Reanudamos la serie «Liderazgos creativos por el bien común«. Tratar de dar forma al artículo de hoy no resulta fácil. Hasta ahora hemos propuesto dos ideas: Renovar los libros de Historia de España. Y convocar una mesa especial política para anclar el espíritu de la Transición, erradicar a los enemigos internos de la unidad nacional y, proponer reformas estructurales a 100 años o más. No perdemos de vista el objetivo, donde hay problemas proponer soluciones lideradas por personas dispuestas a transformar a mejor la vida en España.
¿Qué proyecto por el bien común presentamos hoy? Relanzar la industria de la madera nacional con el fin de repoblar y reactivar la vida rural en zonas despobladas de España ¡Total nada! Pero voy un poco más allá: para reducir el funcionariado público (3.150,5 millones de personas), ofreciendo la oportunidad de pasar a la empresa privada, que no es lo mismo que tomarse unos años de excedencia.
¡Pero bueno! Usted se asemeja a Antoñita, la fantástica, sí, pudiera ser. Qué temas se relacionan directamente con la hipótesis de hoy: demografía, natalidad, empleo, reagrupación territorial, inversión, subsidiariedad del Estado, regeneración industrial, productividad, exportación y sostenibilidad laboral y medioambiental.
√ La opinión pública ya percibe el consumo de madera como un bien ambiental. √ Arquitectos y prescriptores optan por una construcción verde y sostenible, y por una arquitectura eficiente. √ Incluso los grupos conservacionistas reconocen que emplear madera es lo ideal para preservar el medio ambiente.
El problema: La España vacía
Si hay un asunto del que últimamente oímos hablar es la llamada «España vacía«. Lo cierto es que los expertos (digo expertos, no políticos que son incapaces de proponer reformas y medidas de calado a medio y largo plazo). Bien, los expertos no logran ponerse de acuerdo en cómo abordar el problema, porque el problema es serio, muy gordo.
La raíz ya sabemos cual es, la falta de natalidad. Unos dicen que «históricamente España ha sido una nación poco poblada y de amplios espacios vacíos»; otros afirman que hay que cambiar de mentalidad, que a los urbanitas les gusta mucho recibir del mundo rural, hallar buenas instalaciones, caminos bien delimitados, limpios, paisajes estupendos, pero sin revertir económicamente nada a cambio.
Otros determinan que una solución es la reagrupación territorial al reducir ayuntamientos. Menos ayuntamientos para gestionar más municipios. Una solución más que viable. No hay más que darse una vuelta por las provincias de Zamora, o por Teruel o por Soria para comprender de qué hablamos.
«El Sector de la Madera y el Mueble se caracteriza por su gran complejidad, pues está constituido por numerosos subsectores que presentan grandes diferencias entre sí, y por empresas que desarrollan al mismo tiempo actividades pertenecientes a diferentes ámbitos de la cadena de valor. El punto común es la materia prima que utilizan de forma mayoritaria: la madera» (Informe Análisis Sector – CECA-UCO)
Otros expertos apuestan por la era digital como uno de los motores para lograr esa regeneración del mundo rural. Algunos claman al cielo por la falta de infraestructuras sanitarias que obligan a muchas personas a emigrar a la ciudad porque carecen de lugares para recibir una asistencia adecuada. Residencias, centros médicos, etc. No son pocos los farmacéuticos que ejercen de médicos en pueblos pequeños.
Mi propósito no es para proponer una tesis (que seguro que las hay), sino pensar, ahondar y comprender que sí es posible dinamizar y crear vida comunitaria y riqueza en multitud de lugares de España ahora mismo despoblados. Pero requiere liderazgo creativo, voluntad política y determinación empresarial.
Hace unos días vi en televisión un monográfico sobre «Demografía y el problema de la España vacía«. Vaya por delante nuestra felicitación y gratitud al gran Xavier Horcajo por ofrecer programas de tanta calidad.
Me llamó mucho la atención escuchar que España, si quisiera y sin la desidia política, podría ser una potencia mundial en la producción de madera. Porque según parece, sobre abundamos en madera, pero como no se trabaja, los bosques no se regeneran, los aserraderos se cierran, la suciedad campa a sus anchas, y cuando llegan los berridos de la naturaleza y de las malas personas, ocurre lo que ocurre, inundaciones por un lado, e incendios por otro. Advertían que tan solo regenerando industria de la madera la bifurcación y generación de empleo sería superlativa.
Dos líderes creativos, referentes
He escogido esta vez a una persona viva, Richard H. Driehaus, filántropo americano quien a través de unos Premios se ha vinculado con España y Portugal, y al II Marqués de Comillas, Claudio López Bru. ¿Por qué uno y otro?
El primero me ha llamado la atención, un americano de Chicago otorgando unos Premios de Arquitectura y conservación del Patrimonio español y portugués y dotando económicamente a proyectos para revitalizar comunidades locales. Pero estos premios no se conceden, como ha ocurrido recientemente a Albarracín, para dejar inmuebles bonitos vacíos, sino para que sean habitados y fecunden más allá de su belleza arquitectónica.
Animo a averiguar quién es Richard H. Driehaus, como dije en el primer artículo el líder es el que transforma realidades, personales y sociales, y este señor lo lleva a cabo apoyando el arte, la construcción artística, el urbanismo y el patrimonio cultural.
El segundo, el de Comillas, porque debería ser un referente por lo que realizó a caballo entre los siglos XIX y XX con su Sociedad Hullera española. No solo dio trabajo a los mineros, sino que construyó una pequeña ciudad en torno a la mina. Casas para los ingenieros, para los mineros, la escuela para niños, los propios trabajadores construyeron la iglesia, un centro médico. Lo básico para crear comunidad y prosperidad.
Hoy el Marqués de Comillas, bien podrían ser el mismo Estado como agente principal y promotor, si intercambiamos las minas por las maderas. O bien, un grupo de empresarios o emprendedores, o los dos juntos: Estado y empresa. O cooperativas rurales ayudadas por el Estado.
Pienso en un Estado con una clara visión de desarrollo económico, medioambiental y social a medio y largo plazo con recursos, no sólo económicos: funcionarios públicos, promoviendo empleos de toda índole para ser contratados por el empresario y con óptimas ventajas a todos los niveles, para unos y otros. Se llama subsidiariedad, luego el Estado recogería con óptimos beneficios el fruto de haber puesto en marcha un proyecto industrial de producción y exportación.
¿Lo ven posible? Yo sí. Recordemos al Marqués de Comillas, observemos el interés de un filántropo en conservar el patrimonio arquitectónico y de la construcción en España ¡Un americano! ¿Cómo no va a ser posible?
Un buen plan, incentivar a funcionarios públicos de distintos sectores a habitar determinado territorio, con ellos y con emprendedores recién jubilados que no llegan a los 60 poner en marcha la empresa, ¿no que nos llegan muchos inmigrantes dispuestos a trabajar? ¿Y jóvenes españoles sin proyección real de futuro?
Poniendo en marcha o apostando más fuerte por lo que ya existe, se repueblan territorios, surgen familias, a los funcionarios en un momento dado se les ofrece ¿quieres seguir como funcionario o deseas trabajar por cuenta ajena, o ser autónomo? El «Correos» del pueblo, tú lo gestionas. El centro médico, tú lo gestionas. Mira, el colegio, la guardería, el instituto, transportes, infraestructuras, comunicaciones…
Apuntes sobre la industria de la madera
«El Sector de la Madera forma parte, junto a la industria de papel y cartón, de la industria forestal, considerada de gran significancia en todo el mundo dentro del ámbito del aprovechamiento de los recursos naturales. Una materia prima que en muchas ocasiones puede ser indicador de la calidad de vida de los territorios, y por ende, sus habitantes. Ciertamente, la correspondencia entre el tamaño de una economía y el asentamiento en su periferia de productos forestales es indiscutible, al igual que la elevada dependencia española de las importaciones de madera, lo que afecta a este subsector, una realidad que encuentra sus causas en la difícil accesibilidad de nuestros bosques y el clima intempestivo para cierto tipo
de ejemplares» (Informe – Análisis del sector de la madera – CECO-UCO)
«La demanda local, regional e internacional de madera y otros productos forestales es cada vez mayor» (Producción de madera en explotaciones agrícolas – FAO).
«Desde hace tiempo se reconoce que la existencia de árboles en las explotaciones agrícolas es beneficiosa porque protegen, y en muchos casos aumentan, la fertilidad del suelo, contribuyen a la conservación del suelo y el agua y proporcionan forraje, leña y material de construcción a los hogares rurales. Ayudan también a mejorar el paisaje y mantener la biodiversidad, al diversificar la cubierta vegetal y proporcionar un hábitat a otras especies vegetales y animales. Además, en los trópicos, la producción comercial de madera en las explotaciones agrícolas, tanto de árboles dispersos como de bosques de dimensiones reducidas, puede ser un elemento importante en la economía agrícola (Dewees y Saxena, 1997)» (Producción de madera en explotaciones agrícolas – FAO).
Y ahora nos preguntamos, ¿contamos con esos líderes creativos por el bien común en España? Estoy convencida de que sí, no hay más que repasar los últimos Premios Princesa de Girona (¿Gerona?) para constatar que mentes brillantes y líderes reales existen, amén de inversores dispuestos a apostar en grande. Soluciones reales a problemáticas superables, eso es el liderazgo creativo por el bien común.
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