¿Es deber del informante la opinión que se forme el informado? En otras palabras, ¿Existe alguna norma que obligue a los medios de comunicación a ser ellos quienes conformen la opinión de las personas? ¿De qué depende? ¿De la información objetiva y veraz o… de la información omitida? ¿Quién, quiénes y por qué deciden qué no debe ser noticia?
Si a más conocimiento, más libres, ¿por qué se ocultan hechos recurrentes a nivel nacional e internacional?
Quema de iglesias en Francia, la situación alarmante en Suecia por el dominio de barrios enteros en Estocolmo por parte de población musulmana, violaciones en manadas, etc.
Un ejemplo reciente del país vecino, Francia. En España la mayoría social desconocía hasta el fatídico incendio de Notre Dame, que desde hace 8 meses en Francia se profanan e incendian iglesias católicas con una media de tres diarias, por todo el país galo. También en Alemania pero en menor medida.
Cabe pensar, como algo lógico en caso de que una mayoría estuviera informada, que al conocer los ataques continuos a iglesias francesas, las personas hicieran una conexión directa con el incendio de Notre Dame. Quizá se trate de un desafortunado accidente en plena Semana Santa católica. Pero hasta que se sepa la verdad, ¿qué criterio, certezas, dudas o impresiones se forjarían las personas? Allá ellos.
Porque una cosa es generar información falsa y otra muy distinta ocultar hechos verdaderos. ¿En función de qué? ¿Cuál es la ética en estos casos?
Realidades ocultadas
La introducción a este artículo viene al caso por los hechos que narra la crónica «Anatomía de las 101 manadas», publicada en el Diario El Mundo (30 de marzo, 2019). Asunto de relevancia y llevado a la tertulia de la Cadena COPE hace unos días.
En la crónica se analizan los abusos sexuales y violaciones a chicas jóvenes en distintos puntos de España, realizados por «manadas» y con un porcentaje elevado de personas que no son de origen español. Concretamente la crónica afirma: «Más de 350 hombres (el 30 %, españoles) están imputados. Abundan los menores de edad entre las víctimas y los violadores. Ya hay 18 ‘manadas’ denunciadas en lo que va de año»
Una cosa es generar información falsa y otra muy distinta ocultar hechos verdaderos. ¿En función de qué? ¿Cuál es la ética en estos casos?
¿Por qué no dar a conocer hechos recurrentes que adquieren categoría de noticia?
Transcribo, literalmente, parte de la tertulia en COPE en el programa de Carlos Herrera del día 9 de abril (minuto 46 en adelante) para que usted que lee estas líneas, extraiga sus propias conclusiones:
Herrera plantea: «El 2 de febrero una joven fue agredida por una manada… salía uno, entraba otro, salía uno, entraba otro y así violándola. Nadie la ayudó, algunos se sumaron, otros velaron para que nadie pudiera hacer nada, de los 9 solo 2 están en prisión. A los otros se los ha encontrado ella por la calle, bueno todos son magrebíes. ¿Por qué este caso no ha tenido repercusión mediática, social… porque son magrebíes o no importa eso?»
Jorge Bustos.- «Claro que sí, existe una idea, no solamente en España de que este tipo de violaciones colectivas que son más frecuentes de lo que sospechamos, desgraciadamente, cuando se cometen por extranjeros, digamos… no se dan a conocer a la opinión pública. En Suecia ya pasó, ya pasó cuando se produjo esa acogida de los inmigrantes desde 2015, se estuvieron tapando las violaciones a suecas. ¿Qué ocurrió? Que cuando se comenzó a destapar a los tres o cuatro años, y comenzó a ser un escándalo en la prensa, el partido xenófobo y racista de Demócratas de Suecia subió del 4 % al 18 % en voto, de tal manera que casi ahora mismo es decisivo en el Parlamento sueco.
Aquí ocurre lo mismo, existe ese miedo y esa precaución a que si se dan a conocer estas violaciones colectivas, por personas que quizá tenga un código moral muy distinto al nuestro, se produzca una reacción xenófoba. Yo creo que ese es el motivo, que no se de tanta publicidad y que las asociaciones feministas pues hagan como que aquí no ocurre nada».
Gloria Lomana.- «Yo no quiero pensar que sea la nacionalidad… Pero ha habido 1700 denuncias de manadas, desde la famosa manada en 2016. Todas prácticamente en su totalidad viables y admitidas para investigar. En los meses de año que llevamos ya van 12 casos de estos, y todos exactamente igual de escandalosos… Yo… siempre hago una reflexión: ¿Cómo lo viviríamos si se tratara de una de nuestras hijas? O de tu mujer, pues tenemos que ver que ha habido 12 casos denunciados de estos, donde 12 niñas o 12 mujeres se han visto en estas situaciones ¿nos estaremos acostumbrando?… Esto es algo terrible».
Planteamientos
Ceder a no informar de los 1700 casos de violaciones por miedo a no se sabe qué posible reacción, es omisión, no periodismo de calidad, ni en favor de la verdad. Es mentir a la sociedad, es optar por la barbarie y no por su erradicación en un país democrático como el nuestro.
Si a más conocimiento, más libres, ¿por qué se ocultan hechos recurrentes a nivel nacional?
Supone prejuzgar y determinar de antemano la opinión que los oyentes o lectores se van a conformar.
¿No hubiera sido interesante, por ejemplo, que el periodista Jorge Bustos tras narrar lo ocurrido en Suecia, hubiese analizado si a raíz de estar ese «partido xenófobo y racista sueco» en el Parlamento han aumentado o disminuido las violaciones? ¿Qué medidas se han tomado? Si positivas o negativas, etc.
Poner el foco de la opinión en calificar a partidos políticos y no en analizar, exponer o valorar sus propuestas, logros o retrocesos, conlleva a desinformar y manipular al lector u oyente.
¿Cómo es posible que un periodista con una responsabilidad al verter sus opiniones ante millones de oyentes equipare delitos gravísimos de violación con un «código moral distinto al nuestro«? Éstos delitos de brutales agresiones sexuales carecen de moralidad, son injustificables. Y si un periodista o la sociedad los justifica aduciendo «porque es otra mentalidad», yerra y distorsiona el mensaje. O bien son delincuentes habituados al crimen en grupo, o bien son bárbaros en un país civilizado, sean españoles o extranjeros.
Libres, sí, pero no ignorantes
A más conocimiento, más libres, sí. La condición indispensable para poder formar un criterio es la verdad, y luego influirá el bagaje y estilo de vida de cada persona. Sin verdad solo hay circunstancias personales.
La verdadera función del periodismo y su responsabilidad no es conformarnos el criterio, sino facilitar la información verdadera. De otro modo, ¿para que lo queremos si no va a ser capaz de cumplir su función?
Estaremos de acuerdo sobre la diferencia entre ocultar y mostrar. Censurar e informar. Si a más conocimiento, más libres, ¿por qué se ocultan hechos relevantes a nivel nacional e internacional? ¿Qué provoca tantos miedos y temores?
¿Qué te pareció este artículo? Deja tu opinión: