Contamos con una tecnología de avanzada, sí, pero asimismo con el avance de adicciones, pornografía, trata, ludopatía, etc. La tecnología… arma de doble filo.
La mayoría de los medios de comunicación se focalizan arbitrariamente en determinadas realidades que responden a intereses de grandes poderes. ¿Acaso no suceden muchas cosas buenas que valen la pena ser contadas también?, ¿o las mismas noticias no pueden ser dadas a conocer de manera diferente, priorizando la dignidad del ser humano?
Vemos cómo un enfoque que alimente a la sociedad es fácilmente cuestionado pero no así lo establecido cual corrección política, siendo que su dinámica se contrapone con los consejos de tantos especialistas en psicología que recomiendan mantener una higiene mental, como por ejemplo, no ver noticieros por considerarlos comunicación tóxica.
Ya está sumamente estudiado y difundido cómo funciona nuestra mente, -que en aquello que nos concentramos, a lo que prestamos atención, es lo que crece-, entonces cabe preguntarse por qué el periodismo se aferra a una alta cuota de contenido morboso y trivial. Parece que la respuesta es siempre la misma: nuestras malas tendencias que nos llevan a atacarnos a nosotros mismos y el accionar de las elites que se aprovechan de las mismas para manipularnos en pos de controlar el mundo y hacerlo a su imagen y semejanza.
La difusión de realidades hermosas que nos regala la vida así como de las buenas acciones de tantas personas bien podrían ser consideradas hoy cual primicias por cuanto se presentan como excepciones pero no, la agenda mediática está establecida ya en función de quienes la subvencionan. ¿Quiénes delimitan a qué debemos prestar atención y a qué no?
Entre artificios y realidades sofisticadas propias de este presente tecnologizado, lo auténtico tiene un brillo impagable pero, lamentablemente en la mayoría de los casos, no es apreciado como tal y triunfa el sensacionalismo, las ideologías, la superficialidad e inmediatez que nos esclavizan. Por supuesto, lo antedicho no significa que no contemos ya con medios que sí priorizan la dignidad, como considero lo hace esta revista, colaborando para nuestro crecimiento como seres humanos, permitiendo discernir el mundo actual con sus verdaderas luchas y no las impuestas.
Los expertos nos dicen que lo que vemos y a lo que prestamos atención, tiene efectos en nosotros, no es inofensivo. Sino miremos lo perjudicial que es para los niños y jóvenes la exposición excesiva a internet.
¿Quiénes son los referentes de los jóvenes? ¿Qué valora, por ejemplo, la famosa casa de “Gran Hermano”? -formato adquirido por muchos países-, ¿qué implica triunfar en ella? A modo de excusa se suele argumentar que en realidad estos contenidos no son algo impuesto porque suceden en la realidad social y que además tiene raiting. Pero la verdad es que lo tiene porque, en primera instancia es difundido y constituye una irrealidad de por sí porque es fabricada, descontextualizada. ¿Un mero juego? No lo toman así los jóvenes, ya nomás porque es trasmitido cual modalidad que puede llevar al éxito a partir de ser visto siempre, sin logros auténticos, sólo exponiendo sus vidas privadas y mostrando facetas confeccionadas para la ocasión. ¿Son verdaderamente ellos mismos?
Muchos jóvenes terminan siendo atrapados por los medios, considerando sus contenidos más reales que la vida misma, medios que se vuelven fines y tornan medio al hombre. Desprovistos de herramientas para limitar su uso y discernir manipulaciones, se sumergen en un mundo virtual que confunden con su verdadera identidad. Sobreabundan ofertas de consumo que crean necesidades y los tornan propensos a una vida superflua que no les permite conocerse, quedándose en meras selfies sin introspección.
Contamos con una tecnología de avanzada, sí, pero asimismo con el avance de adicciones, pornografía, trata, ludopatía, etc. La tecnología… arma de doble filo.
Nunca olvidaré cuando recién empezaba Comunicaciones, cuando un alumno respondió a la pregunta de un profesor en relación a por qué eligió dicha carrera, de esta manera: “para manipular a las masas”… Cuán importante es que el eje de cualquier carrera no sólo no atente contra el ser humano sino que le permita construir un mundo digno en que se lo respete y ayude a ser mejor.
Es tal vez una analogía el hecho de que cada vez ingerimos más comida chatarra y nos nutrimos menos y por ello nuestro ser está vacío y hambriento de real nutrición.
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