En un mundo laboral que busca la integración y el bienestar de los trabajadores, contemplamos la importancia de la igualdad y el protocolo empresarial como una nueva herramienta para su consecución.
Haciendo un repaso…
Desde el 8 de marzo del pasado año hemos vivido grandes cambios en la sociedad. Es obvio que ha crecido el interés por mejorar las situaciones de desigualdad de la mujer a nivel social y, dentro de esto, a nivel empresa.
Desde la incorporación de la mujer al mercado laboral se hace necesaria la introducción de nuevas políticas empresariales, adaptadas a las nuevas realidades.
Es indudable que la igualdad de género no es solo una causa social, muy legítima, sino que es un elemento a integrar dentro de las estrategias de comunicación y Responsabilidad Social Corporativa de cada organización.
Quizá por esto, el 10 de mayo de 2013, el Consejo de Ministros creó una Comisión de expertos con el fin de garantizar el buen gobierno en las empresas. La Comisión estaba formada por expertos en materia corporativa que promoviesen las iniciativas y reformas normativas necesarias. Estos expertos elaboraron un Código de Buen Gobierno, aprobado por Acuerdo del Consejo de la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) el 18 de febrero de 2015.
Entre los objetivos establecidos en dicho acuerdo se recomienda que las mujeres ocupen, al menos, el 30% de los asientos de los Consejos de Dirección, en 2020 (Comisión Nacional Mercado de Valores, 2015).
Actualmente, la presencia de mujeres en los consejos de dirección no es para nada equitativa y las mujeres siguen teniendo mayor dificultad para encontrar trabajo, conciliar o acceder apuestos directivos. En este marco, poderes públicos, empresa y sociedad, deben colaborar para poder alcanzar el éxito.
El protocolo es visto como una herramienta más técnica que sensible, pero no es así. El buen protocolista es capaz de captar todas las sensibilidades y respetarlas, ordenándolas al bien común y haciendo posible su convivencia.
Y es desde esta perspectiva desde la que hemos de enfocar el aporte de la igualdad y el protocolo empresarial a la igualdad de género. A la hora de tomar decisiones, el protocolo empresarial no tiene en cuenta el sexo sino el cargo de cada individuo, puesto que en la empresa no hay diferencias de género, sino profesionales.
Muchos de mis amigos, de ambos sexos, tienen dudas a la hora de actuar en su lugar de trabajo. Me preguntan qué se debe hacer para proceder correctamente en materia de protocolo e igualdad, con clientes, personal directivo o con el resto de la plantilla. Y es que muchas veces se confunde el protocolo social y la cortesía con las normas de protocolo propias de la empresa, más cercanas a las del protocolo oficial en cuanto a la importancia del rango frente a la edad o el sexo. Esta confusión no aporta nada al buen desarrollo de los actos, reuniones, o a la vida diaria de los trabajadores, por esto es necesario que todos conozcan dichas normas y que estas se recojan en los manuales de protocolo y de bienvenida de las empresas.
Como decíamos, el protocolo de empresa trata de agilizar los actos con normas que favorecen la fluidez del trabajo y la imagen de la empresa, organizando el quehacer diario y de los actos especiales en la empresa.
Se trata de educación y comunicación, puesto que ambas son importantes y se complementan, pero también de compromiso con los valores propios de la empresa y la sociedad.
Saber cómo tratar a una visita, a quién ceder el paso, qué trato se le debe dar a cada uno, equilibran las relaciones y favorecen el que las negociaciones lleguen a buen puerto.
El proceso de socialización por el cual aprendemos conductas y las repetimos puede reeducarse y es papel de la empresa educar a los mayores, como aquel lugar en el que pasan la mayor parte de su jornada e interactúan con mayor número de personas. Establecer una serie de normas que se repiten en nuestra vida diaria nos ayuda a interiorizarlas.
¿Que mejoraremos si tenemos en cuenta la igualdad y el protocolo empresarial?
El manual de protocolo y la implicación de las empresas por favorecen la puesta en marcha de programas que ayuden a actuar de forma cívica. Si unimos la igualdad y el protocolo empresarial, respetando las normas de actuación, la empresa se verá favorecida de diferentes maneras:
- Mejora la comunicación interna
- Mejora la imagen que la empresa proyecta al exterior
- Favorece las relaciones con los clientes y las negociaciones
- Favorece las relaciones internas y repercute en la felicidad y el bienestar de los empleados. Mejora la convivencia en el trabajo
- Convierte a la empresa en una compañía socialmente comprometida.
Teniendo en cuenta el bajo coste y la facilidad de la puesta en práctica de estas normas, llegamos a la conclusión de que merece la pena resaltar el valor del protocolo empresarial como herramienta de igualdad.
Intentaremos explicar dónde aplicarlo en futuros artículos.
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