El panorama feminista se atisba desalentador en cuanto a la defensa de la mujer y la claridad de ideas, ya que se está perdiendo en el enfrentamiento. De un lado algunas feministas consagradas como Lidia Falcón o Amelia Valcárcel, a las que las asociaciones más extremas, vinculadas a la izquierda acusan de «transfobas» por oponerse a la ley de transexualidad, mientras que mujeres de carne y hueso sufren en el mundo, por el abuso del hombre, y ni siquiera sueñan con la igualdad de oportunidades, la libertad es su simple anhelo.
Hoy leo una historía real, no inventada, ni distorsionada, ni es tampoco la expectativa de un suceso, es la historia de una niña de 15 años, una adolescente, que ha tenido la desgracia de ser cristiana, y mujer, y nacer y vivir en Pakistán. Fue secuestrada hace un año por musulmán, quien la ha forzado a convertirse al islam, además de violarla varias veces hasta quedarse embarazada. Todos sabemos que el respeto a la libertad religiosa no existe en muchos países, y uno de ellos es Pakistán precisamente, pero no solo a la libertad religiosa, sino a la mujer y a la edad de la menor. Ante una ley que no ampara ni a la mujer, ni a los que no son musulmanes, la familia sufre impotente. Pero lo peor es que este no es un caso aislado. Hay unos 2.000 casos aislados al año como el de Huma.
Tabassum Yousaf, es la abogada de la Corte Suprema de Sindh que defiende actualmente a los padres de esta niña. La abogada explica a Ayuda a la Iglesia Necesitada, que “Huma ha llamado a sus padres, informándoles de que se ha quedado embarazada a causa de las violaciones que ha sufrido. A la petición de su padre de abandonar el hogar del secuestrador y regresar a su casa, la menor ha respondido que no se le permite salir y que su vida se ha vuelto aún más difícil porque permanece encerrada en un cuarto”.
El hermano del secuestrador Abdul Jabbar, trabaja para los Rangers, una fuerza de seguridad paquistaní. “El hermano ha contactado en videollamada con los padres de Huma, y, mostrándoles armas, los ha amenazado con matarlos si iban en busca de su hija. Además, ha declarado a través de mensajes de audio que incluso si todos los cristianos se unieran para recuperar a Huma, él mataría a los padres o a cualquiera que quisiera ayudarlos”.
En el plano judicial, ha explicado la abogada de la familia de Huma, el Tribunal de Primera Instancia de Karachi oriental archivó el caso por falta de pruebas, presentándose un recurso de apelación ante el mismo juez con objeto de revisar las pruebas documentales, a lo que el magistrado encargó a la autoridad pública competente (la NADRA) la obtención del certificado de nacimiento de la adolescente. Aunque Tabassum Yousaf ya había proporcionado en una de las audiencias dos documentos oficiales que muestran la edad de la menor: un certificado de la escuela y el certificado de bautismo de la parroquia católica de St. James de Karachi. Ambos documentos muestran la fecha de nacimiento de Huma: el 22 de mayo de 2005. En cuanto a la Corte Suprema de Sindh, sigue cerrada debido a la pandemia del coronavirus y confían en que se reabrirá en agosto. Una audiencia en este tribunal solo podrá ser programada para después.
El abogado del secuestrador Jabbar, explica la abogada de Huma, pretende ganar tiempo aprovechando subterfugios legales, ya que dentro de tres años la adolescente cumplirá 18, con lo que el caso, con gran probabilidad, será finalmente desestimado. Ojalá sea la Corte Suprema de Pakistán, la misma que absolvió a Asia Bibi, quien examine y juzgue el caso en muy poco tiempo, aunque esto es difícil ya que la sociedad islámica radical paquistaní no permite que el sistema judicial sea autónomo. Además, cuando está en juego el derecho de las minorías religiosas, se tiende a retrasar los procedimientos, porque no se considera ni prioritario ni urgente.
El problema es que no todos estos casos se denuncian debido a las amenazas. La abogada informa de que muchas ONGs proporcionan estimaciones de los casos registrados y que se intentan dar conocer al público, pero no son todos, “por lo que, según mi estimación basada en la experiencia, se darían 2.000 casos similares al año, tanto registrados como no registrados”.
Si la justicia se retrasa para no actuar, deja de ser justicia, no existen los derechos, ni siquiera los de unos padres sobre una hija menor, de la cual son los responsables por el hecho de ser cristiana. La justicia si habría actuado si hubiera sido musulmana.
Según la abogada de la familia de Huma, “una justicia que se retrasa es una justicia inexistente, pues cada retraso en las decisiones en favor de los derechos de las minorías religiosas es una negación de dichos derechos”. El Tribunal posterga y sigue postergando la justicia en favor de Huma solo porque es una menor cristiana. Si hubiera habido un caso similar contra una menor musulmana, seguramente todas las autoridades se habrían implicado en ello.
Esto es una muestras de lo que sufren las mujeres y niñas en otros países y de que muchas veces las reivindicaciones feministas son una falsedad, la defensa de esta niña debería ser bandera del verdadero feminismo, y su causa, la causa de todas nosotras. En pleno siglo XXI, y con toda la información al alcance de la un click, esto no debería pasar.
¿Qué te pareció este artículo? Deja tu opinión: