África también crea, diseña, recicla y se preocupa por lo que consume. Cientos de jóvenes por todo el continente están poniendo en marcha iniciativas que dan buena cuenta de ello, a pesar de las dificultades. Estos días, en Madrid, algunos de estos emprendedores comparten sus experiencias en Grigi Pixel, un programa de encuentros, residencias y talleres para la creación colectiva. Sus ideas y su experiencia se suman a la de arquitectos, diseñadores, programadores y otros creadores de Madrid para dar forma a un amuleto colectivo para la ciudad: el ‘Gri-gri’ que protegerá el Espacio Vecinal de Arganzuela.
En el puerto de Lomé, la capital de Togo, cada día atracan barcos cargados de basura electrónica. Llegan sobre todo de Europa y son, en principio, artículos para vender en el mercado de segunda mano. Pero la realidad es que muchos de ellos no funcionan, así que terminan en los basureros. Es un grave problema social y medioambiental, pero lo cierto es que no se encuentra entre las principales preocupaciones de la ciudadanía. El propio Afate Gnikou Kodjo, que ha conseguido crear una impresora 3D a partir de materiales reciclados, admite que su objetivo no era reutilizar estos objetos, sino que surgió por pura necesidad. Licenciado en geografía pero apasionado por las nuevas tecnologías y el funcionamiento de todo tipo de máquinas, Afate se quedó anonadado cuando vio funcionar por primera vez una impresora 3D. “Estaba maravillado. Fui durante días a intentar comprender cómo funcionaba la máquina. Quería copiarla”. Pero a la hora de comenzar con el montaje, de dio cuenta de que nunca encontraría las piezas exactas en Togo. Fue entonces cuando decidió usar cualquier cosa que tuviera a su alcance: los ordenadores viejos de los vecinos, carcasas antiguas, piezas de escáneras, engranajes, hilos, cables… En 2013 comenzó la fabricación de su aparato, que le llevó seis meses y terminó recibiendo al premio a la innovación en el FAB 10 de Barcelona.
Un joven observa cómo funciona la impresora 3D creada a partir de materiales reciclados. Foto: Wooramake
Desde entonces, las cosas han ido muy rápido: prensa, viajes, proyectos… pero sus energías se han centrado en Wooramake, su nueva comunidad de desarrolladores, una iniciativa en la que jóvenes de Lomé se dan cita para aprender, trabajar juntos, acercar la tecnología a las bases y “buscar aplicaciones reales y útiles” a esta impresora y otros artilugios hechos de productos desechables. Sueñan, por ejemplo, con crear prótesis a medida y a un precio asequible para la población, logrando un doble objetivo: aunar reciclaje y abaratamiento de procesos para el bien común.
Desde Senegal, Mané Toure Ndèye de Côté Jardin también sueña. Sueña con una alimentación mejor para sus compatriotas en Senegal donde, explica, se tira a la basura buena parte de la fruta que se produce –por falta de iniciativas para su almacenamiento y desconocimiento de otras formas de consumirlas que no sea directamente- y comienzan a proliferar los productos procesados frente a los naturales, sobre todo en Dakar y entre las clases medias. “Es una iniciativa para reflexionar sobre lo que comemos e incluso cómo cocinamos”. Côté Jardin ha lanzado su particular guerra a los productos azucarados, “la diabetes es un problema enorme en el país”, y a algunos productos importados, como el arroz, promoviendo platos basados en cereales loclaes como el mijo o el sorgo.
Lo hacen a través de talleres en los que se reflexiona y se aprende a cocinar de otra manera, al tiempo que se fomenta el consumo local y de productos biológicos; todo ello con una programación de artes multidisciplinares para aunar comida, tradición y prácticas artísticas.
Mientras tanto, en Camerún, otra iniciativa lucha por promover el reciclaje de plásticos y cambiar los hábitos de la población en torno a los desechos que producen. Situada en el precioso entorno natural de la ciudad costera de Kribi, Ismael Essome Ebonecreció viendo como los residuos plásticos (botellas, bolsas…) se acumulaban en las playas y sus alrededores sin que nadie hiciera nada por evitarlo. En una de las zonas con mayor crecimiento industrial y de población del país, la acumulación de residuos plásticos ha llegado a ser un enorme problema. Por eso, desde Madiba&Nature proponen un innovador sistema de reciclaje, que implica la reutilización de plásticos para la creación de todo tipo de productos: desde canoas para los pescadores locales, a obras de arte o recuerdos turísticos. Además, intentan implicar a los poderes públicos y las empresas para que inviertan en proyectos de gestión medioambientales.
El objetivo final es que la población más vulnerable pueda aprovechar sus propios objetos de desecho, sensibilizar a sus vecinos sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y, a la vez, desarrollar formas de turismo basado en prácticas ecológicas.
Un grupo de voluntarios recoge los plásticos de la playa de Londjil, al final de este verano. Foto: Madiba&Nature
Texxto: Aurora Moreno Alcojor
Publicado por Carro de Combate
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