Las reacciones políticas ante la campaña “Cancelados” han sido sonoras, pero ser político no te da sabiduría, ni siquiera cuando eres ministro, o “ministra”, como demuestran las palabras pronunciadas frecuentemente por demasiados líderes y que tienen que aguantar los ciudadanos que trabajan para seguir construyendo el país, contribuyendo a que sus gobernantes tengan un importante sueldo.
Se suele decir que el hábito no hace al monje, y puesto que es probable que no conozcan lo que es rezar mas allá de las procesiones de Semana Santa, extraño hábito supondrán, por lo que es probable tampoco entiendan lo que significa la frase de la campaña. No aspiramos a que su concepto de la oración sea tan sublime como nos contaba Santa Teresa, pero Dña. Irene confunde lo que es rezar con acosar, y eso parece ser un gran desconocimiento del lenguaje, además del orden del sujeto que realiza esa acción, especialmente, cuando las personas que empujan a mujeres en momentos de desesperación a abortar, son precisamente las que tienen las sartén por el mango en estos momentos, proponiendo el aborto como la única salida. La gramática tampoco parece ser su fuerte.
Cuando se legisla sin tener en cuenta la opinión de los expertos, de las personas que están trabajando en ese campo, y especialmente se legisla con el objetivo de imponer ideologías, se mete la pata hasta el fondo, sea para temas económicos, jurídico, fiscales, educativos o sanitarios, y cuando no se tiene formación, ni capacidad para reconocer el error, la responsabilidad es muy grande, porque las acciones dañan a mucha gente, y no en general, sino a personas. Fabricar una ley en base a la petición de una asociación que tiene grandes intereses económicos no parece muy sensato, ni de sentido común y eso es lo que está pasando. El derecho es a la vida, y como tal debe ampararla, que es para lo que está el derecho, por tanto, si proteges la vida, no puedes proteger el derecho a matar, ni siquiera a morir.
Es cierto que siempre hace falta una excusa para justificar ciertos actos, especialmente cuando no hay nada que los justifique, pero sacar la espada de la justicia por rezar delante de una clínica abortista recuerda mucho a algunos episodios de la historia.
He buscado en internet alguna noticia en relación a demandas judiciales que pudieran haberse producido en la puerta de estas clínicas por acoso, amenazas y miedo físico, incluso lo que podría ser amenaza de la libertad de la mujer etc. ya que est parece ser el objeto de protección por parte de esta ley, pero no he encontrado ninguna noticia. Sin embargo, si encontré muchos informes sobre la persecución religiosa en el mundo.
Tengo que decir que no me ha sorprendido la frialdad de la página web de la asociación que esta injusta ley usa como justificación para su imposición, ya que todo lo que rodea al aborto es así: frío. Sin embargo si destaco el énfasis en hablar de salud sexual reproductiva, otro de los eufemismos que se emplean permanentemente para defender el aborto y tratar de convertir lo malo en bueno, como si del rey Midas se tratara… y ya sabemos como acaba el cuento.
La falta de empatía y ponerse en la realidad de estas mujeres tampoco es su fuerte. Los verdaderos defensores de la mujer establecerían normas y darían ayudas para estas situaciones, además de dar prioridad a la información sobre las ayudas reales y alternativas que sí hay al aborto, en lugar de animar a cometer locuras que, sea a corto o largo plazo, siempre traerán amargura.
Lamentablemente, ante el ofrecimiento de la adopción, o la guarda como una posibilidad, es muy común escuchar: “prefiero matarlo a que lo tenga otra”… y es fácil saber que ese corazón va a necesitar mucha ayuda para recomponerse.
Esta información, junto con una mano amiga, es precisamente la que se les tiende, pero fuera de estas clínicas. Sin ningún tipo de actividad lucrativa, sin juicios, dando tiempo, cariño y acompañamiento. Por desgracia lo que falla en estos casos son las necesarias ayudas económicas de las instituciones públicas, a las que parece no importarles, ni las vidas que se trucan en ese momento, ni el corazón roto de la mujer.
Cada vez que una mujer, ya sea joven, se encuentre sin trabajo, esté sola o esté esperando un bebé con alguna patología, cruza el umbral de la primera consulta ginecológica, empieza a tener que “soportar” el terrible mensaje de que la vida de su hijo no merece la pena. Como contrapunto de una sociedad que proclama la solidaridad, la presión que reciben las mujeres en el mundo occidental, en el supuesto mundo desarrollado, es que su vida debe transcurrir de un modo exclusivamente egoísta, ya que hacerlo de otra manera no merece la pena. Una incongruencia más de un sistema que reclama el derecho al aborto como Derecho Universal, frente a la protección de la vida, que se encuentra recogida en todo el ordenamiento jurídico como el primero de los derechos.
Parece ser que la ausencia de sentido común, que juega con la falta o más bien manipulación de la información, está está instaurada en todos los niveles: porque si no hay vida, sobra todo lo demás.
El pasado fin de semana tuvo lugar a la marcha por la vida de París, y este fin de semana teniendo lugar la marcha por la vida en EEUU. A pesar del frío que hacía en la capital francesa, sus calles se llenaron de esperanza y alegría. La música con la que miles de jóvenes y familias celebraban el valor de la vida, de toda vida, en la circunstancia que sea y en cualquier etapa de la misma, sonó bien alto, y en el país de la libertad, la igualdad y la fraternidad, se cantó al amor a pesar de la desesperada e incongruente petición de Macron al Parlamento Europeo.
… por todo esto, rezar a la puerta de una clínica abortista es genial,
Una sociedad con esperanza, es una sociedad sana.
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