El pasado 24 de junio, el tribunal supremo de Estados Unidos revocó la sentencia del caso Roe contra Wade, el pleito judicial que desembocó en 1973 en la legalización del aborto en los Estados Unidos. La demandante en el caso fue Norma McCorvey -conocida con el seudónimo de «Jane Roe”-. Más adelante se hizo protestante, y después católica, y fue una activa militante del movimiento pro-vida.
Sobre este caso, se ha realizado la película El grito silencioso. El caso Roe v. Wade, que llegó a los cines el 23 de septiembre. Se trata de una película de plena actualidad que recorre también la trayectoria vital del Dr. Bernard Nathanson, desde su radical postura abortista hasta su conversión.
Cathy Allyn, codirectora del filme, cuenta algunos detalles de la investigación que llevaron a cabo para producir esta película: «Al recabar información para realizarla, Nick Loeb y yo nos quedamos boquiabiertos ante las conspiraciones, el dinero en juego, la manipulación de los medios de comunicación y las fuerzas de poder que realmente estaban detrás de esta histórica decisión. Como se hace también hoy, se vendió una historia a los medios de comunicación para influir en el pueblo estadounidense. Se publicaron artículos en el New York Times con investigaciones falsas, se compraron y pagaron líneas argumentales en programas de televisión y películas de éxito, y los hechos y las estadísticas fueron simplemente inventados.
«El embarazo no sólo se gesta en el cuerpo, también en la mente de la mujer»
Se ha subrayado que la sentencia de junio pasado se ha aprobado por la mayoría de los 6 jueces conservadores, contra los 3 progresistas. Se ha dicho que es un fallo ideológico. Pero, la misma acusación de parcialidad se podría haber hecho contra una mayoría progresista que hubiera decidido lo contrario, por no hablar de los jueces que dictaminaron a Roe. Está claro que la Constitución estadounidense no menciona el derecho al aborto, ni está fundado en ningún precepto constitucional, ni en la tradición del país ni en algún derecho más amplio apoyado en otros precedentes.
Así se explica cómo se manipula la información sobre el aborto en los medios de comunicación y en los debates políticos. Sin olvidar los negocios que hay para facilitar lo que irónicamente se llama “interrupción del embarazo”. El aborto es defendido solo por personas que han nacido. Estoy convencido que ninguna mujer quiere un aborto, o bien quiere tener un hijo, o bien quiere evitar el embarazo. El aborto no es una señal de que las mujeres sean libres, sino una señal de que están desesperadas.
El embarazo no sólo se gesta en el cuerpo, también en la mente de la mujer.
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