Esta semana comienza “la vuelta al cole” en muchos colegios españoles. Todos los años, el escenario resulta más o menos incierto, sobre todo para los más pequeños. Pero este año, la incertidumbre es mayor, porque viene acompañada de Covid, confusión, miedo y la preocupación de padres, profesores y alumnos.
El panorama educativo
A nivel mundial, el panorama educativo se presenta con denominadores comunes y algunas diferencias. En EE.UU., mientras los políticos siguen debatiendo si el uso de mascarilla va en contra de sus libertades y los ciudadanos se dividen entre la negación y la preocupación, han optado por no llevar a los niños al colegio. Europa apuesta por clases presenciales, pero con normativas sanitarias generales y algunas diferencias entre países, en función de los criterios y la evolución de la pandemia.
La importancia de volver a la Escuela
Como madre, involucrada en temas educativos, siempre he defendido la necesidad de que los niños vuelvan a la escuela lo antes posible. No sólo por ser un lugar de aprendizaje, también por su papel social y conciliador.
El confinamiento, en el que niños y adolescentes no han podido asistir a clase durante varios meses, ha reforzado esta idea. Numerosos expertos en educación, pediatras y psicólogos, piensan que los menores necesitan volver al colegio cuanto antes, por su bienestar mental, físico y social. Y que las clases online, si bien pueden ser un complemento o un recurso en un momento puntual, no sustituyen el aprendizaje global que proporcionan las clases presenciales. Eso sí, siempre que se tomen las medidas necesarias, a nivel organizativo y sanitario, para que los centros educativos sean y se perciban como lugares de aprendizaje seguros.
Medidas sanitarias en España
En España, se ha optado por la regla de las 3M, fácil de recordar sobre todo para los más pequeños: Manos, Metros y Mascarilla. A la distancia social, el uso de mascarillas en los colegios y el lavado frecuente de manos de alumnos y educadores, se han añadido distintas medidas de prevención y actuación en caso de contagios. Menos alumnos por clase, refuerzo de profesorado, control de temperatura, ventilación y desinfección de aulas… Para no mezclar al alumnado se ha optado por grupos burbuja, entradas escalonadas y diferencias horarias de recreos y comedores, entre otras.
Crispación en la Comunidad Educativa
Entre la comunidad educativa, existe una sensación general de improvisación y abandono, de que estas medidas llegan tarde y es difícil adaptar algunos colegios. Por eso, el pasado 5 de septiembre, distintos colectivos se manifestaron en Madrid en favor de una mejora de la Educación Pública, pidiendo más recursos y sobre todo una vuelta al cole segura.
La Comunidad de Madrid, ha retrasado el comienzo del curso, que se hará entre el 4 y el 28 de septiembre, de forma escalonada. Además, ha prometido ayudas para añadir aulas, bajar ratios y aumentar el profesorado, que se está sometiendo a test serológicos y PCR. Pero hay desorganización y falta de coordinación, lo que ha provocado filas durante horas, para que los docentes puedan hacerse las pruebas. Más de 2.000 han resultado positivas, por lo que muchos están a la espera de que les realicen las PCR y saber los resultados. En función de eso, verán con qué recursos cuentan…
Preocupación de padres y alumnos
Las familias, también se muestran preocupadas al respecto. Mi hijo va a un colegio pequeño, con pocos alumnos por clase y donde se han puesto en marcha protocolos de organización y actuación, algo fundamental para tener cierta tranquilidad. Otros colegios han tomado medidas similares, pero hay bastantes centros educativos, a los que por su tamaño o falta de recursos, les resulta difícil cumplir con algunos requisitos, todavía no saben con qué plantilla de profesorado cuentan o cuáles van a ser las medidas a seguir… Esto, lógicamente, genera incertidumbre, miedo y nerviosismo.
He conversado con padres de distintos ámbitos y clases sociales. Las opiniones están divididas entre los optimistas, que creen que se están tomando las medidas necesarias y confían en que todo va a ir bien y los pesimistas, que piensan que en dos semanas vamos a estar todos en casa.
Uno de los temas que más dudas genera es: la mascarilla. ¿Cuál es la mejor para los niños? ¿La perderán, la intercambiarán, la llevarán limpia? ¿Desechable o reutilizable? ¿De papel o de tela? ¿Cuáles son más seguras? Parece lógico, teniendo en cuenta que va a ser su compañera inseparable y la que mejor les proteja de posibles contagios. Algunos colegios están optando por repartir packs a sus alumnos con mascarillas de tela de distintos colores (una para cada día de la semana), para asegurarse de que todos las lleven iguales, homologadas y limpias.
La percepción general de los padres es que se han tomado decisiones precipitadas y confusas. De que falta compromiso con la educación y medidas de conciliación. Existe desconfianza con la clase política, por no haber hecho bien los deberes en un tema tan importante. Sin embargo, confían en que los colegios y docentes van a hacerlo lo mejor posible y de que los niños son los que más concienciados están, porque “se adaptan a todo”… No debería ser así. Deberíamos apoyar a los educadores y proteger a la infancia por encima de todo. Y proteger no significa “infantilizar”. Significa poner a su disposición todas las herramientas y medidas posibles, para que aprendan a vivir en un mundo cada vez más inestable. Los contagios no paran de subir por las irresponsabilidades de políticos y ciudadanos ¿Cómo vamos a pedir a los niños que den lo mejor de sí mismos si nosotros no lo hacemos?
Ante todas estas incertidumbres, algunos padres están dudando hasta el último momento si llevar a sus hijos al colegio o al comedor. Sin contar con los abuelos, para no perjudicarles porque son grupo de riesgo. Sin contar con un sistema que no ayuda a conciliar a las familias. Sin contar con una clase política que está más preocupada “por hacer política” que por el bienestar de sus ciudadanos. Los pediatras advierten de que no pueden hacer informes médicos a los niños, solo por el miedo de los padres, a no ser que sean grupo de riesgo. Y los abogados de familia advierten de que las familias que no lleven a sus hijos al colegio pueden ser sancionadas, ya que en España, la enseñanza es obligatoria hasta los 16 años y el Homeschooling no está tan aceptado y regulado como en otros países.
Pero no nos preocupemos, porque siempre hay alguien que lo soluciona todo: las madres. Con sus malabarismos para llegar donde los políticos no llegan. Pidiendo reducciones de jornada para poder cuidar a sus hijos o renunciando a sus trabajos como autónomas porque no les salen las cuentas… Según una encuesta a 10.000 personas llevada a cabo por el Club de Malasmadres y DKV Salud, el 86% de las mujeres se siente apática, triste o desmotivada desde que empezó esta crisis, por la sobrecarga de tareas, el teletrabajo y el cuidado de los hijos. El cansancio y la vuelta al cole son las principales causas de su estrés emocional.
Es fácil decirle a las madres que estén tranquilas para no transmitir sus miedos a sus hijos. Pero la realidad es la que es y ellos son muy conscientes. En un clima donde parece que algunos políticos “no aciertan” escogiendo las palabras adecuadas y los medios de comunicación se empeñan en “crispar” más el ambiente, con titulares sensacionalistas que generan más miedo, polémicas y enfrentamientos, los niños están pendientes de todo lo que ocurre a su alrededor.
Reforma del sistema educativo
En medio de todo este maremágnum, se pone de manifiesto que el sistema educativo en general y el español en particular, necesita reformas urgentes, adecuadas a nuevos tiempos de incertidumbre. Menos alumnos por clase, aumento de personal docente, ideas creativas e innovadoras que mejoren la adaptabilidad, la eficacia y la versatilidad de infraestructuras y contenidos.
Hace mucho tiempo que trabajo en mi blog por un mundo más humano. Que defiendo que una sociedad sana se basa en cuatro pilares fundamentales: la salud, la educación, la cultura y los valores. La protección de la infancia es un trabajo de equipo. De políticos, medios de comunicación, educadores, padres y toda la sociedad. Luchemos entre todos por sacar lo mejor de las personas del mañana, porque ellos serán los que transformen el mundo en un lugar mejor para vivir. Las crisis son el motor de los cambios. Es ahora o nunca.
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