No resulta novedoso contemplar la expansión del mal campar a sus anchas. Lo singular es el asentimiento generalizado. El trasfondo de todo, social y personal, se llama la lucha entre el bien y el mal. El bien es suave, como el aceite, se expande y penetra silenciosamente. El mal teje telarañas invisibles donde quedan atrapadas las personas. El bien se nutre de la libertad, el mal de la manipulación.
Sin adentrarme en filosofías necesarias, se podría sintetizar en algo sencillo: el bien contagia, es humilde, nos transforma interiormente e ignora la violencia y fomenta la libertad personal, nunca impone.
El mal en su máxima expresión se materializa en guerras, pero hoy vemos algo mucho más sofisticado. Roba el pensamiento, el sentido y el alma de las personas. Es ruidoso, jalea, extremadamente soberbio, ya no disimula, erradica a Dios de la tierra a cambio de pequeños seres humanos que se creen superhombres.
Estructuras de pecado, del mal
El problema se encuentra en que gran número de personas no son conscientes de formar parte de telarañas del mal, o mejor dicho, estructuras de pecado, como lo llamó S. Juan Pablo II: «También es verdad que el pecado personal tiene siempre una dimensión social. El pecador, a la vez que ofende a Dios y se daña a sí mismo, se hace responsable también del mal testimonio y de la influencia negativa de su comportamiento. Incluso cuando el pecado es interior, empeora de alguna manera la condición humana y constituye una disminución de la contribución que todo hombre está llamado a dar al progreso espiritual de la comunidad humana» (S. Juan Pablo II, Audiencia general 25 de agosto de 1999).
Qué poco se habla hoy del pecado, ¿verdad?
Aventurarse a diagnosticar las causas de todo lo que padece el ser humano a nivel mundial es tarea compleja. Y como la famosa cizaña, la cosa va entremezclada, el único… problema es que hay estructuras creadas que repercuten directamente en nuestras vidas.
Los chinos, hoy piden apoyo internacional ante la epidemia del «Coronavirus», pero les importa una higa encerrar en campos de trabajo a miles de personas disidentes con el régimen del partido.
Rusia dio un paso al frente para frenar de forma eficaz el avance del yihadismo terrorista, pero se lava las manos con la dictadura de Venezuela, o persigue de facto a personas homosexuales.
Islandia, la pequeña isla, es un referente de «la liberación de la mujer» tras su famosa huelga en los años 70, pero date una vuelta, no verás ni una sola persona con síndrome de Down, simplemente porque ya no existen, todos abortados.
Estados Unidos es el malo de la película para medio planeta desde que ocupa la Casa Blanca un señor peculiar, sin embargo, una de las primeras cosas que hizo fue cortar las millonarias subvenciones por parte de la administración americana a la promoción del aborto, causas pro LGTBI a nivel mundial, algo tan deseado por Hillary Clinton.
Diagnósticos
Si hablamos del bien y del mal y de saber reconocerlo en el mundo de hoy, entramos en juego todos.
Los creyentes albergan una cosmovisión y sentido antropológico que les ayuda a advertir las múltiples y decadentes estructuras de pecado, personales y sociales. Otras muchas personas formadas de recta conciencia y anclados en la ética, también reconocen el pensamiento débil reinante, nutrido de todo lo que es relativista y sin principios sólidos ni trascendencia. Y luego, esa masa que no sabemos si se cuestiona o no, algo.
La evidencia de la nueva filosofía «globalista» nos habla de esa élite invisible y adinerada que mueve los hilos del mal cuyo insensato propósito es revertir (palabra muy usada por Errejón) tanto la condición natural del ser humano, como el comportamiento social, y en el caso español con un aliciente particular: vivir a costa del Estado y condicionar nuestros comportamientos, entre otras cosas.
Véase la censura de Twitter, la histeria frente al llamado PIN parental, qué decir «de la urgencia del cambio climático» y que los gorditos dejen de comer carne, chimpún.
¡Ay, España!
En España padecemos el dominio absoluto de un Gobierno y unas extrañas élites sobre los grandes medios de comunicación. La consecuencia no es otra que distraer al personal de lo importante y aumentar la sensación de impotencia.
Pero ahora observamos que la impunidad les ha corroído del todo, ni las leyes respetan, ni el pudor, ni el mínimo amor propio ¡Da igual! Torra, Ábalos, Iglesias, Puigdemont, los ERE, un gobernante plagiador, etc. Un sinfín de despropósitos en primera plana. Y el colmo ha sido constatar que unos señores diputados de un partido separatista, que cobran más que bien a costa nuestra, se permiten «ausentarse» el día que se inaugura la Legislatura en el Congreso de los Diputados, proclamando en directo barbaridades contra el Rey de España, pero aquí no pasa nada. ¿Habrá sanción? ¿No que han prometido acatar la Constitución? ¿Ocurrirá como con Ábalos, aquí paz y después gloria que me quedo como estoy?
La tónica general de esta gente es la de silenciar lo bueno, aplaudir lo burdo, proclamar el mal real a los cuatro vientos «el violador eres tú» y ocultar las propias culpas.
Aplaudo a los pocos medios valientes e independientes que alzan su voz en favor de la verdad
Alguien podría pensar «pero, silenciar la película de terror de los menores prostituidos en Baleares no es bueno», evidentemente, nos hallamos ante una ocultación de las propias culpas, o al menos, de la omisión y negligencia. Ni una feminista en la calle, oiga, ni una.
La exculpación de las propias culpas es algo propio de la excelencia propagandística (hay que reconocerlo), de la izquierda globalista, sectaria y bolivariana. Si no, que se lo pregunten a Consuelo Huertas, la ex diputada de Podemos, persona honesta que denunció los hechos y fue «repudiada». O algo más sencillo, ¿cómo es posible que personas comunistas, de facto, estén en el Gobierno de España?
¿Y la ocultación mediática de la financiación ilegal del partido Podemos por parte del narcotráfico venezolano y bolivariano? ¡El summum! De los 47 millones de españoles, ¿cuántos estarán al tanto de esta verdad, 10, 20, 30.000, quizá?
El estado… paralelo
Pero existe una telaraña bien estructurada y consolidada que a golpe de cambios legislativos aquí, pequeñas variaciones jurídicas allá, personas ocupando cargos públicos más allá, se ha ido tejiendo y tejiendo invisible, laboriosa y sólidamente hasta configurar un estado paralelo.
Tal cual, los miles de sindicalistas cobrando sin dar un palo al agua, el asociacionismo desmesurado y subvencionado (a todos los niveles) que recorre España, no es otra cosa que una señal visible de la decadencia política, social y moral más absoluta. De la dejadez y cobardía de esta generación de políticos para acometer reformas drásticas.
¿Estoy diciendo con esto que deben desaparecer las Fundaciones, asociaciones y empresas con fines sociales y que son sinónimo de maldad? Ni muchísimo menos
Hablo de que el despilfarro del erario público en sí mismo es un mal y una omisión para con la sociedad española y hay que regularlo hasta que desaparezca ese estado paralelo en pro del mayor bien común.
¿Estoy diciendo con esto que deben desaparecer las Fundaciones, asociaciones y empresas con fines sociales y que son sinónimo de maldad? Ni muchísimo menos. Pero, preguntémonos, ¿cuántas son realmente independientes? Capaces de obtener ingresos y realizar su labor social sin el chorro subvencionador estatal, autonómico o municipal.
Estas pequeñas o grandes muestras de las telarañas y estructuras que nos rodean, nos asfixian. Y si usted no se asfixia es porque no conoce la realidad.
Desentrañar las madejas del mal y visibilizar las creativas redes del bien, no es tarea fácil, pero lo más seguro será siempre comenzar por uno mismo, resultará un acierto. Ya lo resumió de maravilla Jesús: «Sea vuestro lenguaje: «Sí, sí»; «no, no»: que lo que pasa de aquí viene del Maligno» (Mt 5, 37).
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