más larga será nuestra travesía..
Lo cierto es que todos los días morimos en pequeñas cosas de la vida cotidiana para resucitar, intentando superarlas con alegría, “salir del hoyo” como se dice vulgarmente. Son opciones que se nos presentan a diario, nos ofuscamos en lo negativo, pero depende de nosotros que sea para resucitar.
La humanidad está actualmente en uno de esos momentos complicados, depende también de todos la forma en que salgamos de la pandemia y de las ideologías. Todo lo que está pasando debería animarnos a preguntarnos también a dónde vamos y qué buscamos como sociedad, para empezar a caminar juntos en esa dirección.
Seguimos en días de Pascua y debemos continuar felicitando, no está de más desear felicidad al de al lado, incluso aunque no sepa el significado de lo que celebramos, ni el tipo de felicidad que le deseamos. El saludo ortodoxo en más explícito: Cristo ha resucitado, mientras que la otra persona contesta ¡verdaderamente ha resucitado!
Las procesiones, las mantillas, los oficios, el aumento de la audiencia en misas retransmitidas …todo tiene un sentido que deberíamos haber recuperado en este tiempo atípico, especialmente el Easter que algunos lugares celebran durante esta semana y que nada tiene que ver con pintar huevos de colores.
Los tronos no caminaron por la calle, pero Jesús sí camina a nuestro lado. Hoy y siempre, no dejes de buscarlo.
¿Qué te pareció este artículo? Deja tu opinión: