Al principio de todo este caos generado por la pandemia causada por el Coronavirus y la enfermedad del COVID-19, antes incluso de decretar el estado de alarma en nuestro país, se podía ver en redes sociales e incluso en algunos informativos, cómo se intentaba calmar a la población diciendo que este virus solo afectaba a los ancianos. “Solo afecta a las personas mayores”, “los ancianos son los más perjudicados”. Parece que pensaban que era una buena manera de calmar a la población diciendo que solo los ancianos eran la población de más riesgo.
Aún más desalentador fue escuchar a Pedro Duque (Ministro de Ciencia) las siguientes palabras: “España es uno de los países del mundo con una esperanza de vida más alta. Gente que en otros países con sus dolencias y su edad, ya hubieran fallecido hace tiempo, en España estaban viviendo y estaban viviendo una vida plena gracias a la eficiencia de la sanidad española y a esa gente es a los que desgraciadamente más afecta esta epidemia en concreto”.
¿Qué estaba diciendo con este discurso? ¿Que nuestros ancianos ya han vivido lo suficiente y que en otros países ya habrían muerto? ¿Intentaba calmar a la población diciendo que los ancianos son el colectivo más vulnerable?
Sin respiradores para ancianos de más de 80 años
Toda vida tiene un valor en este mundo, no importa lo que se haya aportado (o no) a la sociedad, toda vida debe ser respetada. Ninguna persona debería tener ni el poder ni la potestad para poder destruir la vida, y ni mucho menos para poder decidir quién tiene más posibilidades de vivir o de morir según la edad que tenga.
Debido a la pandemia y a la falta de recursos, hay países como Holanda, Bélgica o Suecia, que dejan morir a los ancianos afectados por Coronavirus (COVID-19) mayores de 80 años para ofrecer asistencia a aquellos de menor edad. Pero esto no solo ocurre fuera de España, Cataluña ha recibido una demanda por pasar una circular dando esta misma orden.
En realidad, hay quienes piensan que nuestros ancianos… abuelos y padres son nuestro pasado, pero están equivocados. Ellos son nuestro presente y nuestro futuro. Sus luchas, sus manos, todas sus horas de trabajo, todas sus noches sin dormir para criarnos, su creatividad e innovación… Ellos crearon el mundo que existe hoy. Su sabiduría, gracias a toda su experiencia vivida, sigue siendo el mejor de los maestros.
Muerte en soledad y sociedades utilitarias que parecen despreciar la vida
Sus arrugas son toda esa experiencia y sabiduría que nos falta a los jóvenes. Su humanidad ante su familia y su fuerza para luchar para que a sus hijos y nietos no les falte de nada, es nuestro ejemplo a seguir.
Ver cómo ancianos en nuestro propio país han muerto por falta de respiradores, solo con la mano amiga de un enfermero que sí le quiso acompañar en sus últimos momentos ante tal soledad.
No se puede tolerar que las sociedades se conviertan en sociedades utilitaristas, donde las personas valen en función de lo que aportan a la sociedad. ¿Y qué pasa con todo lo que aportaron en el pasado? Gracias a las aportaciones de nuestros ancianos en el pasado, tenemos nuestro presente y nuestro futuro.
Es inhumano pensar que hay personas de más de 80 años que después de toda su lucha en la vida, ahora, se les obligue a morir solos y asfixiados. Como todos los ancianos que mueren en las residencias porque no acuden pronto a atenderles, quitando así valor a la dignidad que merecen. Dejando que mueran sin sus familiares cerca, en mitad de una enfermedad causada por el virus pandémico que a todos atormenta. Esto hace ver la injusticia social y la falta de humanidad que el miedo al contagio nos hace tener.
Esto, por lo tanto, es motivo más que suficiente para respetar a nuestros ancianos por encima de todo y por lo tanto, de velar por ellos porque su vida es igual de importante que la tuya o la mía. Cuando la muerte está más cerca es el momento del cuidado y del agradecimiento y no de actuar como un verdugo para aquellos más vulnerables. La sociedad justa es aquella que agradece a todos los miembros su aportación, la que reconoce a todas y cada una de las personas, las que las cuida y las protege… y no solo la que las utiliza.
No es motivo de comedia
Por si fuese poco, podemos ver cómo algunos colectivos realizan comedias para “entretener a la población” e intentan sacar una parte positiva de todo esto. El problema de estas “comedias” es que parece que pierden la perspectiva de la realidad. Se olvidan del dolor, sufrimiento y duelo que están pasando miles de familias en nuestro país porque han perdido a sus seres queridos, y sí, también a sus ancianos. Familias que aún están llorando su pérdida y que una comedia sobre este asunto es toda una falta de respeto a estos familiares y sobre todo, a las víctimas.
Familias que lloran porque esta crisis está azotando fuertemente a su economía y que no saben cómo llegarán a fin de mes. Personas que sufren cada día debido a que las circunstancias se vuelven cada vez más difíciles. No es motivo de diversión, ni de mofa, ni tampoco de entretenimiento. Hay gente que está muriendo solas en sus casas.
Hacer entretenimiento con el dolor de todas las personas no es algo que haga gracia, o al menos a la gran mayoría de los españoles que lo están pasando mal. Un país que debería tener una declaración nacional de luto, sin que los familiares hayan podido velar a sus muertos, pero que a una cadena española se le ocurre hacer una comedia al respecto… a pesar de los casi 13.000 muertos que pesan en nuestra sociedad.
Nuestros ancianos merecen nuestro respeto
¿Sabes lo que más importa de todo esto? Que ellos, si fuese al revés y ellos estuviesen fuera de peligro ante este virus cruel, no te abandonarían. Ellos en el pasado lucharon en circunstancias muy duras, con grandes limitaciones económicas y sociales y aún así lucharon por una sociedad mejor.
Ellos no son el colectivo vulnerable como dicen, ellos son el colectivo que tiene más fuerza interna que muchos de nosotros. Los que ahora son ancianos, fueron jóvenes que vivieron y sobrevivieron a adversidades que muchos de nosotros no podemos ni imaginar. Pero es su organismo el que no puede hacer frente a las exigencias de una enfermedad cruel y mortal que ataca sin escrúpulos.
Por eso, es necesario que las personas les cuidemos, les protejamos y dejemos de deshumanizar su vida y su muerte porque ellos, no son solo nuestro pasado… Nuestros ancianos son nuestro pasado, presente y futuro. Ellos lucharon por nuestro presente y su sabiduría y experiencia deben reinar en nosotros en el futuro.
Supervivencia colectiva
Miles de nuestros ancianos fallecidos por Coronavirus COVID-19, no han muerto de manera natural, lo han hecho porque han enfermado. Si no existiese este virus podrían haber vivido más tiempo, podrían haber estado más tiempo a nuestro lado, pero la injusticia de esta pandemia se los ha llevado antes de tiempo. Y la falta de humanidad en atenderles como merecen en algunas partes del mundo, también ha hecho que fallezcan antes de tiempo.
Estamos ante una pandemia y es deber de todos protegernos, a las personas de todas las edades, de cualquier rincón del mundo. Es una supervivencia colectiva y todos somos partícipes de esto. Todos tenemos derecho a vivir, a sobrevivir, a salir y seguir respirando. No es unos a costa de otros, ¡todos somos una unidad en sociedad!
Si conoces a ancianos, respeta su vida y hazles saber que son importantes. Llámales por teléfono, pregúntales si necesitan que vayas a hacerles la compra, llévales comida hecha por si lo necesitasen, recoge sus medicamentos en la farmacia… Cuídales de la misma manera que ellos te cuidarían a ti. Protégeles, ellos también te necesitan a ti.
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