¡Muchas gracias! Estas dos palabras que están escritas en el corazón de todos los seres humanos tienen equivalentes en todas las lenguas. Así lo hacía notar el poeta Octavio Paz al inicio de su discurso en Estocolmo cuando recibía el premio Nobel de Literatura en diciembre de 1990: “Comienzo con una palabra que todos los hombres, desde que el hombre es hombre, han proferido: gracias”. Así es. El agradecimiento es una conducta de los seres humanos, de todos los tiempos y de todas las culturas.
Damos gracias a Dios, a nuestros padres, a quienes nos salvan de grandes peligros, pero también, a quienes nos hacen los pequeños servicios de los que está llena la vida diaria: desde ceder el paso al atravesar una puerta, servir el agua en la comida o recoger algo que inadvertidamente se nos ha caído, hasta ceder un espacio donde aparcar el coche, hacer un regalo o cualquier otra cosa.
Llevo años enseñando y practicando el agradecimiento. Siempre me ha llamado la atención que en las empresas solo está previsto que haya quejas y reclamaciones, pero no se ha pensado que haya clientes que quieran agradecer la profesionalidad y amabilidad con la que un empleado le ha prestado un servicio. Esto me ha llevado a poner por escrito ese agradecimiento y hacer llegar mi felicitación a los directivos de esa empresa.
Los resultados de esta actitud son sorprendentes. Además del asombro de los propios empleados y de los directivos, he tenido experiencias muy gratificantes. Por ejemplo, Mari Paz empleada de unos grandes almacenes, lloraba de alegría al ver por escrito mi agradecimiento. Pedro me hizo saber que mi actitud iba a facilitar la renovación de su contrato o la azafata de un avión me manifestaba su alegría porque mis comentarios se iban a incorporar a su hoja de servicios.
Al dar las gracias, reconoces y le demuestras a la persona, que le das valor a lo que has recibido de ella. La persona que recibe este gesto entiende así que lo que ha hecho, por pequeño que parezca, ha sido importante y positivo.
Pocas veces pensamos la importancia de dar las gracias, sin embargo, su poder es mucho más profundo de lo que puedes imaginar. Nos ayuda a estar más alegres y motivados y se recuerda siempre. Por eso, se puede decir que la memoria del corazón es el agradecimiento.
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El 11 de enero se celebró el Día Internacional del Agradecimiento, una celebración para difundir el valor de ser agradecidos con los demás.
Origen desconocido del día del agradecimiento
No se sabe el origen de esta fecha. Se dice que podría ser un intento de alguna empresa de postales de agradecimiento o greeting cards para hacer publicidad de sus productos.
¿Por qué celebrarlo?
Apoyamos esta fecha para difundir el valor de ser una persona agradecida con los demás, bien sea con las personas que te hacen feliz, familiares o amigos, o incluso con personas con las que te cruzas día a día, cuando vas al supermercado, a llevar a tus hijos al colegio, o al trabajo.
Nunca está de más dar las gracias cuando alguien interactúa contigo, y lo más importante es hacerlo de corazón. Porque, sin duda, tiene más beneficios que decirlo por obligación. ¡Prueba y verás cómo eres más feliz!
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