The Great Reset, el Gran Reinicio del mundo (GR), es un proyecto del Foro Económico Mundial (World Economic Forum, WEF), también denominado Foro de Davos (por su lugar de reunión desde hace 50 años en esta ciudad suiza), que se inscribe en los objetivos globalistas e ideológicos del denominado ‘Nuevo Orden Mundial’. Esta expresión se refiere a un nuevo periodo de la Historia caracterizado por cambios en las ideologías y en el equilibrio de poderes a nivel global.
El GR parte de la idea de que la crisis causada por la pandemia de COVID-19 es una oportunidad para ‘reconstruir unos cimientos totalmente nuevos para nuestros sistemas económicos y sociales’, y llevar a cabo ‘una remodelación fundamental de la forma en que los seres humanos convivimos en la Tierra’. ¿Cómo debe ser esta reconstrucción? Se muestra en las «Ocho predicciones para el mundo en 2030» realizadas por distintos actores financieros y económicos mundiales. El GR aprovechará las posibilidades de la Cuarta Revolución Industrial, los avances tecnológicos emergentes en campos, como la robótica, la inteligencia artificial, la nanotecnología o la biotecnología.
Las élites que promueven The Great Reset son las principales organizaciones mundiales. Junto al Foro Económico Mundial, la ONU, la Comisión Trilateral (fundada por D. Rockefeller), el Grupo Bilderberg (reúne a las 130 personas más influyentes del mundo) y otras. Cuentan con el apoyo de gobiernos, las altas finanzas, corporaciones multinacionales y medios de comunicación.
Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del WEF e ideólogo del futuro que los globalistas diseñan, presentó el ‘Gran Reinicio’ en mayo de 2020 y es el lema de la cumbre de 2021, que se celebra en dos fases, una virtual, los pasados días 25-29 de enero, y otra presencial entre el 17 y 20 de agosto que tendrá lugar extraordinariamente en Singapur. Los grandes temas de la Agenda 2021 son el diseño de sistemas económicos, la transformación de la industria, la situación del planeta, las nuevas tecnologías y la colaboración mundial. En este último tema se plantea el objetivo de “pasar de la existencia de múltiples centros de poder regionales y de una competencia internacional a un modo predeterminado de colaboración global consumada, las naciones tendrán que cambiar”. El camino hacia un gobierno mundial.
Cabe señalar de acuerdo con cualificados observadores que la pandemia de COVID-19 es el pretexto y facilita el objetivo del ‘Gran Reinicio’. Debido a ella se dan en gran medida las condiciones propicias para avanzar en una centralización técnica, mediática, política y económica global, combinada con una vigilancia total, algo que ya se está realizando hoy en el ámbito sanitario. Las condiciones básicas se habrían preparado desde hace tiempo para poder invocar una dictadura universal, y la pandemia de COVID-19 ha permitido el ensayo a través de una ‘dictadura sanitaria’, que podría ser aplicada en otros ámbitos en nombre igualmente de la protección y el bienestar colectivo.
Efectivamente, los expertos opinan que la gestión de la pandemia tiene todos los signos de una dictadura sanitaria y con efectos de futuro. La drástica aplicación de leyes de emergencia, juzgadas desmedidas, ha supuesto la privación masiva de derechos básicos y el castigo con penas de la infracción de las restricciones. Se ha impedido el debate y se ha tildado de «teorías conspirativas» a la discrepancia de muchos científicos de renombre, y en este sentido, los grandes medios de comunicación han jugado un papel esencial para imponer las argumentaciones oficiales. Y a través de los sistemas de rastreo y vacunación se va a establecer una vigilancia total de la población que presagia un control de las personas en nombre de su protección. Así mismo, el uso del miedo y la propaganda como armas psicológicas, conduce a que avance en la gente la mansedumbre y dependencia del autoritarismo ‘paternalista’.
Por otra parte, contrasta la actitud de los líderes gubernamentales para preservar la vida de todos ante la pandemia, con el trato que se da a la vida de los niños por nacer, como evidencia la legalidad del aborto y la masacre organizada de millones de niños en Occidente desde los años setenta del siglo XX, cada año 100.000 niños en España y en torno a 1.200.000 en la Unión Europea y el Reino Unido.
El ‘Gran Reinicio’: hacia el socialismo mundial y un gobierno global
El ‘Gran Reinicio’ del mundo que planean los globalistas trata del diseño del futuro de la humanidad guiada mundialmente y la construcción de una nueva conciencia social y moral colectiva.
El GR señala la dirección del colectivismo de la economía mundial. Su propaganda indica un triple propósito: reparar el daño económico global, detener la emergencia del cambio climático y utilizar estas crisis como oportunidad para promover un cambio social con la dimensión de un socialismo a nivel global.
La revista Time, una de las publicaciones más importantes e influyentes del mundo, dedicó su número de Nov. 2 / Nov. 9 2020 a The Great Reset, y en línea con el WEF lo presentó como “una oportunidad única para pensar en el tipo de futuro que queremos”, y con el enfoque de un socialismo mundial.
El gran daño producido en la economía por los bloqueos impuestos a la actividad de largo alcance, la inmensa crisis financiera provocada y la superación de la soberanía nacional deja entrever que se impondrá una agenda centralista en todo el mundo.
La ONU futuro gobierno mundial
El gobierno mundial se impulsa principalmente desde la ONU. En este sentido, son reveladoras las palabras del Secretario General de la Organización, António Guterres, ex primer ministro socialista de Portugal y ex presidente de la Internacional Socialista, en la apertura a la prensa del lanzamiento de la ‘Respuesta Integral de la ONU a la COVID-19’: “No podemos volver a ser como éramos […]. Hace falta un multilateralismo en red, que reúna al sistema de la ONU, las organizaciones regionales, las instituciones financieras internacionales y otros. […] En el siglo XXI, los gobiernos ya no son la única realidad política y de poder. Necesitamos un multilateralismo eficaz que pueda funcionar como instrumento de gobernanza global donde sea necesario». También su Enviado Especial para la Educación Global, Gordon Brown, ex primer ministro laborista británico, pidió, ya al inicio de la pandemia, un gobierno mundial para hacer frente al coronavirus (The Guardian, 26-03-2020).
En el contexto actual, la ONU aparece de modo patente como futuro gobierno mundial, tras el gran paso en esta dirección en 2015. Como señala E. Jeffrey Ludwig, setenta años después de su Declaración original basada en los derechos humanos, la Organización daba un paso de gigante hacia el gobierno mundial, sólo insinuado en aquella, con la aprobación del documento ‘Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible’. La Agenda, cuyo arquitecto principal es el economista Jeffrey Sachs, contiene 17 Objetivos (ODS) interconectados. Los ODS 3.7 y 5.6, se refieren a «salud sexual y reproductiva«, expresiones codificadas con las que la ONU formula aborto y anticoncepción. En el programa de la Agenda 2030 la libertad individual está sumergida en una mentalidad colectivista.
The Great Reset incorpora la Agenda 2030 de la ONU. La Organización y el Foro Económico Mundial firmaron un Marco de Asociación Estratégica en 2019 para acelerar su implementación.
La doctrina del Foro Económico Mundial y el papel de China
En enero de 2017, el Foro Económico Mundial firmó con la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de la República Popular China un Acuerdo de Colaboración Estratégica a fin de profundizar en la cooperación, este acuerdo seguía a 10 años de estrecha asociación. El fundador y presidente ejecutivo del Foro, Klaus Schwab, manifestó que “en un mundo marcado por la incertidumbre, todo mira a China con confianza”.
En la 51º Edición del WEF (enero 2021) el presidente comunista de China Xi Jinping ha sido el invitado de honor y la ha inaugurado, participando virtualmente. Ha presumido de que su economía ha sido la única que ha crecido durante la pandemia del coronavirus y ha advertido que «el mundo ya no será como antes».
La cooperación del Foro Económico Mundial con la dictadura comunista china apunta a una convergencia económica e ideológica
La cooperación del Foro con China apunta, en base a sus «Ocho predicciones para el mundo en 2030», a la abolición de la propiedad privada y al control del pensamiento, la palabra y la acción (P.1); a olvidar los controles y equilibrios de las democracias (P.7). Y destacadamente, ve (P.7) el fin de los valores occidentales: «Los valores occidentales habrán sido puestos a prueba hasta el punto de quiebra».
Hay también una creciente influencia de China en la ONU y el común interés en puestos de liderazgo.
China y el coronavirus. Evidencias científicas sobre su origen de bioingeniería en Wuhan
Pese a que el gobierno chino ocultó el virus inicialmente a la comunidad internacional y su información sobre el origen es confusa, no ha recibido ningún reproche de los líderes mundiales. Únicamente el ex presidente estadounidense Donald Trump, encargó a los servicios de inteligencia averiguar su verdadero origen ante las sospechas que lo sitúan en el Instituto de Virología de Wuhan. Tras haber cancelado la orden de Trump al llegar a la presidencia su sucesor Joe Biden ha mandado seguir con la investigación.
Avanza la opinión de que el coronavirus Sars-Cov-2, responsable de la pandemia de COVID-19, se trata de un organismo creado en laboratorio producto de la bioingeniería de China. A nivel científico se cita como referente el libro del prestigioso profesor Joseph Tritto, microcirujano, experto en biotecnologías y nanotecnologías, y presidente de la Academia Mundial de Ciencias y Tecnologías Biomédicas, Cina Covid 19. La Chimera che ha cambiato il mondo(2020). En él explica utilizando evidencias científicas que el coronavirus Sars-Cov-2, fue el resultado de ingeniería de laboratorio, específicamente, el laboratorio de alta seguridad de Wuhan, que ahora está en manos del Ejército chino y dirigido por la general Chen Wei, epidemióloga, experta en armas bioquímicas y bioterrorismo.
La destrucción de los valores que construyeron la civilización Occidental. Una gran operación de ingeniería antropológica y social
Como se ha dicho más arriba una de las predicciones del WEF para 2030, se refiere al fin de los valores occidentales, es decir de los basados en el cristianismo. Se afirma que “los valores que construyeron Occidente habrán sido puestos a prueba hasta el punto de la quiebra”. En ese objetivo de destrucción, trabaja la élite del poder global que promueve el ‘Nuevo Orden Mundial’ impulsando y financiando la agenda de la ideología neomarxista de la ‘corrección política’: aborto, homosexualismo, ideología de género, multiculturalismo –factor clave para deconstruir la cultura occidental a través de la inmigración musulmana en Europa–, el calentamiento global y la reducción de la población mundial.
La implicación de los líderes y financieros mundiales, como Bill Gates, George Soros y Klaus Schwab, en el The Great Reset significa la fusión en éste de distintas teorías y proyectos.
Bill Gates, cofundador y director ejecutivo de Microsoft, miembro del grupo Bilderberg y segundo financiador de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es un activista del aborto, del cambio climático y de una drástica reducción de la población. Hay que señalar que Gates ha impulsado su plan de vacunación mundial, y cabe destacar la vinculación de Microsoft con BlackRock, su segundo accionista y el mayor fondo de inversión del mundo, y accionista de referencia de las farmacéuticas de las vacunas Pfizer, AstraZeneca y Moderna.
“No nos toca a nosotros dominar todas las mareas del mundo, nuestra tarea es hacer todo lo posible por la salvación de los años en los que vivimos, erradicando el mal de los campos que conocemos, con el fin de dejar una tierra sana y limpia a los que vendrán después a cultivar. Pero el tiempo que tendrán no depende de nosotros”. Gandalf (El Señor de los anillos)
George Soros, mecenas de la izquierda mundial, promueve la Sociedad Abierta a través de su Open Society Foundation, pero con una concepción opuesta a La sociedad abierta y sus enemigos (1945) de Karl Popper, que preconizaba un sistema ilustrado de garantías democráticas frente a las tentaciones de un Estado autoritario, mientras que lo que Soros pretende va en una dirección totalitaria y la sociedad abierta debe ser entendida como sociedad amorfa, carente de tradiciones e identidad; con unos individuos desarraigados de su historia y de toda religión, eminentemente del catolicismo, su mayor obstáculo. Y ello como condición necesaria para el advenimiento de la utopía definitiva: la implantación del Estado Global y del ‘Nuevo Orden Mundial’, en el que el sistema financiero y las nuevas mega corporaciones digitales actúen sin trabas, pero sobre todo para implantar un nuevo modelo social y una nueva forma de entender el ser humano y el mundo. Para impulsar su proyecto de ingeniería social, Soros destina cientos de millones de dólares al año a financiar los movimientos proabortistas y pro-LGTBI, la ideología de género, el feminismo radical y la inmigración ilegal, a fin de acabar con el viejo orden mundial.
Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del WEF, es el más importante ideólogo del futuro que los globalistas diseñan. Ve en la pandemia de COVID-19 una oportunidad para sus planes, y afirma que marca un punto de inflexión esencial en la trayectoria global del mundo. Schwab es autor del libro Dar forma a la Cuarta Revolución Industrial (2016), basado en la contribución de más de 200 de los principales expertos en tecnología, economía y sociología del mundo, y quiere ser una guía para líderes empresariales, ciudadanos, personas influyentes sociales y responsables políticos. En él se afirma que la Cuarta Revolución Industrial cambiará lo que significa ser humano, conducirá a una «fusión de nuestras identidades física, digital y biológica». El microchip y otras tecnologías «llevarán a la humanidad a una nueva conciencia colectiva y moral», y señala que permitirán a las autoridades «penetrar en el espacio hasta hoy privado de nuestra mente, leer nuestros pensamientos e influir en nuestro comportamiento».
Así mismo, las Big Tech, las gigantes tecnológicas de la información, están impulsado importantes cambios sociales a través de su dominio y papel en las actividades en línea. Su actuación tiene impacto en la privacidad, la libertad de expresión, la censura o la política, y ejercen como guardianes de la ideología de ’la corrección política’ y sus ‘dogmas’.
Hay una ingeniería antropológica y social a gran escala destinada a conducir a la opinión pública a la situación deseada por quienes pretenden regir los destinos del mundo.
El ‘Gran Reinicio’ vislumbra un futuro ‘transhumanista’
El proyecto de los miembros altamente influyentes del Foro Económico Mundial prevé, como se ha dicho, un futuro ‘transhumanista’ para todos.
El transhumanismo es un movimiento filosófico que promueve la visión de que la especie humana debe tomar el control de su propia evolución a través de tecnologías de mejora humana, como los implantes cerebrales y la nanotecnología para revertir el envejecimiento. Esto ha de permitir a la humanidad trascender sus limitaciones físicas y mentales. El término fue acuñado inicialmente en 1957 por Julian Huxley, hermano de Aldous Huxley, el autor de la novela distópica Un mundo feliz. Las tesis del presidente del WEF, Klaus Schwab, asumen como hemos visto el transhumanismo, que se pretende sea la cosmovisión dominante de la humanidad en el futuro.
Si bien dichas tecnologías parecen ciencia ficción, según los expertos están a la vuelta de la esquina y se van incorporando con naturalidad a nuestras vidas. Así gran parte de la respuesta a la pandemia se basa en tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial, como la secuenciación genética, la biotecnología de vacunas (ARNm y plataformas de vectores) y el software de rastreo de contactos (vigilancia masiva).
Las medidas de distanciamiento social también han obligado a las personas a reemplazar su mundo físico por uno virtual, incluidas las versiones digitales de la escuela, la Iglesia, las compras y hasta las fiestas. Si bien esto es una pérdida terrible para la mayoría de las personas, la digitalización de la vida forma parte de la visión del WEF para un futuro deseable.
Afrontar el ‘Gran Reinicio’
Junto al globalismo, Estado y ‘Nuevo Orden Mundial’, The Great Reset incluye como hemos visto un programa ideológico que es una gran operación de ingeniería antropológica y social.
Pero se van construyendo respuestas para afrontarlo, citaremos brevemente a dos autores, y surgen líderes que se oponen. El historiador Cesar Vidal en su libro Un mundo que cambia, alerta sobre la fragilidad de la democracia y señala que la antítesis de la agenda globalista es el patriotismo, la resistencia a que los países pierdan su soberanía y acaben siendo dominados por entidades supranacionales, algo que a su juicio encarnan Donald Trump en EE.UU., Jair Bolsonaro en Brasil o Víktor Orbán en Hungría.
De especial interés por la relevancia y autoridad intelectual y moral del autor es el análisis del cardenal y teólogo Gerhard Müller, prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Iglesia Católica, que rechaza el Gran Reinicio y denuncia el nuevo programa ideológicopara nuestro mundo.
Con respecto a la predicción del WEF de que “los valores occidentales pronto llegarán a su punto de quiebra”, el cardenal Müller censura la campaña del presidente demócrata estadounidense J. Biden que “utilizando todo su poder político, mediático y económico lleva a cabo la campaña más feroz de los últimos 100 años contra la cultura occidental, descristianizándola”, refiriéndose a sus políticas pro-aborto, pro-LGTBI e ideología de género. Señala la sintonía de Biden con el programa del Great Reset, que incluso llama a su nueva agenda ‘Build Back Better’ (Reconstruir mejor), eslogan del WEF.
El cardenal Müller observa que en un mundo digitalizado que afecta a la vida humana, se está creando un «hombre homogeneizado», que “puede ser dirigido más fácilmente”, y dice que “el mundo orwelliano del homo digitalis ha empezado. Mediante las tendencias dominantes se busca la conformidad total de la conciencia de las masas a través de los medios de comunicación”. Y apunta a Gustave Le Bon, que predijo tal situación en su libro La psicología de las masas, que cobró importancia con el estudio de investigadores de medios de comunicación de masas sobre reacciones de grupos subordinados a los medios.
Respecto al intento de recrear al hombre e inventar el mundo de nuevo, ha señalado que estos intentos se han dado en el pasado y siempre se han convertido en movimientos totalitarios, como en el caso del “espantoso experimento humano” de la Unión Soviética, “la utopía de un paraíso en la tierra, en cualquiera de sus formas, da lugar a los mayores crímenes contra la humanidad”.
Ha rechazado que las críticas al ‘Gran Reinicio’ y sus planes ideológicos sean meras “teorías conspirativas”, recordando que los sistemas totalitarios siempre denigran las críticas como conspiración y subversión, caso de los gobiernos totalitarios del siglo XX, pero los desarrollos políticos reales les dieron la razón.
Finalmente, el cardenal Müller ha alertado de que no debe tomarse como objetivos inocentes las promesas del ‘Gran Reinicio’ y otros programas similares, pues “la confianza ciega en la actitud filantrópica de los líderes de las Grandes Fundaciones y de la Sociedad Abierta sólo es posible con una negación completamente ingenua de la realidad”.
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Ante las ideologías que nos acechan en Occidente, que pretenden imponerse sobre la realidad y la razón, con temas y consignas que le son propias, cabe recordar la conclusión del Señor de los Anillos de Tolkien, en las palabras de Gandalf y en relación al Mal: “No nos toca a nosotros dominar todas las mareas del mundo, nuestra tarea es hacer todo lo posible por la salvación de los años en los que vivimos, erradicando el mal de los campos que conocemos, con el fin de dejar una tierra sana y limpia a los que vendrán después a cultivar. Pero el tiempo que tendrán no depende de nosotros”.
Tolkien, es considerado un crítico de la modernidad, del globalismo, de la homologación estandarizadora, a la que opone la cultura de pertenencia y enraizamiento, y la conclusión de su obra magna es un manifiesto del realismo humano, profundamente cristiano, frente a las pesadillas de todas las ideologías.
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