Leí hace poco una reflexión del profesor del IESE Alejandro Lago (If Aid isn´t the answer to poverty, what is?) sobre la forma productiva de ayudar a los países necesitados, así que al conocer el proyecto en el Congo del padre Apollinaire Cibaka Citongo, creo que esa ayuda real y efectiva es posible, ya que integra y va más a llá de lo que este profesor propone.
Este sacerdote congolés estudió un doctorado en la Universidad de Navarra gracias a una beca y, tras varios años en España, emprendió hace 10 años un proyecto humanitario en su localidad originaria con la ayuda de la generosidad de muchos españoles. Al ver como se vive en otras sociedades cuando estuvo en Europa, decidió que a su regreso trataría de fomentar un cambio y así ayudar a su pueblo, que vive sin acceso a educación ni sanidad.
Así que se puso manos a la obra y nació el Proyecto Ditunga, con la colaboración de Cáritas, y cuyo objetivo es el desarrollo integral de las comunidades rurales de la República Democrática del Congo, mejorando sus condiciones de vida, pero fundamentado en la enseñanza en el más amplio sentido de la palabra. durante los últimos años esta organización ha llevado a cabo innumerables proyectos, todos ellos bajo la idea central de formar.
La educación en todos sus ámbitos, la formación como vía para el desarrollo de la mujer y las niñas, la educación para prevenir enfermedades, la educación en el desarrollo de un trabajo, para mejorar los hábitos alimenticios, así como para intentar que estas pequeñas localidades sean sostenibles por si mismas económicamente. En Ditunga, se intenta dar la caña, pero enseñando a pescar.
Aquí las palabras integral y enseñanza cobran una especial relevancia debido al gran esfuerzo concentrado en el desarrollo de las mismas como vía auténtica de desarrollo.
Ngandanjika es un municipio congolés de 1.288.534 habitantes marcado por la gran influencia de la cooperación española, a través de la fundación de este proyecto (PRODI). De forma que, en los últimos años se llevan organizando sin interrupción, misiones médicas en Semana Santa y misiones de jóvenes universitarios y trabajadores en verano.
Esto lleva a que los niños de Ngandanjika saluden al blanco con un «Mutoka Mwoyo». MUTOKA MWOYO significa “hola blanco” y son las primeras palabras que aprende cada nuevo viajero al pisar por primera vez la tierra donde se habla tshiluba. Este es el grito y la forma de dirigirse a un extranjero de todos los niños. Por ello la organización Mutoka Moyo, utiliza este nombre, como un saludo , en nombre de estos niños, a todo el mundo occidental.
Según nos cuenta Andrés, uno de los voluntarios que pasa largas temporadas allí, en el recinto de PRODI ondea la bandera de España en momentos importantes , y estamos presentes incluso en el edificio nuevo de la hospedería, que se llama “Casa España”.
Como hay tantas cosas por hacer, se intenta llegar a ello a través de distintos ámbitos de actuación:
EDUCACION:
Mejorar las posibilidades de educación mediante la construcción y modernización de escuelas, centros de formación de mujeres, programas de escolarización, y formación de personal docente.
SALUD E HIGIENE:
La construcción de centros de salud, pozos, letrinas, así como la urgente implantación de programas de educación higiénica.
AGRICULTURA:
Mecanización de procesos, granjas de gallinas y cerdos, formación de cooperativas, enseñándoles a organizarse en estructuras productivas.
EMISORA DE RADIO:
El objetivo de este vía de acción es la promoción de la unidad y el sentido de comunidad, así como la difusión de programas formativos e informativos.
La Semana Santa pasada, Ngandanjika recibió la visita de un grupo de veinticuatro médicos españoles, por tercer año consecutivo. Los profesionales sanitarios, procedían de hospitales de Barcelona, Madrid y Toledo, y tenían diferentes especialidades y edades. Entre los más jóvenes había incluso médicos residentes , mientras que entre los más veteranos había médicos de reconocido prestigio con experiencias previas en el mundo de la cooperación médica. Esta expedición estuvo acompañada también de un médico de Kinshasa y un joven de Burkina Faso.
Los sanitarios españoles realizaron servicios de ginecología, dermatología y medicina de asistencia primaria, además de numerosas intervenciones quirúrgicas, si apenas medios.
En el Congo no existe un Estado de bienestar donde funcione la Seguridad Social, lo que implica que el ciudadano medio congolés sin recursos no puede pagarse un tratamiento médico en un hospital público. Asimismo, la falta de medios hace que haya pacientes que mueran por enfermedades que en Europa tienen una fácil cura. A esto hay que añadir que los médicos son médicos generalistas y no existen especialistas con una buena formación. Todos estos factores hacen que muchas veces el hospital congoleño parezca más bien una funeraria, en vez de un centro de salud, al que solo acuden aquellos enfermos a los que no les queda otra salida, y después de recorrer incluso cientos de kilómetros.
El equipo de medicina de asistencia primaria hizo un poco de todo en los cuatro pabellones del hospital (hombres, mujeres, maternidad y niños): casos de malnutrición, malaria, fiebre tifoidea, cuadros de procesos respiratorios infecciosos, parasitosis intestinales y sospecha de casos de tuberculosis y leismaniosis, casos que apenas se ven en Europa.
Uno de los principales acciones del equipo de ginecología consistió en realizar una labor de prevención y formación por las aldeas de Ngandanjika debido a uno de los grandes males que sufren las mujeres congoleñas y que, debido a la falta de medios, sólo puede mejorar desde la prevención. Acudieron a diferentes centros de maternidad para concienciar a la población local para prevenir las fístulas, es decir, conexiones anormales entre dos partes del cuerpo, en este caso, entre la vejiga y la vagina. Esto es debido a los partos prolongados que, además de la elevada mortalidad, producen secuelas que las acompañarán el resto de su vida. Las mujeres congoleñas sufren este tipo de fístulas, que provocan que expulsen la orina por la vagina sin controlar su flujo. Puesto que operar las fístulas es difícil con los medios del Congo, la labor principal ha sido, sobre todo, educativa en los pueblos. Otro problema grave es la frecuencia de miomas gigantes entre estas mujeres, a veces de tamaño similar a una gestación de 30 semanas, fáciles de operar en estadios iniciales, pero cuya detección precoz es inexistente en estas zonas. Una de las principales acciones es asesorar y motivar a las parteras para que deriven al hospital a toda mujer cuyo parto no evolucione correctamente. Hay un verdadero trabajo de concienciación, con sólo dos controles ginecológicos durante la gestación, se podrían prevenir la muerte de sus hijos y la secuela de fístulas, que además de un problema de salud son también un drama personal y un estigma social.
Mientras en occidente nos preocupamos de cuotas, las mujeres y niñas del Congo notienen apenas derechos, siendo una de las principales prioridades de las familias congoleñas casar a sus hijas cuanto antes. Debido al coste y a la elevada tasa de hijos por mujer, son prácticamente nulas las familias que pueden escolarizar a sus hijos , así que cuando hay que elegir quien va al colegio, los hombres siempre tienen preferencia. Conscientes de que la educación es el único arma para mejorar sus situación, subvencionar la educación da las niñas en la región de Ngandanjika es uno de los principales objetivos del proyecto, consiguiendo que las familias firmen un contrato por medio del cual se establezca la prohibición de abandono de los estudios para contraer matrimonio. En caso de incumplir el contrato, la familia debería abonar la cantidad monetaria invertida en su hija, cuya situación es casi imposible que se de debido a la falta de recursos económicos.
Con 120 euros, se subvenciona seis años de educación de una niña, lo que supone un impacto y un cambio en la vida, no solo de esta niña y su futuro, sino en sus familiares cercanos, a través de la transmisión de su conocimiento y la aplicación del mismo para poder prosperar. ( Si quieres colaborar http://mutokamwoyo.org/inscripcion-educando-ninas/)
Otro de los proyectos sostenibles de ayuda a la mujer es la fábrica de jabones, la mujer congoleña tiene un papel fundamental en el ámbito familiar, cuidando a sus hijos, limpiando la choza, yendo a por agua, y además se preocupa por buscar nuevas formas de traer un pequeño salario al hogar. Este proyecto surge con la idea de ser autosuficiente y que sirviera para que las mujeres de la comunidad pudieran hacer sostenible la Iglesia de Santa Bakhita de Ngandanjika, y así mismo conseguir una fuente de ingresos para que las mujeres que forman parte de este proyecto pudieran mantenerse. (Si quieres uno escribe a info@mutokamoyo.org)
Existe otro gran frente de trabajo y es el desarrollado por el equipo de dermatología, que se centró sobre todo en los albinos, un sector marginado en el África subsahariana. Un albino en África es una persona con rasgos negros pero con piel blanca. Debido a su falta de melanina (protege la piel de las radiaciones solares) los albinos del Congo suelen sufrir tumores de grandes proporciones por todas las partes del cuerpo que están en contacto con el sol. El trabajo de estos médicos se centró también en la prevención pues se han repartido sombreros, gafas de sol y cremas fotoprotectoras; además de apoyar a las asociaciones de albinos de Ngandanjika y Mbuji Mayi.
» A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota». Madre Teresa de Calcuta
Para los médicos españoles, además de una labor reconfortante, es todo un reto profesional pues la complejidad de los casos y la falta de medios les obliga a sacar lo mejor de ellos mismos y a ingeniárselas para operar como nunca lo habían hecho antes.
Hay casos de lo más sorprendentes, como los que Andrés detalló en su blog ya que la realidad siempre supera a la ficción, como un niño que expulsaba sus heces por el ombligo, una mujer cuya vulva había sido desgarrada por su marido con un hierroardiendo, una persona con seis dedos pero que uno de ellos era doble, una albina con un tumor que ocupaba toda la parte frontal de su cara y que desprendía un olor del demonio, los bocios del tamaño de una pelota de balonmano, un niño que le colgaba una bolsa de piel o grasa del final de la espalda y que no se sabía si estaba conectada con la espina dorsal…
A pesar de las grandes complicaciones de trabajar en un país del Tercer Mundo, los resultados son extraordinarios y la sensación es muy gratificante, según los que lo han experimentado. Aunque sea humano cuestionarse si merece la pena un esfuerzo así o si el océano nota el sabor de una sola gota, siempre hay que tener esperanza y tener en cuenta que, además de las vidas salvadas y las familias agradecidas, el proyecto va más allá.
En los próximos años, Prodi tiene previsto inaugurar un hospital totalmente independiente y con los estándares modernos occidentales. El vínculo España-RD Congo de las misiones médicas de Semana Santa podrá hacerse aún más fuerte y sus frutos crecerán de forma exponencial. No solo se curará, sino que se enseñará a curar a los médicos locales.
El proyecto es apasionante y lo que es seguro es que nunca hubiese nacido sin la primera misión médica de los españoles. Pero este paso ha dado sus frutos y los seguirá dando sin duda, esta alegría y empeño se contagian, y después de la duda surgen las ganas de poder aportar, aunque tan solo sea una gota de agua a ese océano.
www.mutokamwoyo.org
www.elbiencongoles.wordpress.com
www.ditung.org
«Si se cree y se trabaja, se puede»