El premio Nobel de la Paz 2018 ha sido otorgado este año al ginecólogo congoleño Denis Mukwege y Nadia Murad, víctima del Estado Islámico. Los dos también habían recibido anteriormente el Premio Sarajov que concede el Parlamento Europeo.
Denis Mukwege y Nadia Murad comparten el Premio Nobel de la Paz por su labor en defensa de la mujer
Aunque algunos cuestionen la ausencia de mujeres en los premios nobeles de este año, consideramos un mayor éxito el que el premio Nobel de la Paz se otorgue a dos personas que luchan por ayudar en aquellos lugares del mundo donde de verdad ser mujer hoy día no tiene ningún valor. Con que esto tenga las consecuencias que se merecen ya es un gran logro para las mujeres.
Por ayudar a recuperar la dignidad de miles de mujeres ambos galardonados se han jugado la vida, denunciando la impunidad con la que estos crímenes siguen pasando por el mundo y sin que las autoridades hagan nada, o casi nada, por impedirlo.
Las realidades denunciadas van mucho más allá de las demandas de #MeToo, siempre se ha dicho que las comparaciones son odiosas, y en este caso, podría decirse que casi ofensivas.
«Pienso en mi madre al recibir este galardón, pero aún no hay suficiente camino recorrido para hacer honor a todas las mujeres y niños asesinados por ISIS»
Para Nadia Murad , la joven yadizí de 25 años, exesclava y víctima sexual del grupo terrorista ISIS, este galardón ha sido una sorpresa pero considera que no es suficiente, para ella la verdadera justicia llegará cuando se juzgue en los Tribunales internacionales a los acusantes de tanta desdicha, de tantas muertes, de tantas violaciones masivas de niñas y mujeres y recuerda a todas las que todavía no han podido huir y siguen sufriendo lo que ella ha descrito y denunciado tantas veces jugándose la vida desde que decidió entregarla a esta causa.
Como ella misma ha dicho en alguna ocasión, podría haber tomado otro camino más relajado y descansar después de tanto sufrimiento, sin embargo no es así. Mucho esfuerzo y trabajó costó que la comunidad internacional considerada genocidio y, consciente de que su labor es sólo un granito de arena, sigue pidiendo la ayuda internacional.
Ayer, en una rueda de prensa en Nueva York decía, “muchos yazidíes mirarán este galardón y pensarán en los familiares que han perdido, aún sin contabilizar, y en las miles de mujeres y niños que permanecen en cautiverio”. “Personalmente, pienso en mi madre, que fue asesinada por el ISIS; los niños con los que crecí y lo que debemos hacer en honor a ellos”. El único objetivo de Nadia es que se haga justicia y que esto no vuelva a pasar, como dice el título de su libro : Yo seré la última. Historia de mi cautiverio y mi lucha contra el Estado Islámico (www.nadiamurad.org)
El premio conjunto valora La labor de ambos premiados dirigida a la defensa de la mujer víctima de abuxos sexuales. El doctor Mukwege, de 63 años, ha pasado gran parte de su vida ayudando a las víctimas de la violencia sexual en el Congo y denunciando esta situación frente a las autoridades de este país, situación que le ha costado varios atentados.
Salvar a los niños cuidando de las mujeres
Si bien según él mismo dice, estudió medicina para reducir la mortalidad infantil, según dijo en una entrevista en Famille Chretienne, la vida le llevó a defender a la mujer desde otra perspectiva. Su primer caso fue el de una chica de 16 años violada a 500 metros del hospital. Y cuando hablamos de violaciones “brutales” en el Congo, no tiene nada que ver con consentimiento expreso o no, son verdaderas barbaridades que no vamos a detallar. Sin duda, la compasión y saber que podía ayudar le hicieron cambiar el rumbo, y en el año 1999 fundó el hospital Panzi, en Bukavu, donde ha intervenido a miles de mujeres, tanto violadas como víctimas de la ablación. En palabras que ensalzan la labor de este cirujano, el Comité del Premio Nobel argumentaba “ El doctor Mukwege ha condenado repetidamente la impunidad por violaciones masivas y ha criticado al Gobierno congoleño y a otros países por no hacer lo suficiente para detener el uso de la violencia sexual contra las mujeres como estrategia y arma de guerra”.
«Papa Denis», el hombre que reparaba a las mujeres
El Doctor Mukwege es llamado Papa Denis por muchos de sus pacientes y conocido como “el hombre que repara a las mujeres”, título del documental con el que se difundió su labor por el mundo y donde cuenta su historia del cirujano experto en ayudar a niñas y mujeres que han sufrido esta violencia y cuyas reconstrucciones parecían imposibles.
.Pero su labor no se queda en una reparación física, sino que en su hospital ayudan también a estas mujeres desde el punto da vista psicológico para intentar superar estos traumas. La ayuda que ofrecen es integral, no sólo ayudan a la reparación física, sino psicológica, les da un techo, les ayuda a recuperar su dignidad y a recuperar su vida, porque si no les ayudas después, no estás haciendo todo como él dice.
Su objetivo: Ayudar a las mujeres a amar a sus hijos cuando éstos han sido fruto de una violación, para intentar erradicar el concepto de hijo serpiente y la estigmatización que supone un hecho de este tipo en las sociedades del Congo.
Muchas de estas mujeres quedan embarazadas tras la violación y son repudiadas por sus familias, realizando aquí una novedosa labor respecto a los movimientos feministas occidentales: el Doctor Mukwege ayuda a estas mujeres a “amar a sus hijos”, vidas que tiene un verdadero valor en sí mismas, a pesar de que en el Congo sean estigmatizados y llamados hijos serpientes, denunciando que este tipo de agresión sexual busca destruir a la mujer y a la unidad básica de la sociedad que es la familia.
Una vez más destaca la valentía en afrontar estas situaciones excesivamente salvajes sin eliminar ninguna vida con la falsa pretensión de eliminar un problema, sino que le da el valor y sentido que merece a pesar de las terribles circunstancias en las que surge.
Acepto este premio por vosotras, este premio no tendría sentido si no reconociera la lucha de la mujer
En palabras del propio Doctor Mukwege desde el hospital Panzi, a donde regresó después de haber tenido que huir tras sufrir un importante atentado, y donde vive actualmente: «acepto este premio por vosotras», según informó el diario local Actualité. añadiendo, «esto demuestra que vosotras (las mujeres) ya habéis sido reconocidas. Este premio no tendría sentido si no reconociera la lucha de la mujer”.
Dos veces candidato a este Premio Nobel de la Paz con anterioridad, sufrió un atentado en el año 2012, un mes después de haber dado un discurso en la ONU en el que reivindicaba a la organización una «condena unánime» contra los grupos rebeldes «responsables de actos de violencia sexual», denunciando la violación de niñas y mujeres como arma de guerra.
El reconocimiento de esta vidas entregadas a defender grandes valores ha devuelto la dignidad también a este galardón, ahora sólo falta que sirva para algo y la comunidad internacional se ponga las pilas y defienda a estas mujeres, la dignidad humana, haga justicia y ponga los valores en su sitio.
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