Hoy comenzamos la Cuaresma, y cuando llega la Cuaresma y la Semana Santa, en las pastelerías de la Isla y en algunos hogares se hornean estos roscos de semana santa únicos de la Isla.
En otras muchas localidades andaluzas se ofertan al público roscos en esta época, pero cómo los de mi Isla, os puedo garantizar que no los probaréis, pero claro, a lo mejor pensáis que es pasión de cañailla, así que la mejor forma de saberlo es poner en marcha la receta.
El rosco de Semana Santa de la Isla, representa la forma de la corona de espinas, que al Señor le pusieron durante el duro martirio en el Pretorio. En cuánto al sabor, de nuevo aparece un símbolo, los clavos con que crucificaron a Cristo. Nuestros roscos se hacen con clavos de olor, y este detalle les hace únicos.
INGREDIENTES (Para 4 kg de roscos aproximadamente) ideales para familias numerosas.
Harina de Repostería Dos kilos y medio.
Azúcar, un kilo y cuarto.
Quince huevos.
Clavos de olor 30 gramos.
Leche un cuarto de litro.
Dos sobres de levadura química en polvo.
Sal.
Una pizca de colorante alimentario.
Aceite de girasol.
Preparación de los roscos de Semana Santa de la Isla
En el molinillo eléctrico molemos el clavo, que no deberá quedar totalmente reducido a polvo, para así poder encontrar pequeñas partículas al saborear el rosco.
Tras moler el clavo, molemos el azúcar para que no queden en el molinillo restos del clavo de olor.
En un barreño, batimos las claras a punto de nieve fuerte. A continuación y batiendo suavemente, incorporamos las yemas, el azúcar, uniendo bien todos estos ingredientes.
Seguidamente, incorporamos la puntita de un cuchillo de sal, la pizca de colorante y el clavo, volviendo a unirlo todo muy bien.
Ahora empezamos a agregar la harina, amasando primero con la cuchara de palo y después con las manos. Se agrega tanta harina cómo nos pida la masa, hasta que consigamos una masa elástica, parecida a la de las tortas de Nochebuena. Dejamos reposar la masa, envuelta en un lugar fresco, durante una hora.
Reposada la masa, ponemos un poco de harina en la superficie donde vayamos a trabajar y tomamos una porción, estirandola con la palma de las manos en forma de churro, hasta alcanzar un grosor de unos 7 u 8 milimetros, y una longitud de unos cuarenta centímetros. Tomamos el churro por las puntas y los unimos, consiguiendo dos churros paralelos.
Es en este momento, donde tenemos que demostrar nuestra habilidad, pues debemos arrastrar sobre la mesa las dos puntas del doble churro con las palmas de las manos, llevando el extremo de nuestra derecha hacia delante y el de nuestra izquierda hacia nuestro cuerpo, consiguiendo que se entrelacen los dos churros obteniendo una trenza. A continuación, unimos los dos extremos de la trenza obtenida en forma de círculo y ya tenemos un rosco de Semana Santa. Ahora hay que seguir con el resto de la masa….
Los roscos se hornean en la placa de horno, que engrasaremos con aceite crudo para la primera cochura. Hay que vigilarlos constantemente, para que se doren sensiblemente, si nos pasamos de cocción nos quedarán un poco duros. La temperatura del horno en torno a 180ºC. Aunque cómo cada horno tiene una potencia distinta será la experiencia la que nos irá guiando.
Nota: Una vez fríos, se conservan perfectamente en un tupper.
RECETA EXTRAIDA DEL LIBRO LA COCINA DE MI MADRE, GASTRONOMÍA ISLEÑA. Su autor Antonio Manuel Alías, y la editorial Publicaciones del Sur Editores.
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