El jueves 6 de octubre se estrenó para el mundo el primer podcast del Gobierno de España fruto del trabajo de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia (ONPE). 2050 Construye tu futuro da voz a centenares de
expertos para abordar los principales retos a los que se enfrenta la sociedad española. Durante la celebración de Prosodia, el primer encuentro español de la industria del audio, explicaron en detalle cómo surge la idea, el desarrollo y los objetivos que se marcaron con este podcast desde la ONPE que es una dirección general de la Presidencia del Gobierno de España. Y la pregunta clave a la que se quiere dar respuesta con este podcast es “¿Quién va a cuidar de nosotros?”
Teniendo en cuenta que en España ya tenemos más animales de compañía que menores de 15 años, está claro que mi perro. Que en nuestro país haya 15 millones de animales de compañía y poco más de 6 millones y medio de menores de 15 años es todo una declaración de intenciones. Y no es que tengamos hijos para que nos cuiden. En absoluto. Sería sin duda un motivo egoísta y pueril. Los hijos cuando vienen lo hacen para hacer tu vida mejor. Para verte reflejado. Para poner a prueba tu paciencia. Para templar tus nervios o aligerar tu sangre gorda. Para aprender a convivir con un extraño con sus propios gustos, pensamientos e inquietudes. Para enseñarte a dialogar. Para llenar tu tiempo dedicado a otro. Un hijo te devuelve a la infancia mientras te hace madurar. Te enseña que lo esencial de la vida es eso, la vida. Respirar. Mirar. Cuidarse y cuidar. Sin medir a los demás. Sin medirse uno. Eso es la familia. La primera y mayor institución fundada por amor. No por una emoción temporal, no. Por amor. El que todo lo puede, todo lo sufre y todo lo entrega sin esperar nada a cambio.
Cuando los pilares de la familia se construyen en ese amor que tiene mucho de voluntad, las adversidades y problemas, que siempre aparecen, se aguantan mejor. No sin dolor ni sacrificio, pero sí con amor, el que es capaz de mover el mundo.
Sin embargo hoy que tanto se nos llena la boca con la moda ecofriendly y comportamientos sostenibles con el medioambiente, si se trata de las personas nos dirigen a un úsalo y tíralo constante. Las crisis familiares llegan cuando falta la salud, el dinero y el amor. Y es cierto que hay momentos en los que el amor no está, pero si se quiere querer; si hay propuesta de forma férrea de superar juntos lo que venga, la unión prevalecerá.
Hoy que nos embaucan con la finitud del amor, las relaciones transitorias y la libertad individual de haz lo que quieras cuándo y cómo quieras, nos abocan al mayor y al peor drama de todos: la soledad. No es de extrañar que Bélgica, el país con la mayor tasa de divorcio, haya sido también el país pionero en legalizar eutanasia, cumpliéndose ahora 20 años desde su aprobación. Derivo en ella porque precisamente fue en Bélgica donde se ha llevado a cabo la eutanasia de Shanti de Corte, una joven de 23 años. Impactante. Esta mujer fue testigo del atentando en el aeropuerto de Bruselas cuando tenía 17 años. Este hecho le dejó graves secuelas psicológicas que la llevaron a estar ingresada en una clínica psiquiátrica en la que denunció sufrir una agresión sexual por parte de otro paciente. Los aumentos de la dosis de su medicamento no mejoraban a Corte. Y seis años después, llega para ella la eutanasia. ¿De verdad el único final que se nos propone hoy en día para aliviar el dolor es la muerte?
Decido salir a dar un largo paseo y pensar sobre esto. Después de dos horas caminando sin ver un alma, llego a una calle atestada de gente. Me siento en la marquesina del autobús y vislumbro a lo lejos una mujer joven que camina deprisa. Mechones de su media melena alborotada cubren parcialmente la mirada. Ceño fruncido. Semblante dulce. Su mano derecha aprieta con fuerza el bolso. Con la izquierda sujeta el móvil que mira de forma recurrente. Quizá consulta la hora o las notificaciones de cualquier red social. Una alarma. Sus pasos se aceleran, como si los pies no siguieran el ritmo de la voluntad. Quizá los pensamientos se atropellan recordando un pasado mejor. Un futuro imaginado que no llega. Un presente que no es regalo sino papel mojado y arrugado. Las metas que no se alcanzan. Fracasos continuos que no vislumbran el éxito. La belleza corrompida. La inocencia rota. Las cuentas que no salen mientras en el cajón se acumulan facturas pendientes de pago. Techos de cristal que al romperse llenan la piel de heridas difíciles de curar. Un semáforo en rojo la obliga a detenerse. Descubre un escaparate que le sirve de espejo. Se mira y coloca un mechón con cuidado tras la oreja. Se ve preciosa sí, pero en su suspiro exhala tristeza. Baja la cabeza y con ella la mirada. Parece tener cicatrices del alma que duelen mucho. El sufrimiento mental. El abandono. La carga. La culpa. La tristeza. La incertidumbre. El miedo. La soledad. El desamparo. La incomprensión. La luz verde del semáforo la vuelve a poner en marcha. La pierdo de vista entre la gente. Y entonces me pregunto, ¿tendrá alguien en casa que la espere? ¿Qué le pregunte cómo le ha ido? ¿Que la abrace? ¿Tendrá quien la cuide? Llega mi autobús y subo para volver desde donde salí. La vida sigue.
¿Qué te pareció este artículo? Deja tu opinión: