Un abrazo que no llega. Así podría resumirse el conflicto del niño Elton John. Un chaval gordito con un talento innato para la música. Un adolescente necesitado de afecto que buscará por todos los medios sentirse amado. Un hombre que, rodeado de fama y dinero, seguirá buscando afecto. Una búsqueda frenética que casi le cuesta la vida.
Rocketman es un biopic sobre Elton John que mira de reojo al otro popular biopic musical del año: Bohemian Rapshody. Las dos películas se centran en la creación artística de dos genios tan enormes como conflictivos. Pero mientras que Bohemian Rapshody pasaba de puntillas por los conflictos de Freddy Mercury para contar, sobre todo, la evolución musical de Queen, Rocketman pone la lupa precisamente en las aristas de Elton John. La escena inicial de la película, con el músico disfrazado de pájaro y confesando que es adicto a las drogas, al alcohol y al sexo, da el tono de lo que será un recorrido por los pasillos –a veces estrechos y oscuros- donde discurre la fama.
Desde ese tono adulto, y en ocasiones innecesariamente explícito, la película va analizando las diferentes relaciones de Elton John con los que le rodean: su familia, sus amantes, sus productores musicales y sus amigos. Quizás esta última faceta –la larga amistad del cantante con su letrista- es uno de los aspectos más conseguidos de la película. Con poca gente como con Bernie Taupin, interpretado por Jamie Bell el inolvidable protagonista de Billy Elliot, se muestra Elton John como verdaderamente es: con sus miedos, sus inseguridades y su –de nuevo- deseo casi obsesivo de ser amado.
Desde el punto de vista formal, Rocketman es menos plana de Bohemian Rapshody. Dexter Fletcher (Amanece en Edimburgo) adopta una puesta en escena muy barroca y un tono onírico que casa muy bien con lo que se nos está contando. Al contrario también que en el biopic de Mercury, las canciones de Elton John se versionan y, en pocas ocasiones, se nos dejan escuchar enteras. El protagonista es el cantante, no sus canciones, aunque esto no quita valor a una banda sonora que funciona como un reloj. Y que da el tono exacto de un drama excesivo, complejo, brillante e incómodo a ratos. Un drama a la medida de Elton John.
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