“El sentimiento de maternidad y de traer siete hijos al mundo es el más empoderante que he vivido nunca.” – Hannah Neeleman
Hace unos días leía una noticia que, sin duda, habrá llamado la atención de algunos, y habrá provocado la indignación de muchas.
Mientras nos siguen vendiendo que la mujer tiene que conseguir ocupar los más altos puestos directivos, que las jóvenes pueden congelar sus óvulos para centrarse en su carrera profesional y ya Dios dirá, que la maternidad es lo que nos penaliza y no nos permite ser iguales al hombre hasta que no renunciemos a ella, o que la realización personal pasa únicamente por la realización profesional, algunas, como Mrs. América, nos lanzaba el siguiente mensaje: “El sentimiento de maternidad y de traer siete hijos al mundo es el más empoderante que he vivido nunca”.
Y esto lo dijo en el escenario, después de haber sido proclamada ganadora de un certamen de belleza, cuando un miembro del jurado le hacía una pregunta sobre cuál había sido el momento en que ella se había sentido más empoderada, a lo que, imagino que para la sorpresa de algunos, contestó: “He vivido este sentimiento siete veces, cada vez que he traído al mundo estas siete almas sagradas, cada vez que he tenido en mis brazos a mis bebés recién nacidos. El sentimiento de la maternidad y de traerlos al mundo es el sentimiento más empoderante que he vivido nunca”.
Ante esta valiente defensa de la vida y la maternidad, la audiencia respondió con una gran ovación.
Hannah Neeleman (como así se llama la Señora América 2023) y su marido viven en su propia granja en Kamas, Utah, llamada “Ballerina Farms” como su cuenta de Instagram, nombre que se debe a que Hannah se graduó en danza en la Universidad. Tiene además otros títulos como el de Miss Nueva York y Señora Utah. Desde su cuenta de IG van describiendo la vida, que se desarrolla en una granja de vacas americana, de una joven y muy numerosa familia, incluidos algún parto de esta joven madre.
Y es que, aunque hayamos vivido años de amenaza sobrepoblacional, la verdad es que el número de nacimientos, no hace más que disminuir en general, y especialmente en países como el nuestro.
En España, el número de madres de más de 40 años se ha duplicado en dos décadas. Evidentemente la mujer siente la llamada de la maternidad, siempre, aunque a veces sea ya tarde, lo cual viene limitado por la edad de la mujer y el envejecimiento de sus óvulos, que además directamente determina el número de hijos, que según las estadísticas, suele ser menor que el deseado.
Mientras aumenta la edad media de la maternidad en nuestro país, que ya es de 32,6 años (sería de 33,1 si no contáramos a las madres extranjeras), disminuye el número de nacimientos, que en el año 2022 fue de 329.251 niños en España, menos que nunca.
Por la otra cara de la moneda, España sigue siendo unos de los países con una población más longeva del mundo y primero de Europa, la esperanza de vida alcanza ya los 83,08 años de media, siendo de 85,74 para las mujeres. Esto significa que nuestra pirámide poblacional está invertida, como muestran claramente los datos del Instituto nacional de estadística, con un envejecimiento progresivo de la población, donde el porcentaje de niños respecto a la población total es solo del 13,39%, mientras que el porcentaje de personas mayores de 65 años es del 22,27%, con una tasa de natalidad del 6,88 por mil.
Una sociedad sostenida, cada vez más tiempo, por un numero cada vez menor de personas.
Las pocas políticas de ayuda familiar del gobierno en comparación con nuestros compañeros europeos, el alto coste de la vivienda y la vida, la imposición ideológica que vende el feminismo del aborto, la eliminación de la maternidad por ser un lastre, y la elección de la carrera profesional como garantía de felicidad personal etc. son causa de esta situación en la que nos encontramos y que, además de no contemplar el aspecto social de generar nuevos ciudadanos que puedan sostener el famoso Estado de Bienestar, no ayuda a la realidad biológica, emocional y social de la mujer.
Pero este retraso social de la maternidad no se produce de forma paralela al retraso en el envejecimiento de los óvulos, aunque queramos, sino que, cómo la naturaleza manda, este va por delante, y nuestro cuerpo envejece más rápido de lo que pensamos, deseamos o incluso somos conscientes. Así, y en relación al problema de la fertilidad, D. Antonio Requena, director médico del Instituto Valenciano de Infertilidad, explicaba que «cuando el ovocito es fecundado por el espermatozoide tiene que producirse un cruce entre los cromosomas maternos y paternos y con la edad, a partir de los 35 años, esto no se produce correctamente, lo que conlleva a tener embriones que no son normales cromosómicamente y no van a llegar ni a implantarse o si se implantan puedan terminar en aborto». Y esto afecta a la tasa de éxito, y por tanto, directamente, a las posibilidades de la mujer de quedarse embarazada y al número de nacimientos.
Es cierto que la conciliación, otra asignatura pendiente, es complicada y será complicada, mientras no se reconozca el valor de la maternidad, de la vida nueva que formará la sociedad del futuro, y del cuidado de esas vidas para que crezcan sanas en todos los sentidos, y no en un mundo donde el índice de suicidio entre adolescentes crece cada año. Porque educar lleva tiempo, renuncia, dedicación y unas buenas dosis de amor y comprensión. Para educar hay que estar y si el hombre se caracterizaba por la acción, la mujer se caracterizaba por el “estar”. Estar en todo y para todos…
Aunque se la ve feliz en sus publicaciones, seguro que la vida de Hannah no es un cuento de hadas. Siete hijos suponen desgaste y sacrificio si quieres ser coherente, y por supuesto no invito a tener siete hijos, pero si a valorar la maternidad, las etapas de la mujer y las necesidades reales en función de esas etapas… para conseguir un mundo más feliz, y seguir construyendo catedrales.
“Quien es feliz, hará feliz a los otros también.” – Ana Frank
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