Una mujer puede volar alto, si desde que nace, nadie le corta las alas y se dan las condiciones propicias para el vuelo. Aunque hemos avanzado bastante, todavía queda camino por recorrer, a nivel individual y colectivo.
La pandemia, además, ha supuesto de nuevo una sobrecarga física y psicológica para las mujeres, según varios estudios. Muchas madres han tenido que renunciar o reducir sus jornadas laborales para dedicarse más al cuidado de niños y familiares, tras el cierre de colegios, casos de contagios, cuarentenas y confinamientos. Este no puede ser otro pretexto para seguir alargando cuestiones que en el “avanzado” siglo XXI, ya deberían estar resueltas. Confío en que, con el trabajo de todos, está situación sea un punto de inflexión para impulsar el cambio con más fuerza.
Como mujer y madre, pienso que existen unos requisitos básicos que deberían cumplirse y todavía no son una realidad. Por eso he elaborado este “Decálogo” con los principios que en mi opinión deberían acompañar a las niñas desde que nacen y durante toda la vida de las mujeres. Creo que no hace falta mencionar, aunque lo aclaro, que los derechos básicos son igual de necesarios también para los niños. Pero debido a la falta de igualdad que todavía existe en cuestión de género, es conveniente seguir visibilizándolos en el caso de las mujeres.
1. Protección
Las instituciones y el entorno social y familiar, deberían velar desde la cuna, para que las niñas puedan desarrollarse en un entorno sano y estable, con todas sus necesidades básicas cubiertas.
2. Educación
El acceso garantizado a una educación de calidad, gratuita y equitativa, es fundamental para el buen desarrollo individual, social e intelectual de niñas y mujeres. Todavía en bastantes países, muchas niñas no van a la escuela por cuestiones religiosas. O porque tienen que quedarse en casa cuidando de sus hermanos y haciendo las tareas del hogar.
3. Igualdad
Si bien cada persona es diferente, se debe tratar a todos con respeto, de forma igualitaria y sin diferenciación de género. Desde la escuela, pasando por el entorno familiar, social y hasta los centros de trabajo. Todos debemos tener los mismos derechos, es una cuestión básica, pero todavía no es un hecho. Por ello, Bruselas ha lanzado una batería de medidas para eliminar la brecha salarial. 14 de las 35 empresas del Ibex, aún incumplen la cuota de género en sus consejos (cinco menos que hace un año), según el Código de Buen Gobierno de la CNMV.
Además, el Índice ClosingGap, que mide anualmente la brecha de género en España, evalúa la evolución de la mujer en cinco áreas clave: empleo, educación, conciliación digitalización, salud y bienestar. En 2020, dicho índice se sitúa en el 64,1% con lo que quedaría un 35,9% para cerrar la brecha. Se estima que se tardarían 35 años para conseguirlo, al paso que vamos.
La igualdad no es sólo una cuestión de género o de justicia, sino también una contribución a la riqueza del país. Si sabemos que las mujeres trabajan menos que los hombres, por razones obvias, facilitar el empleo femenino, supondría también aumentar las ganancias.
4. No discriminación
Es primordial poner fin a cualquier tipo de discriminación contra todas las mujeres y niñas del mundo. No hay ninguna razón étnica, cultural, religiosa, de género o “de peso” que justifique la marginación social y menos por ser mujer. La exhibición de las mujeres en televisión y cine sigue existiendo y se le sigue exigiendo que cumpla con los cánones de belleza y las pautas que determinan la moda y los modelos a seguir, cosa que no ocurre con los hombres. Algunas presentadoras, actrices y modelos han reconocido públicamente que les han criticado o restringido sus contratos publicitarios, por aumentar de peso, debido a problemas hormonales o tras un embarazo.
5. No violencia
Eliminar cualquier forma de violencia contra las niñas y las mujeres. Explotación o abuso sexual, el matrimonio infantil, el acoso laboral, los malos tratos y en especial la mutilación genital femenina, que todavía se sigue autorizando y practicando en diversos países del mundo. En 2020, solo en España, murieron 45 mujeres víctimas de violencia de género.
6. Respeto a la maternidad
Se debería respetar, sin juzgar, las decisiones de cada mujer respecto a su maternidad. Es importantísimo apoyar y defender la maternidad como un valor de la sociedad, desde las instituciones y el entorno social, con políticas que aumenten la natalidad y ayuden a las mujeres, ya que los niños son el futuro de un país y lo más preciado que tenemos.
7. Conciliación
Es cada vez más urgente fomentar políticas de conciliación familiar: para favorecer la natalidad (que lejos de aumentar, disminuye cada año), el buen funcionamiento de las familias y el bienestar físico y mental de las madres.
8. Autoconocimiento
La sociedad tiene mucho que ver en el bienestar de las mujeres, reflexionando, aceptando y regulando todos estos temas. Pero también es cierto que el trabajo individual de cada mujer y el autoconocimiento es fundamental para saber lo que cada una quiere y cuáles son sus herramientas y habilidades para conseguirlo.
9. Autoestima
Trabajar la autoestima, llegándose a aceptar y valorar a una misma, con todos sus virtudes y defectos, es primordial para hacerse entender, respetar, valorar por los demás, aprender a poner límites y a decir: NO. El trabajo de aceptación siempre empieza por una misma.
10. Sororidad
Es fundamental trabajar en equipo, porque la unión hace la fuerza. Como mujeres, debemos apoyarnos y visibilizar conflictos a nivel colectivo (que no nos haya sucedido a nosotras no significa que no nos vaya a ocurrir o le pueda pasar a una compañera). También es importante denunciar cualquier posible caso de violencia o abuso hacia mujeres o niñas de nuestro entorno (el círculo familiar es donde más casos se producen y a veces desde las instituciones son más difíciles de detectar).
Por otro lado, el bulling, la envidia y las críticas femeninas, pueden arrancar las alas de una niña o una mujer, sobre todo cuando está aprendiendo a volar. Debemos tener especial cuidado en este momento, ya que una mala experiencia puede convertirse en un trauma y que nunca más consiga remontar el vuelo…
Una mujer puede volar alto, si nadie le corta las alas. Ni la sociedad, ni su entorno familiar, ni su pareja, ni ella misma.
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