He visto la película ‘El Gran aviso’ y de eso les voy a hablar a corazón abierto. No quiere decir que les cuente mi vida en verso, mucho menos mi intimidad, ni qué se cuece en mi interior desde que acabó el pase. Eso queda para mí porque aún estoy en la fase de rememorar, rumiar, rezar, asimilar lo que he visto para actuar en consecuencia según mi fe y conciencia.
Enganchar de principio a fin al lector es el premio para quien escribe. Premio ignoto pues habitualmente desconoces si tu artículo lo ha leído 1, 1.000 o 10.000 personas. Lo fácil para mí sería optar por escribir un artículo de crítica de cine. Algo sencillo, expones, escribes algo lo más objetivamente posible, destacas aciertos, señalas algún que otro fallo, valoración técnica, etc. y poco más, no te implicas. Eso sería lo fácil. O, dado que esta película nos sirve en bandeja afrontar las grandes cuestiones de la existencia humana, podría elegir un análisis espiritual, con toques filosóficos, históricos, rayando en una disertación académica. Pero no, opto por otra vía.
He visto la película ‘El Gran aviso’, de eso les voy a hablar con el corazón y la razón.
Iluminación de conciencia
El Gran aviso narra las historias reales de Emma, Rick, Amaya y Alan quienes vivieron una iluminación de conciencia. Dos americanos, una española y un inglés. Los cuatro han tenido la fortuna de ver toda su vida desde su nacimiento hasta el presente. En esa iluminación todos sus pecados les fueron expuestos y también todos los momentos en que no amaron, ni a sí mismos, ni a Dios, ni al prójimo. De manera especial, sin que ellos lo expliquen expresamente, se descubre el daño social de cada uno de nuestros pecados, sus consecuencias directas. En el espectador se abre claramente una conciencia del daño social del pecado añadido al personal, difícilmente explicable. Se ve con igual claridad tanto el pecado propio como el que hay ahora mismo en el mundo en toda su profundidad y extensión. Un obispo de Wisconsin lo resume con acierto: «Esta película también demuestra, de manera muy convincente, que existe una «iluminación colectiva de la conciencia» que será una experiencia integral que vivirá toda la humanidad. Lo más probable es que no esté muy lejos».
La película que se estrenará en breve en España le engancha desde la primera imagen, los 98 minutos se pasan en un santiamén. Hay escenas y narraciones que le incomodarán, dudará de su veracidad, incluso pensará que son exageradas. Tendrá momentos de angustia, de profundo dolor, de negación y rechazo ante lo que ve y oye. A la vez, tendrá momentos de mucha paz. Temor y amor se entremezclan. Y una resistencia interior a querer reconocer que todo lo que ahí se ve y se oye sea verdad, radicalmente verdad.
Una cascada de sentimientos van y vienen, afloran, sin dejar de mirar la pantalla hasta el final. Esta película logra lo que ninguna gran película de acción o de historias épicas consiguen, le interpela directamente y como la flecha de Cupido, se le clava. Ese algo misterioso sucede, le interpela a usted, no a otro, a usted. Porque una vez las luces del cine se encienden los pensamientos escépticos brotan. Inconscientemente le quieres quitar importancia a toda la verdad que encierra, imagino que una auto defensa inconsciente para evadir la realidad. Comienza una especie de lucha interior con toda clase de argumentaciones «he visto una película y nada más» y a la vez, la duda te asaltará con fuerza «Y si… sí resulta que esto es cierto».
Siendo su vida radicalmente distinta a la de los personajes, hay un algo de lo que ve y oye donde se reconoce. Y en otros momentos, las historias que oye le conmoverán hasta lo más profundo de las entrañas. Espontáneamente rezará. Habrá personas que al acabar la película querrán confesarse, otras negarán las evidencias queriendo quitar importancia a la transformación radical en la vida de todos y cada uno de los protagonistas: Emma, Rich, Amaya y Alan. «Exageran ¡¿Qué es esto de que a un tipo en Australia se le aparece en la habitación de su hotel Santa Teresa de Jesús?!!» Muchas personas saldrán del cine rechazando la realidad del pecado acumulado hoy, aquí y ahora, en nuestra época y que es radicalmente incomparable con otras épocas de la historia. Sobre todo y fundamentalmente, subrayo, por el rechazo, indiferencia, animadversión expresa a todo lo sagrado, a Dios, y si es al Dios de la Fe católica (y ortodoxa), aún más.
Recientemente en el Festival de Cannes, —como cuenta el director Juan Carlos Salas—, otras personas tras ver la película le dijeron que su vida debe cambiar radicalmente. No le hablaron de convertirse a Dios, pero sí salieron con el reconocimiento de que así este mundo no puede seguir, ni ellos tampoco, asumiendo en primera persona lo que de él / ella dependerá para hacerlo mejor y prodigar más amor. Reacción sorprendente que refleja el misterio de lo humano ante lo divino.
Otra oportunidad
Los cuatro protagonistas expresan una experiencia real del amor de Dios, de su perdón y misericordia inimaginables. De hecho, hoy, cada uno es otra persona, su vida ya está radicalmente orientada al amor, al bien y a la Fe, todos son buenas personas porque su obsesión es hacer el bien, como cuando San Pedro le dijo a Cornelio y amigos: «Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él» (Hechos 10, 38-39). Así viven estas personas. Además de los testimonios, la película complementa muy bien con la explicación espiritual, filosófica, científica, donde también interviene Christine Watkins, quien de atea militante en algún momento pasó a la fe católica y autora del libro ‘The Warning’, sobre el que se basa toda la producción.
Por eso, Emma, Rick, Amaya y Alan tuvieron la fortuna de vivir la iluminación de conciencia. Tras un dolor realmente insoportable, se han prestado para contar su historia porque se saben instrumentos del bien, sin rarezas, de forma simple, humilde, clara, contundente. Explican que lo que ellos han vivido aparece descrito en la Sagrada Escritura, que santos o personas espirituales narran lo mismo en sus diarios. Misma narración dicho o escrito a siglos de distancia entre unos y otros sobre lo que probablemente ocurrirá. Además, personas de toda índole, procedencia, cultura, con o sin religión han vivido la iluminación de conciencia.
Cuando esté en la butaca de la sala de cine, comprobará que lo que usted sentirá, pensará y reaccionará será radicalmente distinto a quienes estén sentados a su lado. Una película valiente, la excepción que confirma la regla, que nos habla, al igual que hiciera San Juan Bautista, de conversión, que nos anuncia que el Reino de Dios sigue estando cerca, arrepentíos y convertíos, porque el último acto extremo de amor, la última gran oportunidad está por llegar.
Ocurrirá
Me da en la nariz que esta película cuenta con enemigos fuertes. Porque es ley de vida, quienes hacen algo por amor a Dios y con absoluto desinterés personal, cuentan con enemigos, nada raro, Cristo nos lo dijo. Incluso desde dentro del mundo católico habrá resistencias a esta película. Es incuestionable que existe una corriente, una especie de «sensus fidei» desde hace tiempo en relación con los últimos tiempos, con la segunda venida de Jesucristo. Me atrevo a decir que en millones de personas (millones son pocos frente a los 8.000 millones en la Tierra) se está consolidando una conciencia real de que el dolor de Dios es extremo en esta oscura hora de nuestra historia. Lucifer, por supuesto, querrá que esta película pase sin pena ni gloria y que usted, justo usted, no vaya a verla.
Imagino, además, que habrá personas protestantes que tampoco se muestren favorables, al fin y al cabo, la protagonista silenciosa y triunfadora de la película es La Virgen María. Nada de las cosas buenas que llevan a Dios se libran de obstáculos, hostilidades y rechazo.
Una película, el Gran aviso, que nos anuncia un acontecimiento que ocurrirá… O quizá no, Dios es el dueño de la historia y nunca hay que olvidar esta máxima. Ni minusvalorar el poder de la oración, ¿Cómo estaría el mundo ahora de haber hecho realmente caso a los mensajes de la Virgen María en Lourdes, Fátima, Akhita o Ruanda?
Lo importante no es el cuándo, sino el qué, aquí y ahora, amor y conversión ¿Iluminación individual? ¿Iluminación colectiva? No sabemos. Lo que creo firmemente es que Dios es amor y esta película nos brinda una oportunidad para no esperar al día que nuestro cuerpo esté en el féretro para comprobar si Dios es amor y misericordia, en el féretro la sentencia está firmada y será tarde.
Una película cuyo broche final bien podría ser «Velad, porque no sabéis el día ni la hora» (Mt 25, 1-13) o «Dios es amor» (I Jn 4,8) o «Yo, a cuantos amo, reprendo y corrijo; ten, pues, celo y conviértete. Mira, estoy de pie a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3, 19-20).
Escoja usted el versículo que más le guste. Pero acuda.
FICHA TÉCNICA
Duración aprox: 98 min.
Género: Docudrama.
Idioma original: Inglés.
País de origen: México.
Lugar de producción: EEUU, España, México, Australia, Croacia, Hungría, Bosnia Herzegovina.
Productora: Belladream Films. Distribuidora en España: Europa Dreams
¿Qué te pareció este artículo? Deja tu opinión: