Queridos amigos:
Como es habitual en estas fechas poco a poco van apareciendo, como un ritual, las iluminaciones navideñas en las calles anticipando el ambiente de los próximos días. Los turrones fueron la avanzadilla hace más de un mes, las comidas de trabajo se pelean por encontrar la fecha ideal, el video navideño que te encantó llega repetido varias veces al día, empiezan las celebraciones… y los reencuentros.
Aunque esta acumulación de acontecimientos y celebraciones se produce una vez al año, a veces es bueno recordar que Navidad puede ser todos y cada uno de nuestros días. Sólo depende de ti.
Es Navidad cada vez que sonríes a un hermano y le tiendes la mano. Es Navidad cada vez que estas en silencio para escuchar a otro. Es Navidad cada vez que no aceptas aquellos principios que destierran a los oprimidos al margen de la sociedad. Es Navidad cada vez que esperas con aquellos que desesperan en la pobreza física y espiritual. Es Navidad cada vez que reconoces con humildad tus límites y tu debilidad. Es Navidad cada vez que permites al Señor renacer para darlo a los demás.
Muchos de nosotros nos centramos estos días en viajes, agobiados por las comida o la elección de regalos. Sin embargo, lo verdadero, lo que nos ayuda a ser un poquito mejores y más felices también es tan sencillo como dar, aunque parezcan palabras repetidas, fáciles de pronunciar y difíciles de poner en práctica, a pesar de la variedad de oportunidades que hay para ello.
Hoy día sigue habiendo familias como María y José aunque su nombre sea otro y su bebe no acaba de nacer y tenga 18 meses, sin trabajo, sin casa, e incluso con los hijos repartidos entre familiares para que no sufran esa situación, sin dinero para comer, durmiendo en el coche o en la habitación de un albergue que pagan un grupo de mujeres ajenas, conscientes de la situación, y apuradas por ser testigos de la contradicción entre la vida que les toca vivir, una de muchas, y las fechas que llegan. Por tener conciencia.
Su Navidad no difiere mucho de la de otras familias, ya sea en países pobres o en guerra, la de tantos cristianos perseguidos, o la de tantas familias que no viven tan lejos de ellos. Quizás estas fechas sean una oportunidad para ampliar nuestras antenas y detectarlas, tender la mano, como decía la madre Teresa de Calcuta unas líneas más arriba, sonreír y escuchar a los demás, revelarte contra quien destierra a los oprimidos al margen, esperar con los que desesperan, reconocer nuestros límites y debilidades con humildad…y dejarnos trasformar el alma para que nuestros corazones se llenen de amor.
El Niño Jesús no sólo nace en Navidad,… que toque vuestro corazón todos y cada uno de los días del año.
¡Feliz Navidad!
«Abre tu corazón a quién necesita tu ayuda; y no esperes a que te la pida para ofrecerla». Madre Teresa